Octubre 2006 - EspañaPara Guillermo, explorar España era lo más emocionante que había experimentado en sus cortos veintidós años de vida. Como un portero del Club América, visitar Europa no era una de sus más frecuentes actividades. Así que cuando se presentó la oportunidad de recorrer el territorio Europeo para visitar a su amigo Javier, el portero estaba extasiado. Guillermo había arribado en Madrid, y Javier estando tan emocionado por su visita pidió unos días en el trabajo para llevarlo a explorar las más impresionantes estructuras del lugar, incluyendo sin lugar a duda el estadio Santiago Bernabéu.
Pero el tiempo se les había pasado volando y las vacaciones de Javier habían acabado, ahora el portero estaba recorriendo el territorio Europeo por su cuenta. Ya no le quedaba mucho tiempo en el país, la semana se le estaba acabando, por lo que preso de la curiosidad, Guillermo se encontraba ahora en el estadio Camp Nou. Quería conocer el estadio del club Barcelona, era seguidor del equipo, aunque en secreto por obvias razones.
Era temporada baja, no había partido, Guillermo solo se encontraba admirando la majestuosidad de aquel estadio vacío. Pensando sobre toda la genialidad que debía haber presenciado aquel campo. Por estar tan perdido en su mente no notó cuando alguien entró a la cancha con una pelota. Fue el inconfundible olor a alfa que lo sacó de sus pensamientos. Era un omega, solo, en un país que no conocía, por un segundo se paralizó.
Sintió alivio cuando al poner atención encontró, no a un alfa, sino a un cachorro de alfa cerca de una de las porterías. El chico se encontraba frente a una pelota, aparentemente analizando cómo debería lanzarla al arco, hasta que sintió una mirada penetrante. El cachorro volteó a verlo, con timidez y saludó en un marcado acento argentino que Guillermo reconoció de inmediato.
-Buenas tardes. - Dijo suavemente, ciertamente no acostumbrado a interactuar con extraños pero sin querer ser maleducado.
- Buenas tardes. - Respondió con suavidad el omega, aquel chico le pareció tierno. No aparentaba más de trece años. - Eres argentino?
- Sí. - Respondió el argentino sin verlo realmente a la cara.
El omega lo examinó, era solo un cachorro y estaba solo en ese gran estadio. Ni siquiera era del país. Ahora que lo pensaba, no había ni siquiera supervisión luego de pasar la entrada.
- Estas solo? Esta anocheciendo, dónde están tus padres? - Preguntó genuinamente preocupado.
Cuando el alfa no le respondió y el omega percibió el aroma de tristeza que inundó su olfato, Guillermo se percató de los ojos llorosos y nariz enrojecida del argentino. Sus instintos se activaron inmediatamente, dejo salir un aroma tranquilizador para consolar al cachorro que lloraba frente a la portería.
- Hey, estás bien? - Dijo acercándose más a la cancha.
El chico frente a él solo se sentó en el césped y ocultó su rostro entre sus piernas. Guillermo se acercó lentamente hasta donde estaba y se quedó parado frente a él, esperando a que su aroma lo ayudara a tranquilizarse.
- Estás perdido?
- No, vivo cerca de aquí. - Dijo el alfa, percibiendo el reconfortante aroma a su alrededor.
- Dónde están tus padres? Saben que estás aquí?
El pequeño alfa negó con la cabeza suavemente. Guillermo negó, frustrado.
- ¿Qué pasa? - Dijo, imaginaba que el chico había salido sin permiso.
El alfa por fin lo vió a los ojos. El omega le transmitía confianza y mucha tranquilidad.
- Solo quiero volver a mi casa... - Dijo con voz entrecortada.
- ¿Quieres que llame a tus padres para que te lleven a casa?
- No, quiero volver a mi casa, Argentina. - Respondió el chicho mientras comenzaba a sollozar suavemente y trataba de hablar entre lágrimas.
Oh
El cachorro extrañaba su hogar, debía ser difícil adaptarse a un país Europeo luego de vivir toda tu vida en un país latino. El mismo idioma pero tan diferentes formas de vivir. El omega le sonrió, se sentó a su lado y escuchó atentamente el balbuceó casi incomprensible del argentino. Siguió liberando tenuemente su aroma, y para cuando el chico dejó de llorar, Guillermo había entendido varias cosas. Al parecer, el chico era nuevo en el país. Había llegado para perseguir sus sueños en el fútbol y aunque estaba contento, extrañaba a sus amigos, familia, a su abuela y su hogar.
El alfa suspiró, aliviado de sacar eso de su pecho, y se quedó admirando al omega frente a él con un extraño interés que él mismo no entendía. Cuando por fin pudo respirar con normalidad, el Guillermo le prestó su teléfono para que llamara a sus padres y se quedó esperando con él su llegada en una extraña pero cómodo atmósfera.
- Cómo te llamas? - Preguntó rompiendo el silencio.
- Lionel, Lionel Messi...Vos?
- Guillermo, Guillermo Ochoa. - Suspiró, tomando confianza para decir lo que quería.- No te preocupes Lionel, pronto encontrarás tu hogar en este lado del mundo, tu familia siempre te acompañará aunque no estén físicamente a tu lado. Verás que siempre encontrarás más personas para añadir a tu manada, gente que te querrá y querrás con tu alma. Además, estoy seguro que serás el mejor delantero del mundo, no importa que tan malas o difíciles se vean las cosas hoy.
El omega le sonrió genuinamente, y Lionel sintió sus orejas enrojecer.
Sus padres no tardaron en llegar, preocupados por su cachorro. Le agradecieron por cuidar de él y el omega los tranquilizó con una sonrisa.
- Muchas gracias por avisarnos. - Dijo el padre del alfa extendiendo su mano.
- No importa, me alegra que ya esté con ustedes. - El de cabello rizado le respondió estrechando su mano.
Se acercó a Lionel con una sonrisa, le revolvió el cabello y se inclinó para quedar cerca de su rostro. - Mucha suerte, cachorro.
Guillermo se alejó.
Y esa fue la primera vez que Lionel lo vió.
☁️☁️☁️
Espero les guste! Estoy emocionada por la idea y espero que los lectores también.
Cada vez hay menos fanfics de mi amada pareja favorita y estoy aquí para evitar eso.
Me rehusó a que esto muera.
PD: Años queriendo escribir y resulta que empiezo así, la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.
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Cachorro de Alfa [Messi x Ochoa]
FanfictionLionel Messi, el alfa y joven promesa del fútbol, ha pasado la mitad de su cortos veintiún años de vida interesado en una sola persona, el portero mexicano, Guillermo Ochoa. Había soportado años queriendo acercarse al omega, sin embargo había un peq...