Dejo salir un largo suspiro dejando caer mi frente contra el vidrio sin despegar la mirada de ese hermoso jardín de allí afuera.
No cabe duda que esta habitación tiene una vista perfecta a todo el hermoso e inmenso patio que tiene esta mansión y que no he podido ver de cerca en ningún momento desde que llegué a este lugar. O bueno, desde que desperté. Honestamente, no sé qué fecha es y menos tengo una cuenta clara de cuanto llevo dentro de estos muros, pero supongo que debe ser mucho porque esas heridas que nunca cicatrizaban, ahora se encuentran completamente sanas y con solo el recuerdo de lo sucedido. Aunque claro, algunas no parece que desaparecerán de mi piel.
Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que vi mi reflejo en un espejo, creo que llegué a olvidar como me veía sin moretones o rasguños por todos lados. Incluso, olvide el color de mis propios ojos o el tono natural de mi cabello.
Supongo que... ahora puedo decir que fui al infierno, viví ahí por tres años completos y salí de ahí con lo que queda de «vida». Sin embargo, aún no descifro que clase de infierno será este.
Ya estoy preparado para cualquier cosa, porque sin importar que haya dicho que no haría nada, no puedes confiar en personas que dedican su vida en hacer miserables las de otros y menos en alguien que tiene el infierno plasmado en sus ojos.
Me paso las manos por mi rostro enderezándome, alzo la mirada en dirección de esas enormes rejas hacia una salida tan custodiada que es imposible pensar de este lugar como un simple hogar y no en una cárcel.
Esas rejas se abren e ingresa un lujoso auto blanco seguido por otros dos del color contrario. Noto como toda la seguridad de este lugar sale recibiendo la persona que está en ese auto, quien en cuestión de unos minutos sale luciendo incluso más aterrador que todos le hacen una reverencia como si se tratara del mismísimo rey.
Simplemente, evito ver de más alejándome de la ventana en el momento justo que entra el doctor cerrando la puerta con seguro, luciendo algo preocupado por más que quiera disimularlo para mis ojos. Es totalmente evidente que se trata de ese hombre que acaba de llegar, pero prefiero no preguntar por qué no me concierne.
Él carraspea esbozando una media sonrisa al verme de pie por mi cuenta, se acerca a mí sosteniendo mis hombros.
—¿Cómo te sientes? ¿No te duelen?
—No me duele, pero me cansó demasiado rápido.
—Es evidente, aún te encuentras muy lastimado. Será un proceso tardío, pero pronto estarás corriendo como si nada hubiese pasado —pasa su mano por mi cabello alborotándolo—. ¿Tomaste las pastillas?
Sonrío asintiendo.
—No puedo no tomarlas, prácticamente tengo cinco personas rodeándome esperando que me tome los medicamentos y no me dejan solo hasta que no vean que efectivamente me las tragué —resoplo, él ríe cruzando los brazos—. ¿No es exagerado?
ESTÁS LEYENDO
Selcouth
Ficção Adolescente«Cuando has estado entre las penumbras demasiado tiempo, lo que menos esperas es que otra oscuridad sea capaz de salvarte». Noah nunca llevó una vida tranquila, pero al menos gozaba de algo preciado para los seres humanos; libertad. Sin embargo, a s...