Desesperada, desconfiada hasta de mi misma y con mucho miedo. Todos los días la misma rutina de espinas clavándose en mi interior, infectandose según iban pasando los días, las semanas y lo meses. Espinas que se hacían pasar por rosas, espinas que no quería sacar.
Se empezaron a dar cuenta de que algo estaba fallando, que algo dentro de mi me estaba matando y que no lo podía parar porque ya se había apoderado de mi. Me di cuenta que no quería, no quería seguir aquí porque no me lo merecía. Todo solo empezó
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La vida en reflexión
Non-FictionSalud mental. La depresión, ansiedad, un trantorno alimenticio... No se nota a simple vista, pero ¿y si estuvieras en la cabeza de una de esas muchas personas que lo sufren?