18.- Naturaleza

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Si viéramos, cómo el mundo se complementa a sí mísmo, apreciaríamos aún más las maravillas que este nos otorga con mucho afán. Desde los mares, hasta los árboles. Tierra y mar, las dos cosas vitales para hacer que un ciclo se complete; la lluvia hace que el agua caiga en el suelo terrenal y alimente lo que conocemos como raíces.

Las raíces que son parte de los árboles, desde los más pequeños a los más grandes, que dan forma a la madera que ahora era usada para ser apreciada en forma de una casa hermosa rústica, por Neteyam y Ao'nung.

—¿Te gusta? —Ao'nung miraba feliz a su niño.

—Es... Increíble. Nuestros padres nos debían esto, aunque suene mal de mi parte —miraba todo de arriba a abajo.

—Al contrario cielo, a eso le llamó tener razón.

Ao'nung tomó algunas maletas, y aunque le costara, tomó la mano de Neteyam para que la entrada fuese más acogedora.

Era un color crema, con ciertos olores, en los que destacaba el café y la madera nueva; era un cuarto, una cocina enorme con artefactos modernos e incluso unos muebles super suaves. Neteyam dejó caer sus maletas en la entrada de la impresión, y se fué a dejar caer a un sofá con almohadas afelpadas.

—Si tienes tiempo para ayudarme, lo agradecería amor. —rió Ao'nung.

—No digas eso, podemos acomodar las cosas en un momento, ya no será a como antes, nosotros mísmos guardaremos todo, en serio.

—Antes te hubieras puesto a arreglar, sacado la ropa y hasta lavada la tendrías. —alzó una ceja extrañado.

—Ao'nung... Cielo, estoy aguantando mis ganas de hacerlo, pero quiero que juntos disfrutemos primero la casa, quiero pasemos más tiempo juntos que arreglando, porque sé que antes era algo exagerado...

Dos de cada diez personas estado unidenses, eran adictos a limpiar sus casas como si tuvieran algún toc imparable, que los separaba con una barrera de las personas que querían estár con ellos, Neteyam se dió cuenta a tiempo y por Ao'nung, y sólo por Ao'nung, es que con fuerza de voluntad, pudo soltarlo.

—Desde que saliste del hospital, mejoras más, entiendo que en parte es por mi ayuda, pero es más por tí. —el Metkayina se acercó a besar a Neteyam.

El Sully, con confianza, puso sus brazos alrededor de los hombros del alto, y Ao'nung acariciaba los cabellos negros de Neteyam, tan aromáticos, a cereza, se besaban suave pero con deseo, quizás podían estrenar cada habitación de la casa nueva. Abrió el mayor los botones del abrigo del moreno, que por los nervios le costaba desabotonar, pero una vez listo, se hizo más ágil.

Neteyam le quitó la camisa a Ao'nung, dejando su cuerpo marcado a merced de sus traviesas manos, que querían tocar más y más, no tenían prisa de nada, porque el sexto sentido de los dos, los tenía al tanto y les avisaba que todo ese tiempo sería de ellos dos, así como la noche y la mañana siguiente para que pudieran darse el amor que no le dieron a nadie más en su vida.

Cuando ya ninguno tenía nada de ropa, Neteyam se puso una almohada en medio de sus piernas, porque ningún hombre, ni siquiera Norm, lo vieron desnudo, su madre no contaba. Ao'nung, para darle confianza, tomó sus manos y las besó para quitarle lo que lo tapaba. Neteyam asintió, y su novio siguió, bajó el de piel un poco más clara a la entrepierna del Sully y lamía el miembro con suavidad.

—Hummm~ Ao~ aaaah~ —gemía y mordía la almohada ahí en el sofá.

—Cuando quieras, me puedes hacer lo mísmo. —lo miró ladino.

Sentía que algo saldría de él, aunque nunca tuvo sexo, entendió lo que era, y antes de venirse, de un movimiento rápido, sentó a Ao'nung en su lugar y ahora Neteyam se metió el miembro del mayor a su boca, no importaba si se ahogaba, tenía hambre del Metkayina.

—Oh, Dios, lo haces tan bien~ —ahora él gemía y daba gruñidos.

A la par, Neteyam se estimulaba los pezones, dejando caer un poco del fluido del otro en su pecho, haciendo más sensual la escena, Ao'nung no aguantó y se levantó para cargar a Neteyam hasta la recamara, donde lo acostó a la orilla de esta y lo puso en cuatro para tratar de meter su arma mortal.

—V-voy a entrar, Dios, estas hermoso. —dió un chupete a la nalga del Sully.

—Por favor... Mete- ¡la! —cuando menos lo esperó, Ao'nung ya estaba dentro suyo.

Pero Ao'nung se dió cuenta, de que un poco de sangre salía de la entrada de Neteyam, ¿por qué?, eso... Era porque... ¿Era virgen?

—N-Nete, oye... ¿Eres virgen? —preguntó preocupado porque no quería herir a su novio.

—Sí... Humm~ pero no importa, muevete que me volveré loco.

Él tratando de ser tierno, pero ese chico suyo parecía algo masoquista. Besó la espalda del de abajo y empezó con unas nalgadas y a moverse con desenfreno, él estaba parado, y Neteyam en cuatro en la cama, gimiendo con locura ambos, gritando el nombre del otro.

Ao'nung puso boca arriba a Neteyam, quería verlo, quería ver ese rubor y ese hilo de voz que rogaba por más, hacerlo venirse con sus labios que decían su nombre. Sabía ponerlo a mil, sabía su debilidad, juraba que le sangraba la nariz porque por tocar esa piel suave, cayó rendido ante él, como un súbdito obedeciendo y aplacando las órdenes del rey.

—Más adentro... ¡más! —dijo alto Neteyam.

—M-me vengo... ¡Me vengo Neteyam! —eyaculó dentro del hermoso interior de Neteyam.

El delicioso néctar, rodó por los redondos glúteos de Neteyam, y el miembro de Ao'nung salió lleno de la gran cantidad de fluido que dejó a su paso, el sudor y demás cosas se olían, el olor a sexo era verdad, y era más marcado porque era la primera vez del otro.

Cayeron rendidos, con sus caras en las sábanas, Ao'nung sintió un ardor en su espalda, pero ni importancia le dió, Neteyam estaba feliz, parecía un gatito mimado que se acurrucó en su novio y daba amor.

—Para ser mi primera vez, descubrí que soy masoquista al parecer. —se ruborizo.

—Tú quieres dejarme seco, eso pasa. —besó la sien de Neteyam.

Así era la cosa, uno dando "amor" y el otro como buen novio, debía recibirlo, el dolor que le llegaría al Sully al día siguiente, jum, ni se lo imaginaba, Ao'nung nada más se reía coqueto.

En la madrugada, Ao'nung se levantó un poco sediento y con ganas de ir al baño, se puso el pantalón de un pijama y fué en busca de sus necesidades, pero al darle la espalda al retrete, notó su espalda toda rasguñada y marcada por su niño, en serio era lujurioso, ¿se reprimió todos esos años o qué?, no quería saber, él era una víctima ahora, que debía llenar ese hermoso trasero moreno de su semilla ese día y el otro.

Faltaba la cocina, el comedor, el patio, el baño (que por cierto, estrenarían mañana), el cuarto de lavado, el zotano, el garage, el carro, la cochera...

Mejor paraba, o su amiguito volvería a la vida. Ao'nung dejó su mente en paz, y respiró con calma, para volver a la cama con su gatito y descansar las horas suficientes de lo que lo esperaba mañana, un jugo de piña lo ayudaría, el amarre perfecto para Neteyam.

Unos labios sabor a cerezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora