Capitulo 5

287 39 0
                                    

Haerin pov:

La mañana estaba un poco helada, a pesar de las manta seguía sintiendo frío y tuve que a regañadientes levantarme con cuidado. Danielle seguía con sus ojos cerrados descansando, se veía después de mucho tiempo tranquila, sin embargo los moretones en su cuerpo cobraban más color. Produciendo en mi, una horda de sentimientos que no lograba descifrar con exactitud el cómo sentirme.

Agarré las sabanas y mantas acomodándolas sobre su cuerpo, no quería que pasara frío si ella no podía moverse del todo a causa de los golpes. Se removió un poco, los músculos de su mejilla se relajaron de tal forma qué me enseñaron sus dos lunares en su pómulo izquierdo. Su piel se veía bastante suave, parecía una muñeca hecha de porcelana. Quise acercar mi mano para tocarla pero no podía hacerlo, no la conocía, no había tal confianza y no éramos amigas por el momento.

Tomé distancia con cuidado para salir de la habitación, a estas horas tenía mucha hambre por lo qué opté por bajar a comprar. Encendí mi celular en el camino y Dios, tenía 1000 mensajes de las chicas en nuestro grupo, otros 100 de Minji, 97 de Hyein y 50 de Hanni. No me sorprendió en lo absoluto, solían preocuparse mucho por mí, pero Kim a veces solía hacerlo demasiado, tenía también llamadas de su parte, eran un aproximado de 40 llamadas. Creo esta vez si se preocupó en exceso.

Mientras pedía mi café le marqué, no sin antes asegurarme que fuese una hora prudente, el timbre sonó dos veces y atendió haciéndome saber aún más qué seguía esperando mis señales de vida.

-¿HAERIN?, ¿estás bien?, ¿te pasó algo?,¿comiste?,¿estas enfermita, quieres que lleve algo?, ¿paso por ti para la escuela?-sonreí ante su preocupación, en su voz lo podia notar y en las mil preguntas que me hacía por segundo.

-Tranquila, estoy bien, de momento no puedo contarte que fue lo qué pasó, pero a penas tenga ml tenga en claro te diré con lujo y detalles.- tomé mi café y algunas cosas, entre ellas pastelitos. Mi mayor no estaba muy convencida pero decidió esperar y cómo siempre me recordó que contaba con su apoyo para lo que fuera. Era tranquilizador tener amigas cómo las que yo tenía, me sentía afortunada, pero la australiana que se encontraba a unos metros lejos de mí no tenía la misma suerte, al menos en este país. Respondí brevemente a las otras dos chicas y guardé mi teléfono para entrar en la habitación. Por suerte seguía dormida, ubiqué mis cosas con sigilo y me dispuse a comer sin dejar de verla, los sentimientos revueltos en mi pecho quemaban, el haberla visto tan descuidada y frágil de cierta forma me lastimaba. ¿Pero porqué tanto dolor?, ósea es normal preocuparse por alguien, pero ella no es mi amiga, nos conocemos casi nada y aquí me tiene esperándole.

Esas preguntas no tenían respuesta por ahora.

-Joder...- se escuchó su voz ligera, rasposa y con un poco de dolor en ella. No supe qué hacer así que no me moví de mi lugar esperando a que no me notara. Sus ojos se abrieron de golpe, se inspeccionaba con rapidez, levantó uno de sus brazos para arrancar las agujas que tenía conectadas, me levanté y le tomé las manos. - Oye, cálmate, te estás lastimando.-dije buscando su mirada, estaba sudando, podía notar su miedo, desesperación y descontrol en sus expresiones. Me pude imaginar que aún no asimilaba lo que había pasado. Con un poco de timidez la acerqué a mi pecho abrazándola, no esperaba un gran efecto con ellos pero dejó de moverse y se aferró a mi chaqueta con fuerza, su pecho subía y bajaba desenfrenadamente, así como su cuerpo emitía demasiado calor contra el mío. De a poco pude darme cuenta que se relajaba y yo también, no esperé sentirme así de relajada. Para ser honesta, esto no me incomodaba, no estaba acostumbrada a tener mucho contacto con las personas, me gustaba mi espacio personal pero ella necesitaba de mí, creo qué no podía hacer otra cosa. Una vez calmada la recosté esquivando su mirada, podía sentir sus ojos clavados en mí, aquella acción me tenía un poco nerviosa pero era buena escondiendo mis sentimientos y emociones por lo que no me compliqué. -Llamaré a un doctor, ¿si?-tomó mi mano negando, busqué sus ojos esta vez, estos eran sumamente sinceros, me expresaban el temor de quedar sola y no pude irme. -Bien, esperáremos a las enfermeras de turno entonces...-suspiró aliviada. -¿porqué?- solté de repente , quería saber qué había ocurrido ya que para mí seguía siendo un misterio. No pronunció palabra alguna y alejó su mano de la mía, se sintió raro el frío que dejó en mi mano tras su ausencia.
-Perdón, solamente quiero entender...pero no es el momento, sólo concentrate en recuperarte.-me fui al sillón tomando sorbos de mi café.- ¿Tienes hambre?-negó, aún así su estómago ruge traicionándola.-Ajá, tienes suerte porque compré muchos pastelitos que a tú estómago le pueden agradar.- sonrió débilmente, aceptando. Le entregué cuatro de distintos sabores, nunca en mi vida había visto a alguien disfrutar tanto su comida, cada expresión al probar era única y tierna. -Creo qué si te gustaron, puedo comprar más si quieres...-se sonrojó negando.

Until I found Her... | DaerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora