79. Aprende a crecer.

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Cuando vegetta era pequeño, podía jurar que su único propósito de vida era arruinar la de los demás sin siquiera saber el porqué, nadie de su familia realmente deseaba su llegada y para variar ni siquiera fue un omega o tal vez un alfa al cual respetar, no estaba dentro de la lista de los demás.

Es por eso que a menudo, no le gustaba estar rodeado de gente.

Porque significaría un nuevo problema en su cabeza.

Él creía que había nacido sin ninguna razón, sin ningún tipo de sentido, solo para ser el amigo de alguien más a quien mirarías y dirías "Que bueno que no soy yo".

Hasta que Rubius apareció; no pudo explicarlo pero él, un alfa de bien parecido se había fijado en un beta, un chico apuesto le extendió una mano haciéndolo sentir importante, le dio su propósito, le hizo sentir que tenía elección y que podía ser lo que quisiera.

Que era lo mejor del mundo.

Vegetta se sentía completo.

Como si hubieran creado su complemento, su persona, su vida, de vez en cuando se imaginaba vestido en la boda que prepararía junto al alfa, se imaginaba tener hijos y cómo viviría toda su vida a su complaciente esposo.

No se imaginaba su vida sin rubius, no podría vivir de esa forma.

Sabiendo que no tiene un propósito.

Su propósito era complacer a su rubius, a su alfa, a su novio.

No supo cuando las mariposas le estaban comiendo el estómago hasta el cerebro, infestado por el amor que supuestamente se tenían, tenía miedo de perder lo único que podía saber de sí mismo, odiaba su vida sin él.

Y luego, simplemente se le arrebató ese propósito.

Cuando Quackity apareció, lo odió tanto, porque le robó toda su identidad, y hacerlo sufrir, hacer un delito, cometer una ilegalidad, un amor clandestino al lado de rubius le hizo sentir importante otra vez. Porque creyó por un segundo que no importaba sí un omega bonito estaba ahí, rubius siempre lo iba a preferir a él, un imbécil, insensato, iluso, tonto, mentiroso, desastroso beta.

Y cuando lo dejó ir.

Fue como sí le clavaran una estaca en el corazón, porque rubius se había ido, y él seguía allí, sin nada que hacer o decir al respecto. Por eso se unió a Volley y por eso prefería evadir toda su vida en un deporte vacío.

Hasta que Staxx apareció.

No le dio un propósito, le hizo escoger uno, le hizo ver lo que era soñar despierto, le hizo sentir importante e hizo que él mismo viera su sentido de vida, que no tenía porqué vivir sumiso a alguien, podía simplemente amarse y amar hacerlo.

Era por eso que entendió que rubius jamás fue importante.

Sólo amaba la forma en la que le hacía sentir. Incluso si era enferma.

Pero Staxx no era así, le demostraba cada segundo un sentimiento distinto que se transformaba en el respeto y la admiración, le demostraba ese amor, ese cariño. Le gustaba su aroma, sus manos, su cuello, su rostro, sus labios, sus emociones.

Su manera de ver el mundo.

Su forma de vivir.

Pero incluso con eso, se sentía culpable por la persona que estuvo ahí toda su vida.

Willy, su mejor amigo, su hermano, su familia, su compañero.

Incluso si todo el afecto fue falso, fue la primera persona que lo defendió de rubius, que lo protegió, que lo abrazó, quien le hizo vestir, quien estuvo ahí. Y se sentía tan mal, que incluso sabiendo todo lo que sintió, aún podía recordar la sonrisa genuina que alguna vez vio en el rostro del omega.

ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora