Capítulo 7

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El tiempo avanza, con dedicación me encargo de “limpiar” cerca de los escalones que se conectan la zona inferior de la zona superior, que es en donde se encuentra el timón, lugar desde el cual Taranis vigila a todos y cada uno de nosotros. De manera casual me alejo y continúo con mi actividad, alejándome de los escalones lo suficiente, aquí no ha pasado nada, todos se encuentran enfocados en sus deberes por lo que no debo preocuparme porque algún indiscreto/a me viese por lo que sonrío triunfante, soy lo máximo.

– ¿Qué fue lo que hiciste?–cuestiona Coralie de manera inusual tomándome por sorpresa y haciendo que borre de manera inmediata la sonrisa.

– ¿Me viste?–inquiero evidentemente preocupada y algo asustada, nadie debía notar lo que hice, fui cautelosa para evitar que me descubriesen pero si ella me ha visto seguramente también otros lo notaron.

– ¿Qué? No sé de qué estás hablando, creo que no hablamos de lo mismo pero lo vemos después.

– ¿Entonces de que estas hablándome?–inquiero sin terminar de comprender.

–De lo que están hablando todos en este lugar, cada que te ven solo escucho que te llaman: trepadora, oportunista, cínica, descarada y otros calificativos mas que han estado empleando para referirse a ti, ¿Qué hiciste para ganar tantos enemigos de pronto?

– ¡¿Qué!?–exclamo sin poder evitarlo, llamando la atención general por el fuerte tono de mi voz

– ¡Baja la voz y responde!–me dice con tono autoritario pero en voz baja al tiempo que cubre mi boca, no quiero llamar la atención pero no espere que fueran cosas así las que murmuraban al verme, las había escuchado pero hablaban todos tan raro que no logre entenderles ni “J”, no iba a esforzarme por comprender tantos lenguajes así que simplemente los ignore pero esto es demasiado.

–No he hecho nada, digo, no soy una perita en dulce pero de ahí a hacer algo para que me llamen de esa manera, no que yo recuerde–respondo con sinceridad intentando recordar todo lo que he hecho pero nada llega a mi mente, además de pelear con Taranis con quien nos tenemos un desprecio recíproco, no he tenido ningún problema con nadie, hasta ahora.

–Debe haber algo, piénsalo, esos apodos no son de gratis, ¿O me dirás que es por tu cara bonita?

–Tal vez–musito con una sonrisa vanidosa y moviendo mis cejas hacia arriba y hacia abajo en dos ocasiones.

– ¿Puedes tomártelo con seriedad? Esto terminara causándote problemas porque planean deshacerse de ti.

–Es que realmente no recuerdo nada, me he portado bien.

–Sí, seguramente, mejor has me memoria y…

– ¡¿Qué hacen ahí?!– grita Taranis para acto seguido dirigirse hacia los escalones para llegar a donde nos encontramos nosotras.

–Ponte de pie y pon atención–musito a Coralie sin poder ocultar una sonrisa traviesa y una emoción inmensa apoderarse de mi.

Taranis desciende el primer escalón, su rostro se encuentra rojo de coraje, es demasiado temperamental, por lo mas mínimo se enfurece, debería tomar terapia para el control de la ira, rengo la teoría de que llega el momento en el que su visión se vuelve tan roja como su rostro y no pone atención a sus actos. De pronto, ante los ojos de todos, el bobo tropieza, es tan enorme que la caída es aun más llamativa, dos metros y cien kilos rodando y cayendo al suelo, ¡Épico! No puedo evitarlo y dejó escapar una sonora carcajada, ¡Ay, Dios! Esto es tan malvado y gracioso, no esperaba que fuera tan rápido, solo ate ese lazo ahí por si acaso, con la incertidumbre de si se llegaría desarrollarse como lo esperaba, el universo me ama tanto que ha decidido conspirar a mi favor, esto se llama justicia.

Antares: étoile d'hiverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora