Capitulo 1

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Uno de mis pasatiempos favoritos es salir al patio de mi casa y desde ese lugar poder apreciar el estrellado cielo, especialmente durante el invierno que es cuando las constelaciones pueden apreciarse mucho mejor; además, es precisamente en la estación en la que pueden apreciarse las estrellas más brillantes. No por nada es mi estación favorita, hoy es la celebración de año nuevo, por lo que todos se encuentran celebrando, la media noche se encuentra cerca y muchos esperan con ansias que comiencen los fuegos artificiales, yo en cambio únicamente quiero observar el cielo y ver la transición de un año a otro, desde siempre he escuchado la leyenda de la nube negra y la nube blanca, hoy tengo el deseo de poder apreciarlo, no considero que los antepasados lo dijeran solo porque si, así que mientras espero aprecio el cielo estrellado.

Todo es paz y tranquilidad hasta que en medio de la oscuridad, algo llama mi atención, se trata de una sombra inusual, entre los árboles se puede apreciar la manera en la que una inusual nave avanza lentamente. Todos se encuentran enfocados en sus conversaciones y nadie más pone atención a esa inusual aparición, soy curiosa, siempre lo he sido y eso me ha causado más de un problema pero no aprendo, decido averiguar de manera sigilosa de lo que se trata a pesar de que mi razón me grita que no debería hacerlo y que en lugar de curiosear lo mejor sería advertir a todos de esa presencia que nos vigila, mi intuición generalmente no se equivoca pero tampoco quiero armar un alboroto por nada.

Mis ojos se abren ampliamente mientras oculta entre los arboles consigo distinguir que es ese objeto que se mueve tan lentamente, realmente si no lo estuviese viendo con mis propios ojos no lo creería, se trata de un inmenso barco pirata. Ni siquiera creo que sea posible que un objeto de ese tamaño se encuentre aquí, en este lugar en el que lo único que cruza es un pequeño rio en el que no podría navegar y menos aun, anclarse, es simplemente absurdo. Sin embargo, si no he enloquecido, ese barco realmente se encuentra ahí y por si fuese poco, esta flotando, si, flota en el aire y lo sé, es una verdadera locura, me pregunto: « ¿Cómo es posible que nadie más se percate de su presencia?». Considero que lo mejor que puedo hacer en este momento y en este caso es advertir a todos, algo en mi interior me dice que algo realmente malo se encuentra por suceder por lo que con la misma cautela con la que me aproxime hasta este lugar para cerciorarme, me alejo para poder ubicar a quienes se encuentran reunidos.

La cuenta regresiva comienza, diez… nueve… ocho… escucho como cuentan emocionados, el momento en el que las campanas de las iglesias sonaran, las uvas serán comidas y los fuegos artificiales estallaran, siete… seis… cinco... un sonido llama mi atención, miro hacia atrás, a donde se ha ubicado el inmenso barco, ese sonido únicamente puede significar una cosa, una muy mala, sin dudarlo corro para lograr llegar a tiempo. Consigo llegar hasta el grupo de personas, me siento sin aliento, es por eso que hacer ejercicio es importante, ah pero soy tan floja que siempre encuentro la manera de no hacerlo, cuatro… tres… dos…

–¡Todos escuchen, hay un…!

–¡Uno!

Las campanas suenan, los fuegos artificiales estallan y todo se vuelve un caos, mi voz es inaudible pero no es eso lo que me frena para continuar intentando advertir a todos los que se encuentran perdidos en su celebración, si no, alguien que me sujeta antes de que pueda aproximarme y cubre mi boca para evitar que grite. Asustada intento liberarme del fuerte agarre pero resulta inútil y un fuerte golpe me hace imposible continuar intentando, dolor y oscuridad es todo lo que soy capaz de recordar.

Abrir los ojos después de perder el conocimiento nunca antes me causó tanto miedo, cierro mis ojos fuertemente con la esperanza de que la imagen que he percibido sea únicamente una ilusión de mi mente, con toda la fe que es capaz de sentir mi corazón, los abro nuevamente. Es real, con cuidado me incorporo y girando observo lo que se encuentra a mi alrededor, varias personas trabajan sin levantar la vista de su ocupación, no puedo asegurar una cantidad pero tal vez sean veinte, eso no es lo mas inusual, si no que todos usan vestimentas de diferentes épocas, pareciera un tipo de fiesta de disfraces, en la que en lugar de bailar se dedican a limpiar, un "after party" muy peculiar.

–¡¿Qué haces ahí?! ¡Trabaja!–ordena una voz grave, de manera inmediata dirijo mi atención hacia ese individuo que es enorme y hosco, sus facciones son fuertes, es simplemente aterrador, se aproxima hasta donde me ubico, evidentemente se encuentra furioso por lo que de manera instintiva retrocedo–, ¡¿No has escuchado?!

–Yo…Yo…–titubeo sin tener la mas mínima idea de que decir, mis balbuceos al parecer le enfurecen aún más, termina sujetando mi brazo y arrastrándome hasta el borde de lo que sea que nos transporta, desesperada intento liberarme pero su agarre es demasiado fuerte para mí–, ¡Suéltame! ¡Salvaje!

–¡Deja de gritar y date cuenta de tu realidad! Ahora estas a bordo de nuestro navío, ahora es tu deber trabajar para mantenerlo limpio, de la misma manera en la que hace el resto de individuos que puedes ver en cubierta, si no lo haces, saltaras por este lugar–indica con dureza al tiempo que me hace mirar por la borda.

El viento acaricia mi rostro y aunque esa sensación siempre me ha agradado, en este momento, a lo que parecen miles de kilómetros de distancia del suelo, no resulta para nada agradable, si cayese seguramente moriría inmediatamente, aún no desarrollo alas para volar. No comprendo nada de lo que está sucediendo, desconozco la manera en la que he llegado a este lugar a tantos pies de altura y especialmente en esta situación pero no soy tonta, se perfectamente bien lo que debo hacer, adaptarme. No tengo ni la más mínima idea si esto es real o una pesadilla, suelo tener sueños inusuales por lo que no sería nada extraño que todo esto no sea más que un sueño pero el poder sentir el dolor en mi brazo y el viento, me hace dudar entre una ilusión y la realidad, es preferible no correr riesgos, aún valoro mi vida aunque llegue a parecer que no.

–¡Ahora sabes lo que debes hacer!–expresa lanzándome lejos del borde y provocando que caiga en el piso de madera, los modales evidentemente no son lo suyo pero, ¿Qué puedo esperar cuando al parecer ahora soy un tipo de esclava? Parece una locura, no, no parece, esto es una locura, una enorme locura sin sentido.

Pronto veo que colocan un balde con agua frente a mí y un cepillo de madera con unas curiosas hebras, no son plásticas pero tampoco metálicas ni de tela, no se dé que material son, seguramente algo especial para no rayar la madera, en fin, ¿Qué voy a saber yo de cepillos para limpiar la cubierta de un barco? Lo único que sé, es que realmente no es una broma, pretenden que con esto comience a limpiar la cubierta del barco, no soy la única con este trabajo, a mi lado hay una joven mas, viste al estilo de María Antonieta, elegante y muy francés pero su ropa parece gastada y sucia. También hay otras personas mas pero ninguna de ellas son conocidos, ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Donde se encuentran mis amigos, conocidos y familiares que se encontraban en el lugar en el momento en el que fui atrapada? Preocupada elevo mi mirada en busca de algún rostro conocido; sin embargo, resulta inútil siquiera intentarlo. Mi mirada únicamente encuentra desconocidos con vestimentas de diferentes épocas, ¿Acaso los sacaron a todos de una fiesta de disfraces? Sus ropas parecen desgastadas, al igual que la de la joven que se encuentra más próxima a mí. Eso seguramente se debe al hecho de estar cumpliendo con este trabajo como comenzaré a hacer yo, el sujeto de antes me observa con seriedad y no quiero ser lanzada por la borda, de manera discreta continuo observando por el gran navío mientras tomo el cepillo y comienzo a realizar el trabajo que esperan que haga, ¿Por qué darme un cepillo a lo cenicienta? Preferiría un trapeador o que se yo pero no creo que poner mis demandas sobre la mesa sea buena idea.

Antares: étoile d'hiverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora