9.- Primera lección

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Pam, Pam Pam.

—Uno, dos, tres, cuatro y...

Pam, Pam Pam.

—Uno, dos, tres, cuatro... Y... No...

Ao'nung, desde que ganó aquél partido, tenía más tiempo para poder estár con Neteyam, pero el Sully no quería molestarlo diciéndole que le enseñara un poco más sobre el instrumento que compraron, por ende, al ya saber lo básico de música, se dispuso a aprender más por su cuenta, pero no le llegaba la inspiración suficiente para poder plasmarla en aquellas notas musicales que quería que fueran sacadas por sus finos y largos dedos. Su compañero tuvo un compromiso de último momento, y quería aprovecharlo.

Pero, seguía fallando, una tras otra nota fallida. El bajo le pesaba por falta de costumbre.

—Pfff —sopló un cabello suyo que le molestaba en la cara—. Ao'nung lo hace ver tan fácil...

Tenía dudas, muchas, entonces el único que era de confianza para disiparlas, era el Metkayina, pero le daba pena molestarlo en lo que fuese que estuviera haciendo, veía vídeos que lo auxiliaron, llegando al límite.

Los dedos le sangraban un poco, se arrepentía de no cuidarse más, podían sanar si el tiempo jugaba a su favor, pues los modelos debían ser de piel casi casi de porcelana. Tsireya quería visitarlos esa tarde y había mencionado que iría cuando Ao'nung estuviera en casa, pero ya se tardaban algo.

—No me rendiré, esto es parte del proceso para mejorar mi vida. —agarró el bajo de nuevo, tocando un poco más suave.

Chirrido de cuerda. Mal, ocupaba descanso o explotaría. Una siestecita era la mejor opción.

§

Enterarte de que la persona que te gusta ya tiene a alguien más, duele mucho, ella no es de las que intervenían en relaciones ajenas o que querían ocupar el lugar de alguien más con tal de ser amada, pero aquél doctor, desde que ayudó a su hermano, aquél de ojos cafés la enterneció, doblegando sus pensamientos, extrañando sus palabras y conversaciones. Norm enamoró a una jóven Metkayina sin querer, nada bueno.

—Tsireya, no tienes hambre, ¿verdad? —Lo'ak, quien la invitó a salir, le habló.

—Lo'ak, ¿qué haces cuando tienes un amor no correspondido? —bajó sus cubiertos.

—Si sé que la otra persona no siente lo mísmo, no la obligaría, seguiría con mi vida y ya...

Le faltaba tacto, Lo'ak no era el mejor en temas de amor, por eso no lograba conquistar a Tsireya por más que quisiera, y ella terminaba con los ojos en otro corazón que no era el suyo. Tsireya lo miró con cansancio, por la razón de antes; siempre sería solo eso, un paño de lágrimas si no aprendía a cortejarla.

—Eres tan insensible a veces, deberías decirlo con más calma, siento que no me oyes bien... —con tristeza, sabiendo Lo'ak lo que haría, tomó su bolso y salió.

Sully no se inmutó, arrugó su boca y entrecejo, para comer bocados más grandes de comida y que al acabar, se quedara ahí, mirando hacia afuera. Tsireya estaba tomando un taxi, y la conocía como para saber que eso quería decir que su cita número catorce, fracasó como las de antes.

¿Qué quería?, ¿qué le dijera que tenía razón así nada más?, para nada, Tsireya comprendía lo que su mente y corazón dejaron de sentir hace mucho por Lo'ak, ella gustaba de él en secreto, y que tuviera la alegría de que le dijeran que él le correspondía la ponía de buen humor, todo estaba bien en un inicio, más al ver lo inmaduro que era el joven, la llevó a replantearse el que él fuera el indicado, esperó a una mejoría que fué nula, y un día, con pena, le dijo que no estaban llegando a nada.

Unos labios sabor a cerezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora