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Louis era bueno. Estaba a punto de convertirse en el piloto más exitoso de la Fórmula 1. Tenía un camino claro: batir algunos récords, ganar la mayoría de las carreras y volver a repetirlo todo al año siguiente.
Por supuesto, ahí es c...
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"Lo siento", dijo Louis inmediatamente. Obligó a su cuerpo y a su boca a alejarse de Harry. Sus manos se retiraron de inmediato como si hubieran quemado al chico.
Los ojos cerrados de Harry se abrieron y, en lugar de soltar a Louis, se aseguró de mantenerlo agarrado por la cintura. Sus manos eran suaves y tangibles alrededor de su espalda. Louis se dio cuenta de que Harry se aferraba a su camisa con todas sus fuerzas y cerraba los puños en torno a la tela.
El monólogo interior de Louis estaba en silencio. Ya no sentía el pecho oprimido. No dudaba de sí mismo. Sólo el calor inmediato de Harry irradiaba hacia los brazos expuestos de Louis. Las manos de Harry le sujetaron la cara al instante, largos dedos envolvieron sus mejillas, las pestañas se cerraron aleteando. Louis sintió que sus labios volvían a entrar en contacto con los suyos.
Louis dejó que su boca bailara y se moviera alrededor de la de Harry, el oxígeno mezclándose entre ellos, el aire volviéndose más ligero, la gravedad yéndose.
Harry movió una mano hacia atrás para frotar la yema de los dedos contra el cuello de Louis. Su nuez de Adán se mecía al ritmo cambiante de su beso. Louis, por su parte, se contentaba con liberarse de todas sus preocupaciones, dándose a sí mismo lo que había anhelado desde el momento en que Harry reapareció en el garaje de Ferrari en Barcelona. Estaba cansado de huir, de ignorar a su corazón en favor de escuchar a su mente. En favor de mantenerse a salvo, del desamor, del dolor de preocuparse por alguien, tanto, que todo lo demás se sentía como una brisa. Sólo quería algo para sí mismo. Quería volver a sentir.
Oh, los peligros del amor, qué armonioso y aterrador. Pero aún no era amor. No podía serlo.
Las manos de Harry se movieron con fuerza, sus dedos acariciaron las mejillas de Louis, que jadeó, con la cabeza mareada por el alivio.
Poco a poco, Harry empezó a suavizar la urgencia de sus movimientos. Dejó de moverse por completo y dejó que su boca se congelara en el tiempo. "¿Te vas a arrepentir de esto?" Susurró contra los labios de Louis. Su boca temblaba.
Louis se tomó un segundo. Echó la cabeza hacia atrás. Harry lo miraba abiertamente con preocupación, con ese tono inseguro en los ojos, la presión de sus dedos, como una fuerza que le rogaba que dijera lo que quería oír. "Necesito saberlo porque no estabas preparado. Necesito saber qué cambió", dijo, tambaleándose en la desesperación.
A Louis se le apretó el estómago de culpa, de pena. Nunca quiso ver a Harry sufriendo, dudando, triste; era demasiado para soportarlo. Luchaba por encontrar las palabras adecuadas para decirle a Harry que algo era diferente. Porque lo era, pero le costaba decirlo.
Pero, Harry asumió que su silencio era suficiente respuesta, porque la sombra insegura se convirtió en una mirada decepcionada y dolida, sus ojos se desviaron hacia el suelo, su cabeza cayó también. Se retiró lentamente de la cercanía, sus manos se apartaron del cuello y la cara de Louis, los dedos se demoraron lo suficiente- lo soltó con desgana.
