𝐈𝐗

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JEFF

Su culo se cerró alrededor de mi polla y dejé escapar un gemido. Sus labios carnosos estaban separados, sus ojos nublados y sus muslos apretados alrededor de mis caderas. Maldita sea, mi polla estaba lista para una segunda ronda. Estaba tan jodidamente apretado, se sentía tan jodidamente bien.

Un escalofrío rodó por mi columna a medida que su fuerte calor pulsaba, prácticamente rogándome por más. También palpitaba; mi longitud gruesa estaba semidura, pero sabía que era mejor darle algo de tiempo para recuperarse. Después de todo, Ta había sido virgen. Probablemente estaba realmente lastimado y doloridp en este momento.

Rodé fuera de el y me senté al borde de la cama. Ta permaneció en la misma posición, luciendo completamente agotado, su cuerpo flácido y parpadeando hacia mí, casi somnoliento. Pude ver su cerebro girando a toda marcha, intentando aceptar esta situación, pero simplemente parecía... un poco perdido y completamente follado.

—Si sigues mirándome así, no me culpes por darte la vuelta y follarte como quiero. —La aspereza en mi voz me sorprendió.

Ta se sonrojó ante mis palabras. Mis labios se torcieron y no pude evitar sonreír satisfecho ante su cara roja.

—¿Cómo quieres? —susurró, apartándose el cabello de su cara sudorosa

—. ¿No acabas de hacer eso?

Riendo entre dientes, levanté una ceja.—Acabo de hacerte un favor, Ta. No, no te follé como quiero. Te follé como necesitabas que lo hiciera. Eras virgen y por lo tanto, tuve que ser... tierno—dije. La palabra "tierno", sonó extraña en mi lengua y estuve asqueado por ella 

 El significado detrás de la palabra. No era ni gentil ni tierno

—. Considera esto un favor.

—¿Siempre eres tan imbécil? —murmuró Ta más para sí que para mí. No había querido que lo escuchara.

—Vaya, vaya. Así no es cómo le hablas a tu salvador.

Sus ojos se oscurecieron ante el tono burlón de mi voz.

—Me usaste para tu ventaja. No diría que eres mi salvador.

Me puse de pie, alcanzando mi ropa descartada. La mirada de Ta se detuvo en mi cuerpo, mucho más tiempo en mi polla antes de apartarla rápidamente.

—Parece que tienes algún problema de memoria. Déjame ayudarte a recordar —me burlé—. Viniste aquí porque me necesitabas. No tenías dinero suficiente para pagar por el trabajo, así que te ofrecí una salida fácil. Lo cual fue bastante... considerado de mi parte. Podría haberte pedido algo más degradante. Solo te pedí tu virginidad. Después, te salvé de ser asaltado y violado. Maté a un hombre por ti... sin cargos. Y estoy a punto de matar a otro. ¿Entonces? ¿Qué tienes que decir al respecto?

—Creo... creo que eso es lo más que te he escuchado hablar. 

—Por supuesto, evadiría mi pregunta y toda la conversación. El pequeño y astuto Ta

 Supongo que no era tan estúpido como pensaba. Tal vez ingenuo y un poco demasiado confiado... pero hmm, no estúpido.

Mi pecho retumbó con una risa seca. El guardó silencio mientras me vestía rápidamente. Una vez que terminé, agarré el vaso de agua de su mesita de noche y se lo ofrecí. Se lamió los labios secos y lo aceptó sin dudar.

—Gracias —dije.

—¿Por qué? —preguntó, la confusión persistiendo en sus ojos.

Miré de nuevo a donde el todavía estaba tumbada, con las piernas abiertas. Había una mancha húmeda en la sábana debajo de el. Mi semen comenzaba a secarse en el interior de sus muslos. Su culo se veía rojo e hinchado, cubierto con mi semen

Asentí hacia el.—Gracias por el pago. Te ves tan obsceno como imaginé que te verías después de que tomara tu virginidad.

Ta siguió mi mirada y jadeó, cerrando las piernas cuando finalmente se dio cuenta de lo indecente que se veía. Chasqueé la lengua.

Se cubrió con las mantas; como para ocultar la prueba de lo que acabábamos de hacer. Su desnudez. Mi semen, todavía goteando de su culo.  Lo que acabábamos de hacer... esto podría arruinarlo.

Pero no había forma de ocultarlo.

Era un cruel recordatorio de lo que pactó y vendió por la muerte de su enemigo. Ta tendría que vivir con esta noche, arraigada en su mente, por el resto de su vida. Eh, bueno...Agarré el vaso vacío de su mano y lo volví a colocar en la mesita de noche

—Buenas noches.

Salí de su habitación sin esperar una respuesta, y cerré la puerta detrás de mí. Tal vez mi mente me estaba jugando una mala pasada, pero juraba que lo escuché susurrarme "buenas noches " de vuelta.

Seguro, Ta estaría a punto de dormir muy bien esta noche. Sin pesadillas, como las últimas noches.

No después de la pastilla para dormir que había metido en el vaso que le ofrecí.



(Buenas, ya tengo teléfono (aunque me dijeron que al fin y al cabo tengo que comprarme uno nuevo porque no va a durar mucho el que tengo) vengo a actualizar, además ya me recupere de la enfermedad que tenia, sólo ahora sufro el calor.
En fin, nos vemos pronto, que tengan un lindo fin de semana.)

𝐓𝐫𝐚𝐭𝐨 𝐬𝐮𝐜𝐢𝐨 (𝐉𝐄𝐅𝐅𝐓𝐀)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora