👑CAPITULO 14. EL CREADOR OSCURO Y LA PRINCESA DEMONAI👑

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《Marcus. ¿Qué hace aquí? 》

Los pensamientos de Erendi eran una ola de telarañas, había descubierto segundos atrás, que tenía habilidades de las que nunca tuvo conocimiento, y había matado a seres que aunque no eran precisamente buenos, les había quitado la vida sin pensarlo mucho. Por otro lado, Marcus siempre aparecía en el momento indicado, el Líder Legionario seguía aferrado a la idea de que esa joven de piel morena clara y cabellos lacios negros, era la Princesa a quien amó, pero ahora sin memoria, teniendo la oportunidad de poder redimirse de sus actos pasados . Y si esto no fuera suficiente, los pies de Erendi la habían llevado hasta un lugar que le causaba una enorme familiaridad, por una extraña razón. Todo junto, hacía una situación perfecta para que cualquiera, que quisiera una ventaja, pudiera aprovechar esta confusión de la forastera, para darle un giro a la guerra que cubría Ártica.

Erendi trataba de calmar su ser, no entendía, no encontraba la forma de darle lógica a lo que su cuerpo hizo. La mano de Marcus secaba sus lágrimas, el toque del General podría ser frío para cualquiera, pero para ella, se sentía bastante cálido y tranquilizador. Controlaba su interior, miraba a la cara a Marcus, quien le daba a notar que no quería hacerle daño; Erendi dejaba que la reconfortara y le daba acceso a su persona, dejándolo que la estrechara entre sus brazos.

—Seguir a alguien sin su consentimiento no es algo digno de un General de un Reino— le expresó Erendi a Marcus mientras se encontraba entre sus brazos.

—Pero si ese alguien es nuevo en los reinos, es responsabilidad de un General asegurarse de que ese alguien, no sea un peligro para su reino— contestó habilidosamente el General del Reino Oscuro

—¿Y abrazar al forastero reconfortándolo, también entra en los deberes de un General? —la pregunta de Erendi de nuevo provocó una sonrisa en los labios de Marcus—, ¿un abrazo puede ser una arma mortal para vencer al enemigo entonces?

No es que Erendi tratara de aparentar ser alguien inocente y tonta, pero él era un General del que se contaban muchas cosas malas. Había devastado reinos matando a todos sus pobladores, había matado a la Princesa Demonai al querer apagar la vida de la Reina de Luz, y esto ni siquiera lo lamentaba, era traicionero, ambicioso y bipolar, haciéndolo ver como alguien desalmado y sin una pisca de corazón alguno, pero, justo ahora, se portaba totalmente contrario a lo que se contaba.

—Sigues igual como antaño, mi Lady—, esa forma de Marcus causó que la pelinegra cayera en un juego peligroso—. Me agrada que aún después de tanto tiempo sigas siendo la misma—, los comentarios del General dejaban ver que los sentimientos de él, hacia ella, no se habían ido. Sin embargo la joven morena clara supo que ese hombre era un peligro—. Sigo sin entender cómo es que has vuelto a la vida y no sabía nada al respecto—, el guerrero de armaduras negras miraba a la joven entre sus brazos. Su rostro reflejaba anhelo, él aún amaba a esa Princesa.

Si Lobo Ancestral no hubiera contado esa historia a Erendi recalcando tantas veces que el General Vampiro no era de confianza, la de cabellos lacios negros en este momento ya sería víctima de la calidez que le proporcionaban los abrazos de el General. Tal vez ella ya hubiera decidido partir con él a donde fuera, antes de que Marcus lo pidiera, tal vez de nuevo sería victima, debido a una situación vulnerable.

Sin embargo Erendi recordó aquella vez donde se sintió de la misma manera, confundida, triste y vacía. Aquella primera vez que perdió al pilar de su hogar; su abuela. La única persona que creía en ella y la impulsaba a realizar sus metas. Con la muerte de esa gran mujer, los problemas se le vinieron encima. La convivencia en su hogar se volvió muy pesada, todos le recriminaban que no ayudaba en casa y que sus estudios no eran excusa para no ayudar económicamente. Una vez les dio gusto, consiguiendo trabajo, ahora se metían con sus tiempos, que si salía temprano ¿por que lo hacía?, que llegaba por las noches, la tachaban de mujer fácil. A veces no dormía por hacer tareas y trabajos escolares, ya que sus tiempos se dividían en lo académico y lo laboral, por lo tanto mantenía la luz encendida por las noches, ¿y que creen? eso también les molestó, hasta el punto de cortarle la luz y debía de estudiar a oscuras. Y con todo esto, para una joven de diecisiete años, era una carga enorme.

Á R T I C A (En Progreso) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora