👑CAPITULO 11. EL LIDER LEGIONARIO👑

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Erendi no había parado de correr detrás de los dos menores, quería conseguir esa muñeca a como dé lugar, pero los infantes al verse perseguidos, hacían desatinar a su seguidora pasando el juguete de un lado a otro.

Se habían adentrado entre callejones tratando de perder a Erendi. Lanzaban la muñeca a los aires burlándose de la joven, sin embargo, cuando los menores dieron esa vuelta a la derecha, en aquel callejón estrecho, Erendi los perdía de vista y por mas que buscaba con su mirada, ya no pudo saber donde se habían ido.

La joven de cabellos lacios negros entonces se dispuso a regresar a su punto de partida, pero por mas que miró a su alrededor, no recordó por donde había llegado. Decenas de callejones con escaleras color arena la rodeaban por doquier, caminos angostos que no se diferenciaban el uno del otro, todo ahí se parecía, e incluso las viviendas en tejas color vino y paredes color arena tenían el mismo estilo, el mismo alto, las mismas dimensiones; Erendi se había perdido.

—¿Y ahora por dónde regreso? —susurró para ella misma mirando cada uno de los caminos, tratando de buscar alguno que tuviera una indicación.

Exhaló profundo tratando de encontrar una respuesta, incluso pidiendo a algo incorpóreo sobrenatural que la guiara, pero al ver que no pasaba nada, decidió tomar las escaleras más cercanas, aquellas adornadas con un arco en grabados ilegibles, que mostraba un espacio abierto. Erendi bajó las escaleras encontrando una pequeña plaza escondida, rodeada por viviendas desoladas y en donde ninguna alma pasaba. Al centro, se encontraba una fuente en piedra café oscura de aguas naranjas, y se acercó para refrescarse un poco. Sumergió sus manos en ese líquido naranjoso, miró las aguas dudando si "eso" podía beberse; el líquido era cristalino, por lo tanto creyó que era como el agua potable y sin pensarlo mucho, lo bebió.

—Sabe... —analizó el sabor en su boca —a durazno—, marcó una sonrisa y bebió con mas tranquilidad.

La joven se encontraba perdida, sin embargo no se vió preocupada por la situación. Ella siguió estudiando a fondo el sabor de las aguas, haciéndose mil ideas de donde se podría producir ese líquido, también pensó que su origen no podía ser muy agradable, pero al beberla no sabía mal, por lo que dejó esa idea de lado.

Erendi en verdad disfrutó de estar sola, de estar en un lugar desconocido, de mirar la arquitectura a su alrededor. Desde que llegó a Ártica se había sentido mas libre, dejó a un lado sus problemas, su interior estuvo mas tranquilo y lo agradeció demasiado, pues de no haber pasado lo que sucedió; ella tal vez hubiera tomado una mala decisión.

La joven siguió con sus pensamientos, por lo que no prestó atención a lo que se acercó desde uno de los callejones a sus espaldas, alguien la había seguido y se mantuvo atento a lo que Erendi hacia desde las sombras ¿quién era aquel que la observaba?

—Pensé... —Erendi escuchó detrás de ella a alguien hablar, causando que se asustara y volteara mirando todo a su alrededor—, que habías muerto—. Ella siguió el sonido de la voz, hasta que fijó sus ojos negros en uno de los callejones del rincón—, todos estos años han sido un tormento para mí.

Aquel que la espiaba al fin se dejaba ver.

Un hombre de estatura alta, muy parecida a la de Lobo Ancestral, salió desde las sombras de ese callejón y se acercó a ella. Erendi antes que nada notó esa bella armadura oscura que vestía a aquel sujeto. Miró esa pechera con la figura de un demonio de ojos rubíes, como si le estuviera advirtiendo con quien estaba a punto de tratar. Pero a pesar de esto, Erendi no dejó de maravillarse con la belleza de esa armadura negra de demonio en relieves rojos.

Cuando Erendi levantó la vista para mirar el rostro del hombre en vestiduras negras, se dio cuenta que frente a ella se encontraba el General del que le había hablado Lobo Ancestral, el hombre que había destruido reinos, el ser que había traicionado varias veces por ser del agrado del Creador Oscuro.

Á R T I C A (En Progreso) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora