Sinceridad

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Aún recuerdo ese día como si fuese ayer. No paraba de llorar y no podía mantenerme en pie. Cuando logré hacerlo fui al salón para decirle a mi madre: "no puedo más, estoy cansada, me quiero rendir, me quiero morir" y con esas palabras solté todo mi malestar, a lo q ella respondió: "no te puedes rendir, además yo estaré aquí siempre para recordartelo, eres más fuerte que todo esto" con lágrimas recorriendole las mejillas nos dimos un abrazo y nos quedamos así mucho rato, ahí aprendí lo que de verdad era amor

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