Capítulo 5

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16 de Junio, 2014 – Brasil

Rafael podía sentir el fuego de la furia en sus entrañas.

Desde que vió la manera en la que los ojos de Messi destellaban al ver a Guillermo sabía que algo estaba mal. Parecía un momento tan íntimo, tan romántico que los celos se apoderaron de él ahí mismo. No sabe cómo pudo haber sido tan ingenuo al no preguntar de quién se trataba el cortejo de Lionel. De haberlo sabido, no hubiera dejado al alfa argentino siquiera acercarse a Guillermo.

Caminó a paso pesado hacia la puerta del omega, solo para encontrar la caja aún a los pies de esta. La abrió cuidadosamente, revelando su interior sin dañar el delicado listón con el que era envuelta y sintió casi inmediatamente que el brillo de la plata le lastimó las retinas. Era, sin duda alguna, un pedazo de joyería precioso. Tanto que lo intimidaba.

Tenía miedo.

Sabía que no había actuado correctamente al mentirle al delantero argentino, no actuaba bien desde hace años, desde que comenzó a engañar a Guillermo. Pero a este punto estaba desesperado. Quería arreglar las cosas y no sabía cómo, el portero no parecía querer verlo ni en pintura y ahora Lionel, indiscutiblemente un gran partido, estaba tras él.

El camino se estrechaba sobre él, sentía que se estaba quedando sin maneras de llegar al omega. Solo necesitaba que le diera una oportunidad de demostrarle cuanto se arrepentía y que lo amaba.

Dios, como lo amaba.

Suspiró y dejó la caja en su lugar.

El único consuelo que tenía eran los recuerdos de todas las veces que su ex prometido le habló sobre Messi. Siempre había estado al tanto de él. Le parecía fascinante que, en efecto, aquel niño que se topó llorando en una cancha vacía, se convirtió en uno de los mejores delanteros, un fenómeno en el deporte y sensación popular. Sin embargo, Rafael resaltaba que siempre se refería a él como un "pequeño cachorro". Ahora entendía porqué Lionel estaba tan preocupado al inicio de su cortejo. Guillermo lo seguía viendo como aquel cachorro de antaño y no podía ver que había crecido en todo un alfa. Era una lástima para el jugador argentino, pero tal vez una bendición para él.

☁️☁️☁️

Lionel no iba a llorar.

No lo haría porque, en realidad, jamás tuvo oportunidad.

Guillermo nunca mostró interés en él y sus ilusiones no estaban fundamentadas. El hecho de que el omega estuviera en una relación no debía afectarle.

Era lo que se repetía a sí mismo para vencer a esas lágrimas traicioneras que amenazaban con salir de sus ojos.

—Lionel, ¿estás bien? —Di María lo sorprendió tocando su hombro, sacándolo del tumulto de pensamientos que lo desorientaban para darse cuenta que había caminado hasta su ala en el hotel.

—Si. —La respuesta fue vaga, y Ángel frunció las cejas en preocupación.

—¿Qué pasó?

—No es nada. —Se volteó para volver a su cuarto y su amigo no quiso insistir más.

Esa tarde, los entrenamientos continuaron con normalidad. Sin embargo, los integrantes del equipo argentino no pudieron ignorar el aura de pesadez que emanaba el delantero más joven. Practicaba con determinación pero su concentración era demasiado peculiar, hasta preocupante. No dijo una sola palabra durante todo el entreno, y cuando acabó, solo tomó sus cosas para dejar atrás a sus compañeros mientras se dirigía a su habitación.

Cachorro de Alfa [Messi x Ochoa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora