Capítulo: 22

24 3 0
                                    


¿Alguna vez has tenido la sensación de estar viviendo una vida que no es tuya? ¿Te has desconectado de la realidad o... de ti mismo alguna vez? Porque si lo has hecho, estoy seguro que podrás entender lo que estoy tratando de explicar.

La sensación de estarme observando desde otro ángulo —o para que se entienda mejor—, desde fuera de mi cuerpo, es perturbadora. Ya anteriormente había escuchado a Steven, mi amigo y psiquiatra, hablar del trastorno de despersonalización; incluso hubo ocasiones en las que me advirtió que podría llegar a experimentarlo debido a la experiencia traumática que viví cuando era adolescente. Pero nunca había experimentado un episodio de esos. Según Steven, en algunas ocasiones son pasajeros, y la mayoría de las personas —en algún momento de sus vidas— llegan a experimentar dicha sensación. Es cuando la sensación se vuelve recurrente o no desaparece, que se puede considerar un trastorno.

Por fortuna es la primera vez que esto me ocurre, y para ser honesto, espero que sea la última. No me gusta sentirme atrapado en mi propio sueño, en algo totalmente irreal. Sé que todo esto que siento se debe a la confesión que Richard me acaba de hacer.

He estado tan absorto en mis pensamientos que ni siquiera me doy cuenta de cómo es que llego nuevamente a mi asiento, pero esta vez con Richard sentado a mi lado.

—¿Por qué lo sé hasta ahora? —me escucho decir. Intento sonar autoritario y fuerte, pero mi voz apenas sale en un susurro, débil y lejano.

Incluso me cuesta reconocer mi timbre de voz.

Veo a Richard negar, pero sus ojos verdes no se apartan de los míos, esta vez, me sostiene la mirada.

Sus labios se entreabren, su labio inferior tiembla y por durante un segundo, pienso que se acobardará y no me dirá nada, pero no es así. Sin apartar su vista de mí, lo dice:

—Porque ella te lo diría esa noche —su voz se quiebra, pero de inmediato aclara su garganta para después tomar un respiro y poder continuar—. Tenía planeado escabullirse esa noche de casa, yo la ayudaría —ríe con amargura al recordar—. Pero ya no fue posible.

El dolor está retratado en su mirada, no puede ocultarlo, pero tampoco es como que se moleste por hacerlo. Él sabe que conmigo no necesita mostrarse fuerte.

—No te culpo, Rick —le hago saber, en un intento por aminorar su dolor—. Así que no lo hagas tú tampoco —termino por suplicar.

Richard no dice nada al instante, durante varios segundos se mantiene impertérrito ante mis palabras. Pero por la manera en la que sus facciones se endurecen, sé que no está de acuerdo, aún no está listo para dejar ir la culpa, el dolor, ni a ella. Y lo entiendo porqué a mí también me cuesta. Aunque ya estoy mejor con respecto a la culpa, sigo sin poder soltar su recuerdo. Y cabe la gran posibilidad de que nunca lo haga.

Soy plenamente consciente de que mi amor por Cara ha transcendido más allá de la muerte. Y quizá para muchos no sea lo más sano, pero yo ya lo he aceptado. Jamás pude amar a alguien más, lo intenté un par de veces, pero nunca pude superarla. Y jamás alguien pudo con su recuerdo.

Aún siendo muy joven, siempre supe que jamás podría haber otra chica. Cuando Cara se fue, esa magia que nos unía también se fue con ella, una parte dentro de mí se rompió y ya no pude volver a ser lo que era, de eso fui consiente el día en que vi su ataúd bajar al hueco de tierra que se había cavado para sepultarla. Aquel día, mi corazón quedó fragmentado porque no solo la perdí a ella, mi padre también se llevó gran parte de mí.

—No puedo, Thomas —sisea—. No solo le fallé a ella, también te fallé a ti —de repente le cuesta hablar.

Intuyo que quiere decir algo más, por lo que tengo que hacer uso de toda mi fuerza para morderme la lengua y mantenerme en silencio. A pesar de mi impaciencia, de el dolor y la confusión que siento, logro esperar hasta que Richard consigue ordenar sus pensamientos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 07, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El ReverendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora