My Sweet Boy | Gilbert Blythe | EDITANDO

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El día de la fiesta nos reunimos todos en la casa de Gilbert muy temprano, varios carruajes se encontraban ya estacionados ahí, poco a poco se fue llenando de mas gente y algunos incluso ya tenían puestos sus disfraces.

–¿De qué irán disfrazados? –preguntó Ruby a mí y a Diana.

–De Alicia y el sombrerero loco... ella no quiso ir disfrazada de zombies –dije con risas.

–Que mentiroso eres Nov –dijo Diana pero se rió.

–Que maravilloso, ya quiero verlos, Cole y yo iremos vestidos de Elizabeth Benet y Mr. Darcy –dijo Anne.

–Bien, escuchen –dijo Gilbert en voz alta–, ya somos todos, súbanse a los carruajes, que sean 6 personas por carruaje. Haremos una parada en Carmody para descansar y seguiremos adelante. Si ya tienen todo listo adelante.

–Tomen todos precauciones, si ocurré algo frenen el caballo y nos daremos cuenta –dijo la maestra.

Todos comenzaron a hacer lo que se les dijo, tuve que separarme de Diana porque ella se iría con las chicas en un carruaje. Mi madre, January y yo nos subimos al nuestro, Gilbert llegó para preguntar si podía él y sus amigos venir con nosotros.

Minutos después Mary y Bash subieron con Delphine en brazos. Mi madre los saludó cálidamente pero January no dejaba de verlos confundida. Al final subió Gilbert a mi lado y emprendimos el camino.

–¿Puedo sostener a su bebé? –dijo mi madre–, es divina.

–Claro, pero le advierto que está muy pesada –dijo Mary pasándole a la bebé.

–Hace mucho no vivo esta experiencia, mi bebé ya está a punto de cumplir dieciséis –dijo.

Gilbert me dió un suave codazo y reprimió una risa. Volteé los ojos pero igualmente sonreí.

–January ¿Quieres sostenerla? –preguntó mi madre.

–No madre, gracias, la última vez que lo hice el bebé lloró.

–Le debe haber dado miedo tu cara –bromeé.

–Idiota –respondió Jan.

–Basta –nos riñó mi madre.

–Si, ya basta "bebé" –se burló Gilbert.

Cuando estuvimos en Carmody dimos 10 minutos para descansar y tomar algo, algunos compraron café y otros se bajaron a buscar un baño.

Yo me acerqué al carruaje donde venían Diana, Anne, Jane, Tillie, Josie y Ruby.

–¿Cómo están? –pregunté a mis amigas.

–Bien, excepto que Ruby se mareó en el camino –dijo Diana, noté que Ruby tenía la cara verde.

–¿Estás bien? –pregunté. Asintió pero su expresión empeoraba– Gil ¿Nos puedes ayudar aquí?

Gilbert se bajó rápido y vino hacia nosotros..

–¿Qué ocurre?

–Ruby se siente mal –dijo Anne.

–Vaya, veo que estás mareada, espera, traeré algo.

Gilbert se fue y se perdió entre los puestos de la fruta. Minutos mas tarde volvió con una bolsa de papel, sacó un puñado de almendras y se las dió a Ruby.

–Cómelas, te harán bien –dijo Gilbert–, a ti te he traído eso –sacó un bocadillo y me lo entregó, casi explotaba de la emoción hasta que dijo lo siguiente–, este es para tu hermana.