Hace aproximadamente unos 4 años, estaba soltera, sin novio y sin ganas de ello, en mi mesita de noche había un lubricante muy corriente y que el pobre estaba ya casi en fecha de caducidad, tenía algún encuentro con algún “noviete” que me había echado, pero poco más.
Mi vida sexual era más bien escasa y triste.
Pero apareció el inesperadamente, Carlos, el cual despertó mis instintos dormidos en su totalidad.
Desde el primer instante que nos encontramos mi estómago se estrujó, mi deseo se activó, su olor me atraía fuertemente, mi cuerpo pedía estar entre su cuerpo…. Él sufrió lo mismo que yo, la dureza de su polla se reflejaba cada vez que le daba un abrazo y pegaba mi cuerpo al suyo, tiempo después me lo reconoció, que estaba súper empalmado y con la polla goteando.
Empezamos a vernos, nuestras relaciones eran frecuentes pero bastante normales, mucho deseo, y gracias a su “ poca vergüenza “ poquito a poco me iba despertando las ganas de más, de querer descubrir.
Me presentó varios juguetes, yo me moría de vergüenza, y me pedía que me tocara para él, siempre con respeto y dejándome claro que no quería que hiciera nada que no quisiera, yo claro que quería pero me daba tanta vergüenza… pero poquito a poco me fui abriendo a él .
Follábamos sin parar, llenaba mi coño con lubricante y lo acariciaba para él, abriendo completamente mis piernas para que tuviera la mejor visión, cosa que hacía que su polla bien lubricada permaneciera con una buena erección, lo cual me hacía desinhibirme más.
Empezamos a contar con nuestros consoladores que ya se habían vuelto uno más en nuestros encuentros sexuales, me gusta chuparlos con la boca mientras veo sus ojos brillar con ganas de más, meterlos dentro de mi coño y masturbarme, primero despacio, acariciando mi clítoris y mis labios y metiéndomelo y sacándolo de mi interior.
El masturbándose delante mío sin perder detalle de mis movimientos, su polla bien dura y soltando semen, lo cual me hacía introducirla en mi boca y lamerla sin parar, chupándola y bajando subiendo con mis labios alrededor de ella.
Perdí la vergüenza y todo gracias a él, mis ganas de experimentar y descubrir no tenían fin.
Lo puse a cuatro patas mientras mi boca se fundía en su ano, mi lengua se introducía dentro de él moviéndose sin parar, lubricando toda esa zona y haciendo que se retorciera de placer, cogí el strappon y me lo puse, me gustó la sensación de tener polla y follarle yo a él, lubricante en mano y eché un buen chorro por su ano, con mis manos empecé a restregarlo por su alrededor y bajando por su zona perineal, huevos y polla, acariciando sin dejarme ni un centímetro sin recorrer, suavemente mis dedos fueron introduciéndose en el interior de su ano, preparándolo bien para follármelo, en poco tiempo su estado de excitación era máximo, lo cual me indicó que estaba más que preparado para que le embistiera, metí mi polla hacia su interior y me lo follé con ganas, con fuerza y haciendo que mi coño fuera chorreando a la vez que follaba su culo y le hacía correrse una vez detrás de otra por la parte trasera, a la vez que su polla no dejaba de gotear.
Cogió aire y me puso boca arriba hundiendo su boca en mi coño chorreando, jugando con su lengua en mi clítoris y llenando su boca de mi flujo, me hizo correrme enseguida, pero solo era el comienzo de un sinfín de orgasmos, metió su polla totalmente dura en mi coño y comenzó una buena embestida, nuestros movimientos iban acordes, la fluidez de nuestros miembros era tan fácil debido a todos los fluidos que se iban desprendiendo, haciendo que mis orgasmos no cesaran, uno tras otro, llenando toda su polla y resbalando entre mis piernas.. sacaba su polla y metía su lengua absorbiendo todo ese flujo y metiendo nuevamente su polla dura.
Dios que gustazo!!!
En unos minutos sacó su polla de mi interior, introduciéndola en mi boca y llenándola toda con su semen, acto seguido nos besamos apasionadamente, llenando nuestras bocas con esos fluidos y tragándolos.