Capítulo: 16

36 4 0
                                    

A todas las personitas que leen esta historia, quiero pedirles una tremenda disculpa por la tardanza, prometo que estaré publicando capítulos más seguido. De ante mano, muchas gracias. Espero que el capítulo les guste y lo disfruten tanto como yo lo hago al escribirlo.

El reverendo los espera... 😈

Me quejé cuando el timbre de nuestra casa amenazaba con taladrarme el cerebro si alguien no abría pronto la puerta. No tenía idea de que horas eran, pero supuse que debía ser demasiado temprano si mis padres no se levantaban aún. Creí que la persona que tocaba con tanto desespero se había cansando cuando el timbre dejó de sonar, mis ojos estaban por volver a cerrarse cuando golpes más fuertes que la vez anterior comenzaron a atacar nuestra puerta. No tardé en escuchar pasos bajando las escaleras, pensé que tal vez era papá. Los golpes se detuvieron y una voz que reconocí al instante llenó la sala de estar. <<Necesito a Thomas, señor Jensen, por favor>>, la sangre se me heló por completo cuando la oí hablar con voz entrecortada. Salí a trompicones de la cama, el sueño se había esfumado por completo de mi sistema. Corrí al pasillo en solo unos pantalones de pijama, ni siquiera me molesté en tomar la playera que había dejado sobre la silla la noche anterior. Apenas y terminé de bajar las escaleras que conducían a la sala de estar cuando el cuerpo de Cara se impacto contra el mío, mis brazos se enredaron a su alrededor en automático. Fue justo cuando la abracé que su cuerpo terminó por enviar leves convulsiones debido al llanto.

Mi corazón latía desbocado bajo mis costillas a causa del miedo que sentía del solo pensar en lo que le pudo ocurrir a mi esposa para que se encontrase en tal estado.

—Cara, cariño ¿qué es lo que te ocurre? —pedí saber, pero no hubo respuesta de su parte. Solo hubo un llanto incontrolable.

Su agarre sobre mí era tan fuerte que se me dificultaba respirar. Intenté alejarla de mí para poder verla a los ojos, pero no me lo permitió, se aferró más a mi torso desnudo. Llevé mí vista en dirección a mi padre, estaba parado delante de mí; al igual que yo se encontraba lleno de miedo y desconcierto. No sabía qué hacer, la desesperación por no saber qué era lo que le ocurría me iba embargando con cada segundo que pasaba.

—¿Qué pasa? —escuché decir a mi madre detrás mientras bajaba las escaleras.

Su rostro adormilado pasó de mí a mi padre cuando vio a una Cara desconsolada entre mis brazos. Vi a mi padre encogerse de hombros cuando no pudo darle una explicación a lo que estaba sucediendo.

—Cara, por favor… —pedí en un susurro. —Mírame, dime que es lo que te pasa mi amor —estuve seguro de que pudo escuchar el pánico en mi voz, porque un segundo después levantó su rostro, sus ojos no tardaron en encontrar los míos.

Miedo, eso fue lo primero que pude  detectar en esos ojos grises que tanto me encantaban. 

—¿Qué ha pasado? —apenas y conseguí decir.

A juzgar por esa expresión de terror que habitaba en ella, pude intuirlo, tenía algo que ver con Jefferson. Y por un instante no estuve seguro de querer saber lo que era, pero esto no se trataba de querer o no; era necesario saberlo.

—Es Lissa… —empezó a decir, pero su voz se entrecorto nuevamente. No hice ni dije nada, me quedé en silencio, dejé que tomara aire y volviera a respirar, mientras yo rezaba en mi interior para que no fuera lo que me estaba imaginando.

—La han asesinado —dijo con voz apenas audible. —Asesinaron a Lissa Hoffman, Thomas —.Fue justo ahí cuando mis peores miedos cobraron vida.

No estuve del todo seguro, pero creo que dejé de escuchar mi corazón por varios segundos. Todo a mi alrededor comenzó a dar vueltas, mis piernas flaquearon, creo que si Cara no hubiera tenido sus brazos alrededor de mí, mi cuerpo habría impacto contra el suelo.

El ReverendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora