𝐄𝐩𝐢𝐥𝐨𝐠𝐨 𝐈𝐈

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TA

Cuando perdí el conocimiento hace tres meses con el brutal rostro de Killer sobre mí, estaba seguro que me mataría. Las imágenes de mi vida no se habían reproducido ante mis ojos. E incluso si lo hubieran hecho, pocas de ellas habrían sido felices. Había sentido toda mi vida como si el futuro estuviera esperando, como si estuviera viviendo con los frenos puestos. Nunca plenamente, siempre controlado por otros.

Quizás todos tenían ese momento sin retorno. Una instancia fundamental que lo cambiaba todo. Para mí fue el momento de mi muerte.

Me prometí vivir, arriesgarme más, ser libre, y al mismo instante me preocupé por no tener la oportunidad.

Ta Nakunta murió ese día.

Pero había abierto los ojos con el tiempo, mi cabeza palpitando con un fuerte dolor de cabeza, y miré a Killer quien estaba sentado en su cama a mi lado.—No podías dejar que el armario me matara, tenías que hacerlo tú mismo, ¿no? —dije ásperamente.

Killer no esbozó una sonrisa.

—No voy a matarte. Pero debes morir. —Mi cerebro todavía estaba demasiado nublado para darle sentido—. Puedes vivir si dejas morir a Ta. Les diré a todos que el trabajo está hecho. No dudarán de mí. Soy la maldita Parca. Pero tendrás que esconderte. Dejar todo atrás. Tu familia. Tu nombre.

Me senté lentamente.—¿Vas a dejarme huir?

—Nunca dije que te dejaría huir de mí. —Se inclinó y me besó con dureza, sorprendiéndome por completo. Cuando se retiró, evaluó mi cara.

Asentí, incluso aunque no había preguntado nada.

—Podemos huir juntos. Aquí no eres libre. Los dos nunca hemos sido libres verdaderamente. Quizás juntos podamos finalmente descubrir a qué sabe la verdadera libertad.

—El único sabor que quiero ahora es el de tu culo.

Habíamos empacado todo ese mismo día y Killer me había declarado muerto a su cliente. Ya no existía.

Compró un yate de sus ahorros, puro dinero de sangre, pero como príncipe de la mafia había crecido rodeado de riquezas sucias. Al día siguiente, partimos en nuestro barco. Le escribí una carta a mi hermano Bible, diciéndole que estaba a salvo pero que no podía regresar a Tailandia y a la mafia. Algún día, lo volvería a ver. El había encontrado la felicidad en Build, y ahora era mi turno de encontrar la mía.

Killer consiguió identificaciones nuevas para nosotros, nombres nuevos que se nos ocurrieron a altas horas de la noche con demasiado vino encima y aún más sexo. Macao y Kim Theerapanyakul. Un comienzo nuevo y un hombre que había incendiado a una ciudad entera. Ambos nombres curiosamente adecuados para nosotros. Nuestro apellido fue el resultado de la insistencia de Killer después de beber mucho vodka.

A medida que miraba a Killer ahora, a horcajadas sobre sus caderas, sintiendo su polla dura clavándose insistentemente contra mi culo, no pude evitar sonreír.

—Macao y Kim Theerapanyakul. No hay nada mejor que eso. Nunca más volveremos a tomar decisiones importantes tomando vodka.

Killer empujó sus gafas de sol Armani con una sonrisa, dejándome ver el hambre en sus ojos. Esas gafas eran nuestra propia broma personal y todavía me hacían reír a carcajada después de todo este tiempo.

Killer empujó la parte inferior de mi short a un lado y deslizó un dedo en mi polla, luego se metió el dedo en la boca.—Nunca pensé que mi esposo tendría un sabor tan dulce.

Me incliné más cerca.—Solo soy tu esposo en papel. Nunca nos casamos oficialmente.

—A quién carajo le importa lo oficial. Somos los gobernantes de nuestras putas vidas. Nadie más. Tú eres mío. Fin de la historia.

Killer liberó su polla de sus pantalones cortos de nadar y se hundió en mí con un vicioso empuje hacia arriba. Jadeé, echando la cabeza hacia atrás con una sonrisa. El sol calentaba mi piel. La brisa sacudía mi cabello. El océano siseaba en el fondo. Me sentí libre. Por primera vez en mi vida, probaba la libertad.

Las manos de Killer en mis caderas se apretaron hasta que lo miré nuevamente. Mi sonrisa se ensanchó. Mecí mis caderas. Estábamos en medio del océano. Sin un destino fijo. Yendo a la deriva, pero no perdidos.

Éramos el hogar del otro.

Renací.

Los dos renacimos.

Macao y Kim Theerapanyakul.

Finalmente libres.


































(Buenas, ¿cómo andan? Siendo sincero me costo mucho publicar este último capitulo, ya que le estoy dando un cierre a esta historia que es amada por mi y sé que por otras personas también y decir adiós es difícil. En fin, llegamos al punto de llegada ¿qué les pareció? ¿qué hubieran cambiado de la historia? ¿se lo esperaban así? ¿alguna opinión que quieran dejarme? Los estaré leyendo.

Me tomaré unos días antes de publicar una nueva historia que estuve pensando. Por el momento les dejo disfrutar este final. Les doy gracias a las personitas que estuvieron atrás de está historia leyendo, votando y comentando. 

Les comento que pueden enviarme mensajes con sugerencias o algo que quieran decirme, alguna recomendación de historias, series o libros, mi buzón esta abierto para cualquier persona. 

¡que tengan una buena semana! les estaré avisando cuando suba una nueva historia.

¡muchas gracias por leer y por estar!)

𝐓𝐫𝐚𝐭𝐨 𝐬𝐮𝐜𝐢𝐨 (𝐉𝐄𝐅𝐅𝐓𝐀)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora