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Affliger.

Definitivamente habían sido los peores meses de su vida. El tener que fingir de nuevo que estaba bien cuando lo único que quería era pegarse un tiro en la cabeza, era de verdad insoportable, insufrible y agobiante.

¿Por qué tenía que suceder ese año? Luego de mucho tiempo tratando de olvidar y poder aceptar la vida que llevaba, aunque en contra de su voluntad, creía que se estaba acercando. La resignación y luego la -tardada- aceptación. Todo iba de maravilla.

Maldita sea, luego de tantos años sintiéndose como una basura por no haber intervenido en su propio futuro, en su vida, en sus propios sentimientos y su decisiones, se rindió. Tiro la toalla y se propuso a empezar de nuevo. Dejo de beber, se levantaba cada mañana a correr por la cuadra, retomó su trabajo, veía con más frecuencia a sus hijos.

Trataba de llevarse bien con la mujer con la que se casó hace 12 años, la comunicación con la familia Kim, sus padres, sus hermanos y los medios volvía a ser constante y parecía ir de nuevo por el camino por el cuál fue criado.

Pero una noche cuando, estúpidamente, decidió salir a caminar, fue la puta gota que derramó el vaso que creyó haber roto hace tiempo.

Bueno, tal vez salir a caminar por la noche en vez de la mañana solo ese día no fue una estupidez. Pero seguramente sí fue una enorme tontería correr y tomar su brazo para ver su cara. Para comprobar que era su cara.

Tonto, tonto, tonto.

¿Por qué tuvo que seguir viéndolo, después de esa noche?

¿Quería cerrar ciclos? ¿Enfrentar a su primer amor para poder superarlo y vivir de nuevo?

Bueno, definitivamente, acostarse con él de nuevo para "olvidar", fue la mayor locura que pudo haber cometido.

Y cuando él desapareció de nuevo, dejándole un vacío en el pecho, uno peor que el que había tenido que soportar por 12 años y que apenas había comenzado a cerrar, todo volvió. Los sentimientos, los recuerdos, las alegrías y la pasión.

Todo había vuelto. Y esa noche, la última noche que lo vió, toda esperanza de vivir en esa falsa realidad a la que comenzaba a resignarse se fue al carajo.

Todos sus esfuerzos y los cambios que había hecho para poder vivir como un hombre normal, un hombre nuevo que trabaja y vive por su familia, todo era un chiste ahora.

Y seis meses después, recibió la llamada que acabo con todo.

Y "todo", es todo.

Un balazo en los genitales habría sido mucho menos doloroso que las crueles palabras del menor. No, realmente la palabra "cruel" se quedaba corta, era definitivamente lo más hiriente y doloroso que jamás habían escuchado, sobretodo viniendo de alguien que es más que importante para ellos.

JungKook sintió la lágrima descender desde su ojo hasta su mandíbula, y JiMin estaba por desplomarse en el suelo. La frialdad que TaeHyung les expresó con tan simples palabras, lo habían herido más profundamente que cuando JungKook le confesó lo que hizo, que cuando si familia le dió la espalda dos veces, la culpa que tiene sobre lo que pasó con el menor duplicó ante esas palabras.

Oh, shit!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora