Capítulo VII

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Garrett avanza apresuradamente por los largos pasillos para llegar hasta su jefe

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Garrett avanza apresuradamente por los largos pasillos para llegar hasta su jefe. Es consciente de que, cuando le diga la noticia, muchas cosas cambiarán en la mansión y todo por ese chico. Mientras más se acerca al sótano, aquellos lamentos de dolor se hacen más perceptibles.

Abre la pesada puerta metálica, da unos pasos hacia adentro y, al oír el chapoteo de sus pisadas, baja la mirada para ver el lago de sangre. Alza la vista y descubre la escena final: Reiner Danovan se encontraba de pie con la sangre bajando por su cuerpo y a sus pies, los restos apedazados de uno de esos hombres.

Durante bastante tiempo, él solo se encargaba de dar la orden porque hacerlo por su cuenta sería perder el tiempo; pero desde que desapareció Noah Spencer, se ha encargado de cada detalle. Y desde que lo encontró, se ha vuelto peor.

A donde sea que mirase, había restos de aquel cuerpo, pero sobre la mesa se encontraba la cabeza. Aun colgados, todavía quedaban tres más, quienes presenciaron esa mutilación.

—Señor Danovan.

Él mencionado alza la mirada, su expresión era aún más sombría que la mayoría de las veces y podía notar la tensión en su cuerpo desde la distancia. No tiene ninguna duda de que todo eso fue ocasionado por el hecho de enterarse de que aquel chiquillo no despertaría de ese coma.

—¿Qué mierda quieres?

Garrett se acerca a él, carraspeando.

—Señor, el joven Spencer despertó.

«Despertó».

Aquella simple palabra produjo un eco en su cabeza y en toda la habitación; el lugar quedó en un silencio en el que se podían escuchar las respiraciones de todos los presentes. Para tres personas que habían sufrido tantas torturas durante cuatro meses, esa noticia solo significaría que su sufrimiento terminaría; ellos morirían. Reiner Danovan cumplió con su palabra, durante meses les hizo rogar por su muerte y maldecirse a sí mismos por vivir.

Esa libertad que creen que tendrán, no existe.

En un abrir y cerrar de ojos, el señor ríe con fuerza, haciendo que todos los guardaespaldas se queden sorprendidos y que incluso Garrett quede confundido. Deja de reír manteniendo una sonrisa de oreja a oreja acercándose a él.

—¿Hablas en serio? ¿Mi ángel despertó?

—Sí señor.

Su sonrisa se hace aún más grande y cae de cuclillas llevando una mano al pecho soltando algunas pequeñas risas. No, no eran risas sarcásticas, esa era la forma en la que esa emoción y felicidad brotaban de su interior.

—¿Escucharon eso? —voltea hacia los otros dos cuerpos que lo observaban perturbados por ese cambio tan brusco en su humor. Ya no era un psicópata sediento de sangre, sino un psicópata feliz—. Mi ángel despertó.

La sola noticia de Noah despertando lo había hecho feliz y sonreír, algo que no había sucedido en mucho tiempo. «¿Qué sucedería después?», es la pregunta que más ronda la cabeza de muchos ahí presentes.

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