Capítulo 11

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1 de julio, 2014 — Brasil

Lionel no recordaba haberse sentido más lleno de emoción en su vida. Ni en todas las finales que había enfrentado, ni todos los equipos con los que había peleado, ni los premios que le habían otorgado lo habían hecho sentirse de esa manera. Nada se comparaba con haberse declarado a la única persona que ha amado en su vida.

Los adultos, en su juventud, siempre le habían hablado de ser precavido con eso. Con la palabra amor, con el tema de amar. No era algo a la ligera, declarado a los oídos de personas cualquiera. El amor, era reservado para otra alma que sintieras tan tuya como la propia. Para la única persona que tuviera en sus manos tu corazón y en su sonrisa la tuya, con todo lo que implicaba. "Amor" era un término sagrado.

Pero al ver a Guillermo a los ojos, fue en lo único que pudo pensar.

Se sintió invadido por un sentimiento flamante desde su interior.

El brote abrupto de un afecto que venía crecimiento desde hacía muchos años. Que fue abonado por cada sincera sonrisa, por las palabras llenas de atención y cuidado. De la determinación plasmada en el porte y la fiereza evidente.

No había tenido oportunidad contra eso. Estaba dolorosamente enamorado.

Y nunca había tenido tanto miedo.

Guillermo se iba ese mismo día.

☁️☁️☁️

—Tienes que empacar. —Le repitió Guardado desde su lugar, viéndolo con atención. —Nos vamos en unas cuantas horas. —Dijo tomando la maleta en sus manos, dispuesto a arreglarla él mismo.

—No iré.

—¿Qué? —Andrés lo vio con ojos anchos y ligeramente fuera de sí. —Guillermo qué-

—No puedo ir todavía, no con esto.

A lo lejos, las incesantes notificaciones y el sonido de la televisión que repetía por décima vez su entrevista se escuchaban con claridad.

—No puedo lidiar con esto ahora, y necesito- —Guillermo suspiró, sentándose en la cama y palmeando el lugar junto a él para que el otro omega pudiera tomar asiento. —Necesito volver a ser yo, sabes?

Su amigo lo escuchó con cuidado, sus ojos llenos de brillo con atisbos de esperanza. Sonrió ligeramente y asintió.

—Necesito tener valor y confianza al volver. —El mayor suspiro, despeinando sus cabellos. —Quiero asegurarme de que sigo siendo yo, que no me perdí a mi mismo.

Fue interrumpido por un fuerte abrazo que lo despojó de todo el aire en sus pulmones.

—Tenía mucho tiempo sin verte ser tú. —Soltó Andrés en un suspiro de alivio. —Te aseguro que no te has perdido, lo he visto estas últimas semanas. —El menor le sonrió con esa peculiar mueca que hacía cuando estaba plenamente feliz.

Tenía mucho tiempo de no ver esa sonrisa en su amigo. Ahora que lo pensaba, lo más que le dirigía desde hacía un par de años eran miradas de preocupación y suspiros de cavilación.

Le gustaba cambiar esa expresión.

—Entonces, ¿qué harás?

—No te preocupes. —Le dijo sonriendo, sincero. —Me quedaré aquí un par de semanas. Es un país hermoso.

Andrés besó su frente.

Ese mismo día, él y el equipo partieron en la noche con destino a México.

Excepto...

—Rafael. —Guillermo lo miró con una ceja levantada y contempló simplemente cerrar la puerta con un portazo. Pero el alfa se veía desaliñado y perdido, le recordó un poco a sí mismo hacía un par de años. Sabía que fuera como fuera, podría lidiar con él.—¿Qué haces aquí?

Cachorro de Alfa [Messi x Ochoa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora