Deux

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Revenir.

El joven rubio de diecisiete años suspiro tan pronto dejo la escoba recargada en la pared y tiro la basura del recogedor en una bolsa que tiraría después en el basurero. Por fin, y luego de casi tres horas, había terminado con la limpieza de su aula escolar, ese día era su turno para limpiar todo junto con otro compañero, que fue a buscar las llaves del encargado para regresar todo a su lugar, tirar la basura que sería llevada al día siguiente por el camión recolector y poder largarse de una buena vez.

JiMin, un chico muy popular en su preparatoria, tomó la bolsa de basura, la escoba y el recogedor, además también su mochila, y camino por los pasillos solitarios de la escuela para buscar a su compañero y finalmente poder salir del instituto.

Estaba más ansioso de lo normal por irse, esa mañana cuando caminaba con dirección a la escuela, su amigo de la infancia, Jeon JungKook, lo había invitado a una pequeña cita. Luego de que el mayor terminara con sus tareas, irían al cine y luego a la casa del menor. Tal vez parecía intranscendente, pero el tiempo que compartían ambos muchachos eran los más preciados para ellos.

Tenía una sonrisa en su cara, ansiaba ver de nuevo a JungKook. Su corazón latía con mucha más fuerza cuando estaba con él. Reía a carcajadas cuando estaba con él, se podía sentir libre cuando estaba con él. Sencillamente, estaba completamente enamorado de él...

Y, sin embargo, su sonrisa desapareció cuando, antes de bajar por las escaleras al primer piso, le pareció escuchar algo detrás de la puerta del baño de hombres que se encontraban a la par de las escaleras. Era un sonido extraño como...un débil sollozo.

Por un momento pensó que era su imaginación y estaba por irse, pero guiado por su curiosidad, al acercarse un poco más a los baños comprobó que, en efecto, eran sollozos ahogados y golpecitos en la puerta que se escuchaban como si fueran los latidos de un corazón herido.

    — ¿H-hola?preguntó con ligero temor. JiMin siempre había sido un pequeño minino asustadizo y aquello era la diversión de JungKook.

Escucho como alguien dentro rasguñó la madera de la puerta dentro del baño. Como un gato que se quedó encerrado y hacía esos ruidos para pedir ayuda y así poder salir. Se quedó como pierda cuando acerco su oreja a la puerta.

    —Ayúdeme...pidió alguien dentro con su voz rota.

JiMin normalmente habría avisado a alguien más, como una autoridad y se habría ido. Pero no había nadie más allí, así que trato de abrir la puerta, inútilmente porque la puerta tenía el seguro puesto. Al escuchar de nuevo un sollozo más fuerte seguido de un golpe en seco se alertó. Giró y corrió hasta llegar al patio trasero donde debería estar el conserje, pero solo estaba su compañero con las llaves.

El chico venia despreocupado, solo hacía falta que JiMin le llevará el resto de las bolsas y podría irse a casa, por lo que muy pacientemente lo espero. No contaba con que JiMin no vendría con las bolsas que hacían falta y que más bien pareciera que él había cometido un terrible error. El chico lo vio extrañado, JiMin no era alguien que se enojara fácilmente, pero parecía que estaba a punto de explotar.

    —Necesito las llaves, rápido. soltó.

    — ¿Por qué? ¿Qué te sucede? Pareciera como si te hubieran quitado la tarjeta de crédito. quiso reírse, pero...

    — ¡Dame las llaves!gritó.

    —Vale, no te enojes, tenlas, pero déjalas en la oficina del conserje cuando termines o tendremos problemas.

Oh, shit!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora