👑CAPITULO 13. DAGA LUNAR👑

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Elian estaba a punto de tocar el gran cristal azul que traspasaba el suelo de la habitación donde se encontraba. El cuarto Cristal que representaba la vida en todo Ártica, y por lo tanto, de gran valor para el equilibrio del lugar. Cualquier alteración en su materia, podría ser catastrófica para el planeta y sus habitantes; no habría mas reencarnación, o desarrollo evolutivo, nadie podría tener una segunda oportunidad.

Por este motivo, una gran movilización se comenzó a realizar en el lugar, haciendo que Elian escuchara una gran conmoción a las afueras de la torre blanca. La joven de cabellos chinos castaños al percatarse de todo el ruido del exterior, miró por una de las ventanas de la torre, dándose cuenta que en la parte baja, en el patio central, decenas de guardias de armaduras blanca se movilizaban rodeando la Torre blanca y, resguardando las puertas por donde había entrado.

Entre los guerreros, pudo distinguir a siete sujetos vestidos en túnicas blancas con adornos en azul turquesa. Sujetos de apariencia bastante mayor en edad y con cabellos de color blancos, o platas de un largo considerable, pero a pesar de que estos personajes eran muy peculiares, ninguno de ellos era el sujeto que había traído a Elian y a Erendi a el mundo donde ahora se encontraban. Los siete mayores dirigieron a la guardia en las afueras y los colocaban estratégicamente, dejando a Elian encerrada en la torre para que no pudiera escapar.

No obstante con toda esta guardia en tierra, Elian pudo percibir en los cielos una bestia que solo había visto en cuentos infantiles y mitológicos; un hipogrifo muy bello con hermosas alas blancas, de un cuerpo amarillo oro con blanco y de tamaño enorme. Elian estaba rodeada por tierra y cielo, esta vez no iba a poder escapar de ninguna manera. Cuando tuvo la visión del jinete del hipogrifo entendió que iba a ser sumamente difícil engañarlos, pues quien montaba a esa bella bestia fantástica era nada mas, y nada menos, que el General Nero Vilkas, el apuesto pelinegro de mirada cazadora.

La joven de cabello chino castaño y piel morena, entonces se pegó a una de las paredes para no ser notada en el interior cuando Nero se asomara a través de las ventanas de la torre, sus ojos iluminados en amarillo intenso del Segundo General del Reino de Luz, no pudieron distinguir nada en el interior, pero su olfato agudo le indicó lo contrario. Nero se daba el tiempo para dar unas cuantas vueltas y asegurarse de dar la orden a los que se encontraban en el suelo para actuar. Dio un par de vueltas y se alejaba, cosa que no era nada normal si Elian lo pensaba bien.

Sin embargo la trampa había funcionado, Elian se confiaba y salía de su escondite teniendo en mente lo que había dejado inconcluso; tomar el arma dentro del Gran Cristal de Vida. La morena de cabello chino Castaño de nuevo se encontraba frente al Gran Cristal, era como si algo la llamara y la atrajera a hacer lo que pretendía desde un principio. La jalaba e incitaba a tocarlo y traspasarlo, aunque ella se preguntara por que debía hacerlo. Elian extendía los brazos, sus manos fueron directo al cristal y casi al punto de traspasar sus membranas exteriores, un viento entraba en la torre cual ráfaga feroz, apartando a la morena de un golpe fortísimo del Cristal y llevándola a chocar con la pared mas cercana.

Elian algo aturdida se levantó sacudiendo la cabeza, miró en dirección de la ventana mayor y lo que vio la dejó estupefacta. Nidia se encontraba en ese lugar mirándola desde la montura de su gran Dragón rojo. La General daba un brinco y entraba en la torre, el Dragón aterrizaba en los suelos del castillo sin darle la orden. Elian sabía que solo tenía una oportunidad para lograr su cometido, y entonces corría directo al cristal. Nidia al ver esto, también echaba a correr desde el otro lado de la habitación para impedir que la joven llegara a tocar el valioso cristal.

Es mas que sabido que Nidia tenía la ventaja, con su sangre vampiresca la General podía darle una paliza a la de cabellos chinos, sin embargo, se puso al nivel de la forastera y no usaba sus poderes, siendo alguien honorable para no abusar del débil, pero la General no contaba con que el medallón que Elian traía dentro de sus ropas empezara a brillar en conjunto al enorme cristal, causando que una barrera se dispersara a su alrededor de la morena y dejara afuera a Nidia. La General entonces comprendía algo al ver el medallón en manos de la forastera, algo que Nero le había recalcado en todo momento desde que la joven aparecía en el campamento de Dalurin Rilindur. Nidia entonces dejaba que todo transcurriera como debía sin su intervención, el cristal en manos de Elian de pronto fue atraído y absorbido por el Gran Cristal de Vida, y ya en su interior, el tridente tomaba una nueva forma; la nueva arma en el interior del enorme cristal era una bella Daga Lunar de color azul con plata, digna de una Reina.

Á R T I C A (En Progreso) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora