Llego hasta mi lugar de descanso completamente furiosa, no puedo creer que incluso cuando intento pasar desapercibida y adaptarme, me salga todo mal, sin que pueda evitarlo algunas lágrimas llenas de molestia y frustración escapan de mis ojos.
– ¿Qué es lo que te sucede?–inquiere Coralie evidentemente preocupada, seguramente al verme cruzar hacia acá se preocupó y decidió venir para saber lo que sucedía, espero esto no le cause problemas, ya quedó claro que aunque no los busque, ellos llegan hasta mi.
–No es nada–musito limpiando rápidamente las lágrimas que han escapado de mis ojos, detesto que me vean llorar, así sea que este llorando por la rabia o bien porque este triste, simplemente detesto llorar pero detesto aún mas, que me vean llorar.
– ¿Y desde cuando se llora por nada? No me mientas, ¿Qué fue lo que sucedió para que te encuentres de esta manera?–insiste dedicándome una mirada llena de comprensión, no puedo mentir cuando me mira de esa manera.
– ¡Esa bruja de la Naima me provocó y terminé arrancándole el cabello!–le explico con la ira palpable en mi voz al tiempo que le muestro el cabello que aún mantengo en mi mano–. Deseaba dejarla calva y trapear el escenario con ella pero me la quitaron antes de que le diera su merecido.
– ¡¿Cómo se te ocurre hacer algo así?! ¡Naima es la joya del barco, podrían lanzarte fuera de este si se encapricha contigo!–expresa sumamente alarmada, comprendo perfectamente bien su preocupación, obviamente sé que a partir de ahora voy a tener más problemas que nunca.
–Es tarde, Coralie, ella ya esta encaprichada conmigo, lo peor de todo, es que hasta el día de hoy, yo jamás le había hecho absolutamente nada, te juro que trate de seguir tu consejo al pie de la letra y mantener un perfil bajo, ¡Pero ella está loca! ¡De la nada apareció y zas! Ella comenzó todo el problema.
–Creo que no comprendo nada de esto, usualmente Naima es encantadora, ¿Segura que no hiciste nada? Debe haber alguna razón que la llevase a molestarte.
–Y la hay, ¿Sabes cuál es?–inquiero mirándola con molestia, no puedo creer que defienda a Naima a la que yo jamás le hice nada, Coralie mueve su cabeza de manera negativa–. Lo hizo porque… ¡Esta loca! ¿Feliz? ¡Esa es la única razón!
–De acuerdo, de acuerdo, tranquila, mejor dime, ¿Qué hizo para provocarte?
–Yo estaba terminando de limpiar el escenario cuando el agua se derramó, me di cuenta que fue ella y me dije a mi misma que había sido un accidente y simplemente pensaba volver a secar todo, limpiar y así, el problema comenzó cuando estaba por alcanzar el cubo de agua que estaba cerca de ella, lo pateó para evitar que lo alcanzara entonces la cuestione respecto a que problema tenia, y entonces dijo que era yo, ¡Que su problema soy yo! ¿Puedes creerlo? Esa loca de psiquiátrico dice que yo he estado seduciendo al capitán, me amenazó, y uff, me conoces, no me controle.
– ¡Oh, es por el capitán!–musita como si en su cerebro se hubiesen acomodado todas las piezas de un rompecabezas incomprensible para mí.
– ¿Qué quieres decir?
–Mira, ante los ojos de todos aquí, eres vista como una oportunista que ha seducido al capitán, no es algo nuevo, todo comenzó antes del incidente con Taranis, ¿Recuerdas que antes de que se cayera, tu y yo estábamos hablando de ese tema? Bueno, todo empeoró después.
– ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!–cuestiono recordando lo que conversábamos en aquel momento, es verdad que fue algo que se quedó flotando en el aire después de que Taranis se cayó “accidentalmente”.
–Creo que no estás dimensionando toda la situación, el capitán te trajo en sus brazos hasta el barco, te llevó a su habitación y permaneció cuidándote durante los dos días que estuviste inconsciente, todos se dieron cuenta que reaccionaste pero ese día, a pesar de estar consciente, te quedaste en esa habitación–indica haciéndome abrir ampliamente mis ojos a cada palabra que sale de sus labios, no esperaba que toda la situación se hubiese interpretado tan mal.
– ¡Es absurdo! ¡Yo no tengo nada con el capitán! Es muy guapo, si, es muy amable, también pero no hay nada como lo que han imaginado sus mentes enfermas, esos días que estuve inconsciente ni siquiera cuentan y luego me quedé dormida, eso fue todo.
–Eso lo sabes tú y el capitán pero nadie más sabe nada, el capitán ni se preocupa por esas habladurías y tú… bueno, digamos que estas en el centro del huracán y ni por enterada.
–No sé qué decir, Coralie, solo sé que estoy cansada y que tengo grandes deseos de arrastrar a Naima por todo el barco como si estuviésemos en la calle de la medina y luego llevarla a que le den cincuenta azotes.
– ¿No te bastó con casi dejarla calva?–comenta bromista, se que intenta hacerme reír y es buena, una sonrisa se dibuja en mi rostro de recordar que tengo en mi mano el trofeo de nuestra pelea.
–No me bastó–respondo mirando al frente, obviamente esto no fue suficiente y Naima me las pagará, no sabe ni lo que le espera.
–Esa mirada no me gusta nada, Hiver, prométeme que no harás más grande este problema.
Con una pequeña sonrisa elevo mis hombros como respuesta, Coralie me mira de manera reprobatoria, encuentro la preocupación de sus ojos de manera inmediata y se dispone a decir algo más; sin embargo, antes de que pueda simplemente pronunciar una respuesta, alguien abre la puerta e ingresa en el lugar, sus pesados pasos se aproximan a donde nos encontramos.
– ¿Qué haces aquí, magarita? ¡Vuelve ahora mismo a tus deberes!
– ¡Oh, Taranis, Taranis, la cereza del pastel!–expreso con amargura, literalmente es lo único que me faltaba.
–El sentimiento es mutuo–replica mirándome con ese mismo odio de siempre, Coralie aprieta mi mano dedicándome una sonrisa y moviendo sus labios en un: “Nos vemos más tarde.” Para acto seguido ponerse de pie y salir, seguramente directo a retomar sus deberes.
– ¿Y qué quieres? Porque estoy segura que no has venido únicamente para ver mi cara bonita, ¿O sí?
–No gracias, prefiero sopa, estoy aquí porque tengo una misión, he venido hasta aquí como ángel justiciero.
–Ja. ¿Ángel justiciero? Tu sí que me haces reír sin ganas, ángel caído serás y ni eso, eres tan horrible que incluso diría que eres una gárgola más que un ángel.
–Y hay que ver quien lo dice, el duende demonio de los mil infiernos.
–Oh, mira, te has puesto creativo.
–Mejor guarda silencio antes de que pierda el control, estoy aquí para llevarte a tu juicio final.
–Aja, ¿Juicio final?
–Tal cual, sobrepasaste el único límite que no debías cruzar, atacaste a la joya del barco y eso amerita un castigo excepcional.
Comprendiendo de manera inmediata que se refiere a mi encuentro con Naima, me pongo de pie dejando escapar un suspiro lleno de frustración, solo quería olvidar este desagradable suceso pero obviamente es imposible. Disfrutando del trayecto, Taranis avanza por delante de mí, pensé que me guiaba hasta las celdas de castigo e incluso me he mentalizado para tolerar el arroz que seguramente me darán pero no tardo mucho tiempo en percatarme que en realidad me está guiando hasta la habitación del capitán. Así que se encargará personalmente de mi castigo, no sé ni porque me sorprende, Naima es como la reina del lugar y yo le he arrancado el cabello, en el antiguo Egipto, ya me hubiesen lanzado a los cocodrilos.
Durante el trayecto escucho risas y murmuraciones, aquí hablan tantos idiomas diferentes que cuando hablan en sus respectivos grupos es prácticamente imposible entenderlos pero no necesito ser un genio para saber que al igual que Taranis se encuentran felices y esperan el posible castigo que recibiré. Por un momento tengo la sensación de ser un condenado a la horca, esa bruja de Naima me molesta y soy yo quien terminará castigada, es una injusticia, ¿Cuál será el castigo? ¿Tres días encerrada o se acabó mi aventura abordo? Bueno, lo que sea es igual para mí, lo único que puedo hacer es asimilar la situación y continuar, total, ya estoy cansada de todo esto, es un circo pero no como el de Lexter, este es realmente malo.
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Antares: étoile d'hiver
FantasíaUna interesante aventura abordo de un peculiar navío, donde el capitán tiene una clara misión de búsqueda y una prisionera que no debería encontrarse a bordo, termina haciéndoles la vida imposible a todo el que la llega a molestar.