17.- Sombra amarilla

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Hace mucho tiempo, fué descubierta y creada la lectura, reflejadas la letras en pergaminos, paredes y libros, en diferentes idiomas y pudiéndose interpretar y leer a como se deseara comunicar uno; algo que no era tan hacedero, era leer braille, los botones o puntitos que usaban los ciegos, eso sí era un reto, tener desarrollado un buen tacto.

Pues bien, nuestro hermoso Sully, leía en ese "idioma", porque el movimiento del barco en el que estaban, le causaba mareos, y si veía letras, no iría a mejor. Ao'nung amaba el mar, otra cosa que descubrió de él, que parecía un pescado inquieto y el agua era el lugar indicado para parar su hipervinculo con el mísmo.

—Nete, vamos a nadar, Kiri sabe nadar, yo le enseñé —se apoyaba con sus brazos en los costados de la silla de Neteyam y se acercaba a su cara.

—Cariño, trato de leer un libro, no diré que me tapas la luz, pero el agua no es mi fuerte. —decía con los ojos cerrados para besar a su novio rápido.

—Es que sí no te insisto yo, bien sabes que lo hará Tuk o Lo'ak —se le acercó a su oreja y la lamió.

—Ya voy, ya voy —se levantó de golpe.

Ao'nung, que sólo era un caballero con él, le dió la mano para que bajara unas escaleras que traía el barco, era privado lógicamente, y la familia Metkayina y los Sully (a excepción de Kiri) estaban alegres de que ya no hubieran peleas.

Tsireya veía cómo Ao'nung trataba a Neteyam, y sentía envidia, porque quería que Lo'ak la tratara así, pero de qué se iba a quejar, si él lo hizo en su momento y ella no hizo más que hacerlo a un lado y/o compararlo con Norm que para ella era perfecto hasta hace unos días, qué vergüenza.

—Lo'ak, emmm, ¿quieres ir a nadar? —preguntó.

—Tal vez después, acabo de comer, igual, gracias. —el jóven fué con Tuk a empujarla al agua y a hacerle maldad.

—¡Oye!, da gracias que sé nadar o podría morír.

—Tuk, si yo supiera que no sabes nadar, no te empujaría. —sintió un zape detrás de su cabeza—.Mamá, basta.

—Basta de molestar a tu hermana. —su hermosa madre sobre los lentes de sol, frunció el ceño.

—Cariño, hijo, estamos aquí por la paz, vamos a disfrutar del agua y el sol. Pero con bloqueador, porque no me quiero poner negro.

Malas palabras, Neytiri era de piel algo oscura, y el comentario de su esposo llegó a sus oídos, lo que la hizo girarse y cruzarse de brazos molesta.

—¡No cariño, no lo dije así! —se fué detrás de ella.

—¿Y qué dijo el señor Sully está vez? —preguntó Ao'nung que llegaba con Neteyam de la mano.

—Ya sabes, alguna idiotez de seguro. —Lo'ak le respondió.

Jake no era malo, y no era grosero, pero se le pasaban algunas cosas sin querer, el pobre debía pedir perdón siempre porque la madre de los chicos era muy atenta a los detalles, amaba a Jake, pero también amaba hacerse del rogar.

Un niño pasó corriendo al lado de ellos y se lanzó al agua, salpicando a todos y haciéndolos reír, era Utran.

—No sean aguafiestas y métanse, está super templada y fresca. —nadaba el niño.

—¡Sí pero más fresca estoy yo!

Todos giraron a la voz de la persona que les dijo, eso, y Utran miró a un bote privado en el que estaba una mujer alta, de piel oscura y al lado suyo el que reconoció Neteyam, su jefe Tsu'tey. Llevó a esa horrenda mujer Sylwa a pasear, ya estaba todo mal. Prefería ahogarse en el agua.

Unos labios sabor a cerezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora