Con mi corazón latiendo rápidamente, asimilo la hermosa sensación que ha quedado en mis labios al finalizar el beso, mantengo mis ojos cerrados guardando cada momento, cada segundo y sensación en mi memoria. Siento que pega su frente a la mía y abro lentamente mis ojos, encontrándome con su azul mirar, es como un sueño. Esto no es correcto, nada correcto, reaccionando y saliendo de ese momento de ilusión, intento apartarme pero en un rápido movimiento lo evita sujetándome por la cintura.
–No, no te dejaré escapar en esta ocasión–musita sin apartarse.
–Capitán, esto no es correcto, usted mismo lo dijo, es el síndrome de Estocolmo, ¿Enamorada de mi captor? Es un cliché y…
– ¿Estas enamorada?–me interrumpe con una gran sonrisa, abro ampliamente mis ojos al darme cuenta de lo que he admitido.
–Bueno… yo,… yo creo que debemos volver y salvar a Coralie de las garras de Karan, prácticamente la arrastró para llevársela–evado rápidamente mirando hacia donde se han marchado Karan y Coralie.
–Tomaré eso como un sí–susurra cerca de mi oído haciéndome sonrojar–. Vamos.
Sin poder evitarlo, una sonrisa aparece en mi rostro y tomando el brazo que me ofrece el capitán, avanzo a su lado, caminamos por donde se han manchado Coralie y Karan. Pronto nos encontramos de vuelta en el inmenso lugar que han usado para este evento, tardamos un par de minutos en ubicar a Coralie, quien a pesar de su máscara resulta evidente que está cansada de la compañía de Karan. Él come algunos aperitivos del buffet y parece hablarle pero ella se limita mover su cabeza de manera afirmativa o negativa, llegamos hasta ellos y de inmediato Coralie llega a mi lado, libero el brazo del capitán y me quedo al lado de mi amiga.
– ¡Gracias al cielo que volvieron! En lo que demoraron me aprendí todos los tipos de comida que le gustan a ese sujeto, “Dulce o salado, la combinación de ambos pero jamás amargo, el amargo es muy amargo y no va conmigo”–expresa imitando a Karan haciéndome reír pero disimulo lo mejor posible–. ¡Casi enloquezco!
–Debí imaginar que el tema era la comida, ¿Cómo se siente estar de vuelta en tu hogar?
–Es agradable, me da vida, mírame–musita con tono cantarín, la observo con atención percatándome de que su cabello se mueve como si tuviese vida propia, un mechón de este se alarga y luego se hace más corto causando mi sorpresa–. Sabía que harías eso.
– ¡Es increíble!
–Lo sé, me gustaría quedarme aquí pero sé que es imposible, mi nuevo hogar es ese barco.
–Si el capitán lo permitiera, ¿Decidirías quedarte?–inquiero sintiendo como se forma un nudo en mi garganta, mi lado egoísta no quiere saber la respuesta a mi pregunta porque la intuye y no la aceptaría fácilmente.
–Claro que lo haría, Hiver, en Magari se encuentra mi familia, aquí soy libre, ni que estuviese loca para elegir un lugar en el que soy una esclava y corro el constante riesgo de ser lanzada por la borda–responde con absoluta sinceridad y con un tono particular como si fuese lo más lógico del mundo, algo que ni siquiera debiese preguntar.
– ¡Ah! Pues… pues... claro, era…es obvio–respondo luchando conmigo misma para no decir, ¿Qué haría yo en ese barco sin ti? Debo morderme la lengua porque esa pregunta es sumamente egoísta y siendo Coralie mi única amiga, no es correcto.
–Oye…calma, el capitán no lo permitiría jamás, continuaré abordo, expuesta a tus locuras y a que terminemos en alguna dimensión desconocida donde tal vez terminemos muriendo–comenta dejando escapar un suspiro lleno de resignación que llena de pesar a mi corazón.
–Eso no lo sabes, puedes escapar y te quedas aquí, si lo hicieras lo entendería pero igual te echaría mucho de menos.
– ¿Escapar? No soy tú, eso de escapar no es lo mío–responde con una pequeña sonrisa.
Sé que no le hace feliz la realidad de volver al barco y dejar atrás nuevamente Magari; sin embargo, tampoco le gusta exponer sus emociones aunque resulten evidentes, respetando su derecho a expresar o no, lo que considere adecuado, le dedico una pequeña sonrisa como respuesta. Dirijo mi atención al capitán quien escucha y conversa tranquilamente con Karan y al percatarse de que lo observo, me mira y sonríe haciéndome sonrojar nuevamente, no debería sonreírme de esa manera, son tantas emociones las que me invaden que no se cuál de todas es más intensa.
Pronto comienza el baile y varias parejas se dirigen a la pista para abrir el baile y yo, al lado de Coralie, pretendo permanecer alejada limitándome a observar; sin embargo, Karan parece tener algo más en mente porque arrastrando al capitán, se aproxima hasta donde nos encontramos, siempre con ese buen humor parece un niño pequeño, caprichoso, dulce pero rudo cuando debe serlo.
–Muy bien, Antares, cada oveja con su pareja, con tu permiso, no he venido solo a comer, también a bailar–expresa sonriendo para acto seguido, tomar mi mano y guiarme hacia la pista.
Desconcertada observo al capitán quien extiende su mano hacia Coralie para que lo acompañe, así es como se unen a nosotros la música es lenta y un poco extraña, seguramente se trata de alguna pieza exclusiva de Magari porque pareciera que siguen una coreografía, como desconozco de que va, me limito a dejarme guiar por Karan, quien ha resultado un bran bailarín y hace el baile divertido.
Al finalizar la pieza, comienza una nueva, Karan se detiene y pienso que me dejará tranquila para observar todo el espectáculo sin obligarme a formar parte del baile pero únicamente se aproxima hacia donde se encuentra el capitán con Coralie.
–Un cambio de parejas, Antares–expresa extendiendo mi mano hacia el capitán mientras con la otra espera a que Coralie acepte acompañarlo–. Vamos, Purpurina, no me hagas rogar, después de esta pieza los acompañaré hasta su barco para que puedan partir y continuar con su misión.
Coralie deja escapar un suspiro de frustración y acepta acompañar a Karan, escuchar que llama a Coralie, “purpurina” me causa mucha gracia, seguramente comenzó a llamarla así por sus ojos y con su obsesión por el morado debe estar fascinado. Pobre de mi amiga pero resulta tan cómico que aunque trato de no reírme, una risilla burlona se me escapa, haciendo que ella me mire con sus ojos entrecerrados a través de su máscara dorada, puedo leer sus labios la advertencia que me lanza en caso de que continúe riéndome de su lindo apodo, para después alejarse en compañía de Karan.
– ¿Me acompañarías?–cuestiona el capitán llamando mi atención, sin dudarlo siquiera acepto y así nos unimos a los danzantes, en un baile lento y romántico que me permite mantenerme cerca del capitán, sentir su calor y su aroma, me pierdo por completo en un tipo de ensueño.
– ¿Coralie?–escucho una suave voz llamando la atención de mi amiga que acompaña a Karan, de manera inmediata centro toda mi atención a ellas–. ¡No puedo creerlo! ¡Si eres tú!
La emocionada desconocida atrapa a Coralie en un abrazo afectuoso, el cual ella corresponde haciéndome evidente que se conocen y que esa joven es importante para Coralie, tal vez parte de su familia o su amiga, verla así me hace comprender todo lo que se quedo atrás cuando terminó en el barco. Coralie se aparta la máscara se su rostro y la joven que ha llegado hasta ella también, se parece mucho a Coralie por lo que me hace sospechar que se trata de su hermana.
– ¿En dónde has estado?–le cuestiona y juro que puedo ver lágrimas acumularse en sus ojos.
–Yo… bueno yo… estuve viajando, lo siento–responde mirándonos de manera fugaz, se encuentra sumamente conmovida, igual que la otra joven, imagino cómo me sentiría yo al encontrarme en su situación; es decir, estar de vuelta en mi dimensión con alguien de mi familia, no sé exactamente cuánto tiempo ha pasado pero sé que es mucho y Coralie tiene un poco más de tiempo fuera de su hogar, su emoción es completamente comprensible.
–Lo importante es que ya estas de vuelta, no sabes lo felices que se pondrán todos al verte, te hemos echado mucho de menos.
–Sí, me imagino–replica Coralie con una sonrisa triste.
La realidad es que se encuentra atada al barco, al igual que yo, como bien lo dijo: "Somos esclavas". Y no puede ir a ver a todos esos que menciona esa joven quienes serian felices de verla. Esa joven continúa hablándole a Coralie y ella respondiéndole controlando sus emociones lo mejor que le es posible, yo continuo observando lo que sucede de manera atenta sintiéndome realmente mal al ver que ella debe mentirle a esa joven haciéndole creer que todo se encuentra perfecto ahora que se encuentra de vuelta aquí y han tenido la fortuna de encontrarse.
ESTÁS LEYENDO
Antares: étoile d'hiver
FantasyUna interesante aventura abordo de un peculiar navío, donde el capitán tiene una clara misión de búsqueda y una prisionera que no debería encontrarse a bordo, termina haciéndoles la vida imposible a todo el que la llega a molestar.