VII

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---¡Impresionante!--- murmuró una de las chicas, mientras me señalaba discretamente a las demás.

Ahí, creo, empezó un problema.

No estaba segura de lo que estaba haciendo tampoco, y sabía que no iba a representar a Japón en las Olimpiadas... pero, de todas formas resulta ser un poco incómodo verte en un aprieto como el de explicar cosas relacionadas con la divinidad.

Pero, en realidad no es que me dijeran mucho más que el que estaría en las próximas competencias, yo sólo sonreí y afirmé que haría lo posible si es que no se me interponían horarios con el trabajo del templo, por otro lado, estaba completamente segura de que hubiese sido peor elegir otro momento cualquiera para comenzar a correr.

Enseñar a Nanami a bendecir a las personas y mejorar sus talismanes era un trabajo de tiempo completo, muchas veces. Algunas personas simplemente tienen un talento natural para lo que el escéptico ojo humano es incapaz de explicar... algunas personas, como Nanami en sí, sólo pueden llevar a las personas a seguirla porque su honestidad es importante.

Aprendí un poco de eso... de la honestidad, digo. Y quería ser más honesta, como Nanami. Quería dejar de seguir huyendo de lo que me atormentaba y de alejar a los humanos de mí.

De todas formas, ¿Para qué es, si no, que vivimos todos en el mismo lugar?

Los humanos no nos deben nada, y yo no les debo nada a ellos, sin embargo... un bando no funcionaría sin el otro. Puede que ellos tengan costumbres diferentes a las nuestras, pero es estúpido pensar que debemos alejarnos unos de otros sólo porque no entendemos a los demás.

Así que supongo que por eso dejé que las chicas del club me halagaran un poco y me pidieran ayuda.  Y también dejé que la capitana me comprara un té.

Me gusta el té, así que no podía esperar a decirle a Tomoe que tenía ganas de que me viera correr. Quizá eso es un poco más infantil, ahora que lo pienso y no lo siento.

---¿Qué cosa?--- inquirí, sin saber exactamente a qué estaba yo misma jugando, en ese momento me estaba costando un poco la idea de la unidad general y todo lo demás. Pero estaba dispuesta a aprender y a ofrecer mi esfuerzo por Nanami y por los demás, puesto que las energías del festival me habían dado a comprender que todos podíamos ser parte de la misma tierra--- Perdón, me distraje. No te estaba escuchando.

---¿Hiciste atletismo antes?

---Sí, pero lo he dejado... Por ahí, empolvandose en la esquina del cuarto, digamos. Por dos años, porque tenía que trabajar--- expliqué.

---¿Ya no?

---No, sí, sí trabajo. Pero como vivo en el templo y en general somos varios trabajando al mismo tiempo... mi...--- novio, pareja... persona especial. El zorro ese. Creo que en ese momento me estaba dando cuenta de lo bonito que sonaba. "Mi novio"--- ... El chico con el que estoy saliendo me dijo que volviera a correr.

Pero anda, que aún esforzándote y todo, a veces te cuesta afirmar que de hecho tienes vínculos.

Ahora, la verdad es que me molestaría conmigo misma si no pudiese decirlo, porque yo lo amo como no he amado nunca a nadie. Lo amo a él y amo a la humanidad.

Y lo digo con la misma facilidad que lo siento. Ahora puedo.

Pero en ese momento sólo podía concentrarme en lo que sucedía, que era volver a casa tomando té embotellado con la capitana del club, cuya identidad era en realidad mi compañera de clases de primer año de la Preparatoria.

No la recordaba y, sin embargo, estaba aquí conmigo, tomando el té. El té une a las personas, al parecer.

---¡Vaya! Sales con alguien, trabajas, estudias... Ahora corres. No te vayas sólo porque te pregunte ésto pero, ¿Cómo lo haces?

---Pues, no tengo familia de sangre--- admití, "confía, por favor, confía", me repetía a mí misma--- así que estudié y trabajé por mi cuenta por un par de años en... --- la respuesta correcta era, en la década de los noventa. Pero la capitana Higurashi no tenía por qué saber eso, ¿A que no?--- Trabajé para el correo, ahí corría bastante.

---¿Tan pequeña?--- me preguntó. Me imaginé que me estaría viendo en su mente como una niña de trece años, corriendo desesperadamente con un paquete en la mano y el recibo en el bolsillo.

Es decir, era más o menos así... pero, también era porque no había querido utilizar una bicicleta. De todas formas, en el periodo anterior había corrido de un lado a otro por sobrevivir. Granjas, cultivos, vendedores ambulantes, trabajos de medio tiempo, había hecho de todo.

---Puede ser... Aunque no me costó. Nací en un templo que estaba hacia el norte, pero no me pude quedar por allí.

---¿Por qué no, Hagane?--- preguntó ella. Sí digo la verdad, no me gustaba ese apellido.

---Peligroso, era un lugar feo. Llámame Aoi--- ella me asintió con la cabeza en silencio.

---Tuviste una vida agitada.

---No tanto. Estoy bien--- me encogí de hombros--- Además, estoy aquí.

Esa tarde, ella se me había quedado viendo fijamente varias veces. Y yo me sentí un poco alerta. Pero estaba bien, ¿Verdad?

---¿Me vas a preguntar qué me pasó en la oreja?

---¿Qué oreja?--- inquirió ésta. Yo la verdad es que estaba más que acostumbrada a aquel tipo de preguntas, si es que la curiosidad es humana. Estaba bien.

Pero, nunca me había encontrado con alguien tan distraído.

---¡Anda, es verdad!--- exclamó al mirarme de cerca, colocando sus manos con anhelo, como si quisiera tocarla--- ¡Te falta un pedazo!

---A filo limpio--- expliqué después de reír. La verdad es que nunca me había llamado la atención nadie por hacer aquella pregunta. Ni siquiera Tomoe me lo había preguntado o insinuado de esa forma--- No está mal, porque es un corte limpio... Pero por eso me fui, así de peligroso era el norte.

---Mierda, ¿Estás segura de que estás bien? Se ve genial, pero qué miedo...

No pude evitar carcajearme ante la reacción de la muchacha, su rostro era tan inocente que me indicaba que quizás era yo quien estaba demasiado vieja... quizás era yo quien no sabía qué demonios hacía.

---Pero no era esa mi pregunta...--- la miré, indicándo una afirmación ante su intención de interrogar--- Es que creo que te he visto antes.

---En el templo, seguramente. Estuve moviéndome casi toda la noche de un lado a otro en el festival. Ayudé a preparar el Kagura, necesitabamos que fuera perfecto... O... ¡Ah, y había un rumor de mí el año pasado! Como desaparecí un tiempo por lo del templo, habían rumores de que yo...

Sé que quizás no estaba segura de a qué humano debía tratar bien, o a qué humano debía tratar con cuidado.

Pero, sin dudas, no sé si alguna vez cambiaría el haber hablado tanto con alguno como lo hice con la capitana Higurashi aquel día.

Estaba bastante decidida a disfrutar mi último año de preparatoria... otra vez. Cada humano es distinto, y cada uno es divertido a su manera, quizá nosotros también, y por eso nos complementamos.

Todavía sonrío por Higurashi, que vino al templo a rezar varias veces a fin de año. Tan vivaz como es.

Tan vivaz como en ése momento me gustaría ser.

Another Date With The Moon || Kamisama HajimemashitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora