Prólogo

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—Te protegeré

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—Te protegeré.

Paso saliva elevando la mirada a su prominente rostro.

—S-Señor...

Las comisuras de sus labios se elevan dejando ver una media sonrisa indulgente que me provoca escalofríos. Deja caer su cabeza hacia atrás soltando todo el humo del cigarrillo, el cual se esparce por toda la habitación llegando hasta mi nariz; debo contenerme para no demostrar el asco que me genera y no molestarlo. Deja salir una fuerte exhalación y lo que resta del cigarro termina en el cenicero. Se levanta del sofá quitándose el saco dejándolo a un lado, pero en ningún momento su mirada se aparta o tan siquiera parece pestañear. Por el silencio de la habitación con cada paso que da, las suelas de sus zapatos generan un eco.

Paso saliva temblando bajo su mirada.

—Te protegeré incluso más que a mi vida. Si de ser necesario debo matar o arrancar algunas cabezas, lo haré sin dudarlo porque se trata de ti.

Mi piel se eriza ante la determinación de sus palabras, las cuales son solo una enorme sentencia de muerte y yo no entiendo por qué lo haría.

En cuanto veo que alza la mano mi instinto de sobrevivencia me pone en alerta; cierro los ojos con fuerza arrastrándome unos metros lejos de él encogiéndome. Lo único que hago es esperar la secuencia de golpes. Y es que, ¿por qué él no haría lo mismo?

Esos golpes nunca llegaron y al abrir los ojos de nuevo, lo encuentro arrodillado manteniendo su distancia. ¿El hombre más temido, que hace suplicar por sus vidas y sin razón de misericordia, está realmente arrodillándose frente a mí?

El aire en mis pulmones empieza a escasa y es que, no comprendo lo que sucede o lo qué pretende hacer. ¿Acaso quiere engañarme para luego solo utilizarme a su antojo? ¿es eso?

Sus manos están hechas un puño mientras se contiene.

—Seré un verdugo que está a tu disposición. Me convertiré en todo lo que necesitas y te lo daré todo, Noah. Pondré el maldito mundo a tus pies y las personas que te dañaron suplicaran por tu perdón. Todo, absolutamente todo, será tuyo. Te perteneceré completamente...

—S-Señor...

Bajo la mirada evitando verlo directamente.

—Te lo daré todo, pero con una sola condición.

Él se acerca eliminando lo poco de distancia que todavía había entre nosotros y esta vez sus manos se posan en mi rostro haciendo que levante la mirada directo a sus ojos. Él, alguien que no permite que lo vean de igual a igual y que todos deben agachar la cabeza ante su presencia, está haciendo que le sostenga la mirada. Mi cuerpo entero está temblando y no sé si es por el miedo que me genera la incertidumbre de tanta tranquilidad en una persona como él o que solo esté haciéndome bajar la guardia.

—Lo único que quiero a cambio; es a ti. Puedo darte todo, solo si te conviertes en mi esposo.

Mi corazón deja de latir con normalidad y me siento desvanecerme ante las últimas palabras dichas.

—N-No entiendo.

Sonríe acariciando mi rostro.

—Casémonos. Se mi esposo.

Hola, espero que lo hayan disfrutado

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Hola, espero que lo hayan disfrutado. Pronto el primer capítulo.

SelcouthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora