Capítulo 2: Problemas de adolecentes

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Oficialmente eran novios, las chicas lo sabían y Toothiana se había conseguido el número telefónico de Hiccup sólo para hablar de esos detalles lindos y picantes. Al comienzo sólo había sido para felicitarle, pero después de mucho hablar se habían vuelto cómplices contra los ataques de Jack.

Uno esperaría que su vida amorosa después de su inicio, fui era fluida y hermosa, pero no. Jack era un adolescente siendo controlado por sus hormonas e Hiccup, aunque quería considerarse un hombre, aún cabía dentro de la categoría de "niño inexperto". Su experiencia con personas era limitada y de relaciones no sabía mucho. El único súper romance que vería a diario era el de sus padres que se amaban a la antigua...más o menos.

Todos los días hacia sufrir a Jack con sus rechazos, le avergonzaba ir de la mano en público, dar o recibir besos, que le dijera cosas de pareja como los te quiero y te amo diarios. Se ponía nervioso y aún cuando Jack sufría por no poder avanzar como quería, se divertía mucho molestando al menor.

Siempre que Hiccup no tuviera alguna buena excusa para no dejarle entrar, él lo hacia, fuera por la puerta o la ventana.

Molestaba al menor hasta que este le brindaba su total atención, siempre tensó y a la defensiva al comienzo, pero luego de algunos besos y abrazos que tocaban un poco más allá de lo público, Hiccup se volvía masilla entre sus dedos y se dejaba hacer. Esas ocasiones eran las más felices para Jack. Se acurrucaban juntos en la cama, intercambiaban besos y poco a poco se acercaban más a lo erótico. De vez en cuando Hiccup disfrutaban tanto de los besos francés que Jack le daba, que olvidaba su autocontrol y comenzaba a mover suavemente sus caderas contra las del albino. En esos momentos tenía que ser rápido para mantener a Hiccup en ese estado de ebriedad y poder llegar un poco más lejos.

Casi llevaban tres meses de novios y muchos años de conocerse, lo más lejos que habían llegado en sus momentos, había sido masturbarse juntos, pero el menor aún insistía en esconder su rostro.

Esa mañana como siempre salió de casa a la misma hora, sólo para poder encontrarse con Hiccup, como todas las mañanas. Esta vez por suerte, le atrapo mucho antes de lo que acostumbraba. El menor apenas salía de su casa.

Corrió hasta él con la alegría de siempre, rompiendo la regla de no besos. Se habían encontrado de muy temprano, eso merecía un beso de buenos días.

Hiccup se puso rojo como un tomate y le dio algunos golpes nerviosos a Jack antes de caminar rápido. El albino sólo iba a seguirle con una sonrisa tonta como todos los días, pero el menor se detuvo y le extendió la mano. Los ojos de Jack se iluminaron y se apresuró a tomarla, entrelazando sus dedos.

Realmente era un buen días, estaba comenzando con muchas cosas buenas, que no esperaba ni había pedido. Cuando se encontraron con las chicas, pensó que Hiccup soltaría su mano, pero no fue así. Caminaron juntos hasta la escuela y sólo cuando aparecieron los odiosos se soltaron.

Jack irradiaba alegría en clases. Rapunzel lo miraba enternecida y un poco feliz, gracias a ella y Mérida había ocurrido ese milagro. De no ser por ellas Hiccup jamás le habría creído a Jack de sus sentimientos, ni habría notado que le correspondía, tampoco habría caído en cuenta del poco tiempo que les quedaba. Después de que comenzaron como novios el pequeño moreno había olvidado completamente ese problema de tiempo que tenían. No es que quisieran presionar al menor, pero así como iban las cosas no ablandarían nada en toda su vida.

Como todos los días almorzaron juntos, charlando de cosas triviales; sólo cuando Jack desaparecía interrogaban a Hiccup y el muy inocente e ingenuo contestaba.

- Y bien, ya lo hicieron?- Mérida fue directo al grano cuando Jack fue por una jalea.

Rapunzel e Hiccup escupieron el jugo o se atragantaron con comida antes de exclamar al mismo tiempo el nombre de la pelirroja , dejándola pasmada por un momento.

Esos días...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora