—¿Qué demonios le hiciste a esa chica?
—¿Qué chica?
—La chica que te provee, primero.
—Ah, ¿Masías?
—Sí.
—¿Qué pasa con ella?
—Estaba llorando cuando se fue.
—¿Llorando?
—Sí. ¿Qué le hiciste?
—No le hice nada.
—¿Estás seguro? Se veía muy mal. Incluso se cayó bajando las escaleras, tuve que ayudarla a levantarse.
—¿Y en qué momento decidiste que era buena idea seguir a Masías, segundo?
—¿Querías que la dejara ahí tirada en el suelo?
—No estás respondiendo mi pregunta.
—Sólo estoy haciendo mi trabajo, primero. ¿Querías que la dejara ahí tirada en el suelo?
—No. Y no quiero que la sigas.
—De acuerdo, no voy a seguirla.
—Bien. Y gracias.
—¿Por qué?
—Por ayudarla a levantarse.
—No es nada.
—¿Se lastimó?
—Tenía un raspón en una rodilla, pero creo que no se dio cuenta.
—Su resistencia al dolor físico es mayor del promedio humano. Probablemente no lo vaya a notar sino hasta mucho después.
—Lo que tú digas, primero...
—Lo que yo digo, segundo. Y sólo para que quede claro, jamás le haría daño a mi proveedora.
—...¿Tu proveedora?
—Es mi proveedora.
—Tu proveedora tipo, exclusiva.
—Sí.
—...¿Desde cuándo? ¿Por qué?
—¿Tengo que justificar ante ti todas las decisiones que tomo?
—No, esto es mera curiosidad. Una muy fuerte. ¿Por qué ella?
—¿Por qué no ella?
—Con un cuerno, primero. No me vengas con esas.
—No hace falta que te rebanes ese cerebro humano para responder tu propia pregunta, segundo.
—No quiero sonar como un maldito cretino, pero estoy seguro de que hay proveedores más... ¿Preparados?
—En efecto, acabas de sonar como un maldito cretino.
—¿Me culpas? Helena Masías es de lo más simplón que he visto en décadas.
—Ni siquiera tomaré ofensa por lo que acabas de decir.
—¿Por qué deberías?
—¿Más allá de lo que decir que Masías es simplona implica? No lo sé, segundo, tú dime.
—¿No es simplona, entonces?
—¿A qué juegas?
—...No estoy jugando a nada.
—Sabes muy bien que Helena Masías es todo menos simplona.
—No quieres que la llame simplona, entonces.
—No. Y esa es la última vez que la llamas simplona.
—¿Tanto te molesta?
—No será tanta molestia como tener que destrozarle los huesos a mi segundo y denegarle el derecho a atención médica humana después si vuelves a referirte a ella de esa manera.
El segundo no respondió.
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La Proveedora
Romance«Proveedor: persona cuyo oficio consiste en vender placeres carnales a los espectros, raza extraterrestre proveniente de la edad oscura del universo.» Los espectros llegaron cincuenta años atrás en son de paz. Ofrecieron sus conocimientos a la Tierr...