La vuelta por los callejones había terminado, frente a Marcus se podía ver una gran luz, y los ecos de voces por montones se empezaron a escuchar. Aunque bien podían haber llegado de forma recta rápidamente, el General Oscuro alargó el camino a propósito, para permanecer mas tiempo con Erendi, pero él pensó que esa joven saldría fascinada por él al llegar a la plaza principal, cosa que nunca pasó.
Cuando por fin la silueta del General del Reino Oscuro se distinguió en aquella plaza, muchos de los que permanecieron a los alrededores voltearon a mirarlo, entre ellos, los Legionarios que anteriormente lo acompañaban. Como era costumbre, siempre alguno de ellos lo recibía, en esta ocasión, la pelirroja descomunal era quien se acercó a su Líder con un saludo relajado, pero al observar a la joven forastera a las espaldas de éste, el semblante relajado desapareció y con una mirada recriminaba al General su compañía. Marcus por su parte, apenas si dibujó una media sonrisa perversa y palmeó el hombro de la pelirroja siguiendo su camino.
Sin embargo cuando Erendi quedó a plena vista de la mujer de curvas prominentes y cabello de fuego, ésta no reparó en observarla sin descaro alguno, barriéndola por completo de arriba a abajo. Sus ojos miraron a Marcus, luego hacia Erendi, y repetía la acción por dos ocasiones más. Pudimos notar el descontento de la exuberante mujer, ver como se elevaba su pecho en un modo anormal, su ceja se arqueó, sus labios marcaron una mueca, su rostro empezó a tomar un color rojizo y antes de que la pelirroja pudiera destruir la moral de Erendi con sus palabras, Marcus simplemente marcó un gesto de negación con su cabeza y la pelirroja entendió que debía quedarse callada.
—Muy bien Lady —rompió el incómodo silencio el Líder Legionario—, usted ya esta donde empezó, ahora por favor, no se vaya a perder de nuevo, ¿de acuerdo? —Marcus tomó la mano de Erendi y la besaba. La chica por su parte se sonrojó y se llenó de vergüenza, pues esto para ella era cursilería a la que no estaba acostumbrada.
Con las mejillas rojas, Erendi giró dándole la espalda al General, se retiró sin decir nada, y regresaba a la fuente donde Lobo Ancestral se encontraba sentado, atento a la escena, con una cara de desaprobación infinita, incluso pareciera que los celos lo habían invadido.
—¡Vaya! —exclamó molesto el Lobo—, había pensado que mis problemas por fin se terminaron, pero para mi desdicha, has regresado—. Palabras torpes de furia que muy bien daban a notar su estado emocional.
Erendi lo miró con desdén, y por medio de los gestos en su rostro, le suplicó que fuera inteligente ahora que eran observados por todo el grupo de Legionarios.
—Ok, ok —dijo el Lobo al entender los gestos de su acompañante—. ¿Qué te dijo "ese"? —señaló con su dedo índice a Marcus, dejando muy claro que esos dos se traían algo personal—. ¿Acaso te interrogó? — indagó el de cabellos chinos.
Erendi negó y de reojo miró al Líder Legionario que no había parado de observarlos, al tiempo que hablaba con sus Legionarios, pero la joven nunca pensó que a partir de aquí, serían vigilados día y noche por todos ellos.
Lobo Ancestral se percató de que el Líder Legionario tenía un interés personal en su acompañante, y solo por hacerlo enfurecer, tomó a Erendi por la cintura atrayéndola muy cerca de él, hasta tenerla contra su pecho. Erendi por su parte, no supo que hacer, trató de que la soltara ,pero éste se aferró hasta que la joven pudiera sentir cada uno de sus músculos sobre su piel. La de cabellos lacios tragó saliva, miró a Lobo Ancestral y con sus ojos le preguntó, 《¿que haces?》 A lo que él contestó poniéndose de espaldas a Marcus y acercaba el rostro de Erendi al de él; Marcus desde su posición solo observó que ese cretino había besado a la joven de su interés.
—Solo sígueme la corriente —le susurró Lobo Ancestral a Erendi—. Ese cretino se merece hacerlo enfurecer.
—Pues si quieres eso díselo de frente —reclamó en bajo Erendi al instante—, a mí no me metas en su riña, sé hombre y enfréntalo para aclarar su malentendido.
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Á R T I C A (En Progreso)
FantasiaErendi era una chica normal, pero como muchos ,su vida no era aquella que siempre espero, a diario sentía un vació interior que no podía llenar, ¿pero por qué? Cada noche, Erendi miraba en su ventana, o se sentaba en la acera de su hogar a observ...