30.- Razones para vivír

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Xio estaba llorando sin consuelo, Spider la arrullaba y la paseaba por la habitación del hotel desde que llegaron, la menor se había privado ya dos veces con las enormes bocanadas de tristeza que pasaban por esa pequeña garganta hasta ese corazón dolido de pensar en que el señor Parker pudo dañar a su mami.

—Xio, Xio, bebé. Neteyam no querría verte triste, quiere verte fuerte. —le pasaba un pañuelo por la cara.

—P-pero mi... ¡¡¡MAMAAAAA!!!

No podía más, estaba cansado porque eran ya muy altas horas de madrugada —ya era de día más bien— se tallaba la cara, caminaba para respirar, y lo último que hizo fué meterle un pedacito de chocolate a la nena en la boca, eso pareció funcionar un poco.

—Mastica eso, y cuando podamos, iremos a buscar a mamá... ¿Sí?

—Ujum... —aceptó con la boca llena.

Xio a pesar de eso, el sentimiento de dolor y tristeza, abandonó su cuerpo, respirando más tranquila, su mami y papi tenían fe de que ella era fuerte, de que ella podía con lo que quisiera, y así sería.

-§-

Neteyam, en ese mismo escenario, estaba sorprendido de que él nunca recibió daño alguno, abriendo los ojos con temor, porque en carro a quien le dió el impacto, fué al señor Parker, y además de eso, alguien lo protegía en un abrazo fuerte, ese era Ao'nung, lo reconoció por ese aroma tan dulce de siempre, ese de cerezas. Neteyam abrazó al Metkayina, sin importar lo que pasó antes.

—Neteyam.. Amor... ¡Lo siento! —se disculpaba Ao'nung.

No, quien debía disculparse era Neteyam por haberse ido así nada más, por haberle quitado a su hija, de la que era de ambos, fué cruel de su parte y lo sabía.

—No... Yo lo siento por haberte dejado darme una explicación, perdoname de verdad... —se aferró al abrazó y apretaba el abrigo de su prometido.

—Ya pasó... Ya pasó... —besaba la carita de Neteyam varias veces con mucho amor.

—Xio... Xio está con Spider... —se levantó él y ayudó a Ao'nung.

—¿Qué haremos con el cuerpo del señor Parker?

Los dos miraron el cuerpo, aunque estuviera vivo, parecía tener un daño que lo mataría después por el alcoholismo, lo primordial, era que la pareja no tenía ningún rasguño, bueno, uno que otro golpe y Neteyam qué tenía algunas lesiones, pero eran menores, ahora irían con Xio.

Caminaron tomados de la mano, diciendo lo que sentían el uno por el otro con tan sólo miradas, estaban ansiosos de querer abrazar a Xio los dos unidos, ella estaba bien, lo podía jurar el Sully, eso hizo respirar a Ao'nung de calma.

La alfombra quedó algo desordenada por el tropiezo de Ao'nung al entrar, y Neteyam se reía algo divertido, tal se notaba que una niña los escuchó, porque unos bracitos abrazaron las piernas de los mayores.

—¡MAMAA, PAPAA! —Xio, apretaba las piernas de sus padres.

—Hola mi niña, hola mi amor. —Ao'nung la cargó—. Papá está de vuelta mi vida. —juntó su frente con la de ella.

—Te extrañé papi. —abrazó al Metkayina.

—¿Para mí no hay abrazo? —Neteyam hizo puchero.

Unos labios sabor a cerezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora