👑CAPITULO 2 EL SER QUE NADIE VE👑

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—¿Qué diablos es eso?

Elian algo escéptica, miraba aquella sorprendente imagen en el cielo, tratando de percibir lo que había dentro de ella. No es que no creyera que fuera posible, ya que era seguidora del tema fantástico y sobrenatural, pero su vida la había obligado a ser más realista, buscando la explicación más científica que pudiera, como primera opción, antes de llevarlo hacia la parte mágica.

—¿Puedes ver lo mismo que yo, verdad? —preguntaba Erendi emocionada por su hallazgo.

Elian se quedaba callada, conteniendo sus pensamientos para no herir a Erendi, al ver ese rostro lleno de felicidad. Hacía mucho que no la veía sonreír así, por lo que no descartaba la posibilidad de lo fantástico, pero primero debía buscar una explicación más real.

—¿Si sabes que podría tratarse de un Fata Morgana, verdad? —la morena de cabello rizado no podía simplemente tener ojos ciegos.

—¿No me digas que crees que es un espejismo? —Erendi rebatía, señalando esa enorme imagen antinatural. —¡Vamos, mujer! No me hagas pensar que a causa de mi nefasto día... —se retractaba de estas últimas palabras, ya que Elian no tenía por que saber, —mi mente había creado "eso", que tenemos arriba.

Y no. La respuesta de Elian era "no". Ella sabía que eso en el cielo no era a causa del efecto que antes mencionaba. Tampoco era resultado de la imaginación de su amiga.

—¿Sabes Erendi? —agradecemos que Elian recapacitara su forma de pensar —no todas las noches se ve algo así —esta vez le daba toda la razón a su amiga—. Hay algo que no te había contado, —Elian miraba el cielo y se perdía en la imagen—. Hace meses, observaba por la ventana el cielo nocturno, había luna llena, lo recuerdo bien. Esa noche admiraba lo imponente que era ese astro, y entendí lo pequeñitos que somos nosotros. Me pregunté en esa ocasión si había hecho algo muy malo en otra vida, para merecerme la que tengo ahora. Si cuando era tan solo una niña, había sido un pequeño ser humano de lo peor, para que tantas cosas horribles me pasaran, en una etapa donde se supone debía reír, divertirme y disfrutar jugar sin preocupación alguna, —Elian cargaba con un trauma interior muy grande—, cuando de repente, entrada en mis reflexiones, el cielo se abría en una grieta y me mostraba una inmensa ciudad con bosques, vegetación ,animales y criaturitas raras. —Elian dirigía su mirada a Erendi. —Ya no era un sueño , Erendi. —ese sentimiento de paz reflejaba el rostro de Elian —Los lugares que había tocado en mis sueños, desde niña, ahora estaban sobre mi cabeza, visibles y de alguna forma reales. Me ganó la nostalgia, comencé a extrañar ese lugar deseando estar ahí y cambiar mi vida. —Curiosamente Erendi, había sentido lo mismo cuando miró la imagen que se encontraba sobre sus cabezas.

Ambas no dejaban de mirar el cielo, en algún punto se sentían igual en su interior. Se quedaban en silencio, y cada una se sumergía con sus propios pensamientos, reflexionando sobre todo lo que las rodeaba.

—Sería lindo que eso fuera real ¿no crees? —decía Erendi, ganando una sonrisa de parte de la contraria.

—Si, lo sería —Elian respondía con pesar.

—¡Y sería una perdida de tiempo seguir escuchándolas! —exclamaba alguien más, en fastidio total en esa calle solitaria.

Erendi y Elian inmediatamente comenzaban a buscar el origen de la voz. Aquello que escuchaban llevaba un tono grave, por lo que era seguro que un hombre las observaba en algún lugar. No obstante con esta incertidumbre, unos aplausos se generaban de algún punto de la calle, resonando por todas partes y esto las asustaba más.

—Al fin pueden mirar lo que siempre estuvo ahí, —de nuevo esa grave voz gritaba — comenzaba a pensar que eran demasiado estúpidas —la actitud de quien había hablado, parecía indicar que conocía bastante bien a Erendi y a Elian—. ¡Claro! Por no decir que son bastantes simplonas y comunes, como todos los demás seres de este inservible planeta.

Á R T I C A (En Progreso) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora