24.- Libros

311 42 20
                                    

Cuando alguien nos da un libro o lo tomamos, lo normal es que lo primero que vemos es la portada y la trama de este, si nos gusta, lo abrimos y lo leemos, pero si no, lo dejamos a un lado y seguimos con la secuencia, al igual que no siempre se terminan, es algo similar con las personas, si nos agrada la primera impresión que tenemos de ellos, los conocemos, y si no, los hacemos de amigos. Sylwanin aplicaba esa ley, ella abría libros que Tsu'tey le regaló, pero a ella le parecía aburrido que fueran de temas que no entendía.

—No, no, no y no. —tiraba los libros a la basura, que fueron tres.

—¿Y ahora por qué los tiras?, ¡ya van catorce este día! —se quejaba Tsu'tey.

—Porque habían temas aburridos como de... Astrología, y eso.

—Es astronomía... —regañó.

—Eso dije, es aburrido, es lo mísmo, deberías mandarme libros de moda, o revistas o qué sé.

Dudaba el hombre, de que si apenas podía diferencias los temas que le dió, pudiera encajar su cerebro en la lectura algo más elaborada, porque para ellos el modelaje era una profesión, era una clase, casi casi una vida.

—Dudo que entiendas lo demás, ni una hojeada le das a los demás libros que te he comprado, me voy y deja de molestar con caprichos. —Tsu'tey se fué de la recamara de la mujer.

¿Era tan difícil encontrar algún pasatiempo completo?, pedir revistas de mil dólares, para ella, era muy barato, tomaba sus cabellos y los metía en unas ligas que tenía para reacomodarlo, estaba acostada en un sillón, del cual sus pies colgaban del otro costado, frunció sus labios y llamó a su sirvienta.

—¡NINAT! —sonó una campanita.

—Señora, aquí estoy. —entró con algo de miedo.

—Canta un poco para mí, si no, ponte a buscar qué novedades hay... —mordía la punta de la campanita.

—Hay una novedad seño... rita... —miraba hacia abajo.

—¿En serio? —se levantó y paró frente a ella—. Y dime, ¿cuál es? —Sylwa metía las manos debajo de la falda de la sirvienta.

—Humm~ b-bueno, usted dijo que estaba aburrida, así que... Creo sería ideal ir a una tienda de moda que abrió hoy, a los modelos les dan ventaja de ver.

—¡Excelente! —Sylwanin, antes de salir, sació sus ganas de sexo y se acostó con la otra chica.

A ella le gustaba probar de ambos bandos, y esa chica Ninat, era especial, no estaban enamoradas, solo se quitaban las ganas con un buen polvo, cosa que las hacía gritar de placer, porque entre mujeres se conocían las partes sensibles de donde fuese, y a quien le ardiera, se pensaba eran los hombres.

Después de vestirse las dos, dejó a Ninat  su lado para que fuera su acompañante, caminando ella con gracia en las calles, llamando la atención de todos y dejándose tomar fotos, eso lo amaba, amaba ser sentida en sus momentos de fama, que supieran que no podían ignorar tal belleza, tal olor y porte. Sus cinco minutos acabaron, al dirigirse los fotógrafos a alguien que decían que llegó ya, el flash de las cámaras dejaba ver un poco más a aquel ser precioso de Neteyam.

Al Sully lo cubría alguien que no distinguía, Sylwa se quitó unos lentes oscuros que traía, y confirmó que era el moreno que fué el favorito de Tsu'tey, se las iba a pagar por la humillación del otro día, y muy caro.

—Quitense, a un lado, ¡déjenme pasar! —la loca mujer empujaba a la gente para llegar a Neteyam, sin éxito.

El jóven entró antes que ella a la tienda de moda, siendo aquél que la iba a... ¿Aperturar?

Unos labios sabor a cerezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora