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–¿Pasa algo Billy? –pregunté al ver que no me iba a golpear.

–Si, quería decirte algo, pero no estoy muy seguro.

–Sólo dilo, mis padres me esperan.

–Bueno primero acepta esto –me entregó un regalo pequeño, me le quedé mirando fijamente–, vamos tómalo, no es nada malo, es un anillo que cambia de color con tus emociones.

–Gracias, pero no entiendo porque compraste esto para mi –dije abriendo la cajita y mirando el anillo, era de plata con una piedra grande que en esos momentos estaba color ámbar.

–Nov, lo estuve pensando y quiero que me perdones por todo lo que te he hecho, te traté muy mal y a tu hermana... Realmente no te lo merecías.

–Te perdono Billy, es bueno darse cuenta de los errores.

–Aquel día que te vi en el bosque con Cole, la verdad es que te iba siguiendo, sentí algo al verte con él...

–¿Algo cómo que?

–Sentí celos, Nov, es eso... Diablos no puedo creer que te lo estoy diciendo, me pareces un chico muy bueno y te molestaba porque intentaba ocultar lo que estaba sintiendo por ti, pero siempre te miraba y eres muy hermoso, Nov...

–Tú... –comencé pero nada más salió de mi boca, temí que fuera una broma.

–No es una broma –dijo como si me leyera el pensamiento–, es la realidad, yo no sé si eres como yo, por eso te seguí para ver que hacías con Cole, pero si lo eres me gustaría que...

–Billy, me halagas, la verdad, no creí que detrás de todo lo que hacías estaba eso, eres valiente por decírmelo, pero no puedo corresponderte, estoy saliendo con alguien.

–Entiendo, de todas maneras no tenías porqué hacerlo, sólo quería decírtelo porque no aguantaba más. ¿Esa persona es alguien que conozco?

–No estoy tan convencido de darte detalles, espero me entiendas y toma –le devolví el regalo.

–Quédatelo, es para ti, no te lo di como condición, es tuyo, entiendo si no lo quieres usar...

Saqué el anillo y me lo coloqué, Billy sonrió y en esos momentos el anillo se puso verde.

–Eso quiere decir que estás tranquilo, al menos no se puso rojo que es enojado.

–¿Cómo se ve cuando estoy feliz o enamorado?

–Amarillo feliz y azul para enamorado.

–Gracias, debo irme, mis padres me esperan.

–Adiós Nov, feliz nochebuena.

Me di la vuelta y noté que Billy me seguía mirando al subirme al carruaje.

–¿Y que te dijo ese muchacho? –preguntó mi padre.

–Ya sabes, nochebuena cambia a las personas y me pidió perdón por como me ha tratado.

–Y a mi no, que desgraciado –dijo Jan.

–Me pidió perdón también por eso, supongo que no se atreve a acercarte a ti.

–Hace bien porque le rompería la nariz.

–Yo también lo haría si se te acerca, Nov, ya no le hables a ese chico.

Al día siguiente lo pasé con mi familia, intercambiamos regalos y yo estaba contento pues tenía botas nuevas, una bufanda, chocolates y unas pequeñas herramientas de jardín. Bebimos chocolate caliente y por primera vez en muchos días con mi padre no me corrigió ni criticó nada.

Un día después fui a casa de Gilbert, lo primero que hice al verlo fue lanzarme a sus brazos y él me sostuvo fuertemente, le entregué su regalo: la cajita musical de madera y un juego de bufanda y guantes. Gilbert se los probó e hizo sonar la cajita de madera, después me entregó mi regalo que era un pequeño caballo de peluche y otro dije para mi pulsera, esta vez era un corazón con las letras G y N apenas visibles.

Nos fuimos a su habitación y me recosté mirando al techo mientras hablábamos de la pantomima. Gilbert me tomó la mano y notó mi anillo, que estaba azul en esos momentos.

–¿Y este anillo? –preguntó tocándolo con su pulgar.

–No me vas a creer si te digo quien me lo dió... Billy Andrews.

Gilbert se echó para atrás y me miró confundido.

–En verdad no te creo –dijo con la misma expresión.

–Me detuvo después de la panto y me lo dió y después me dijo algo... Me confesó que le gusto.

–No, no, no, de verdad no lo puedo creer, ¿Billy Andrews está enamorado de ti?

–Así parece, también me costó creerlo, aún puede decir que es una broma, por cierto el anillo cambia de color con mis emociones y puedo decir que funciona, Billy dijo que sentirme enamorado estaría azul.

–¿Y se puso azul con él? –preguntó arqueando una ceja.

–No, se puso verde, estaba tranquilo.

–Que alivio...

–Si te molesta puedo quitármelo, solo me lo puse para no hacerlo sentir mas mal después de rechazarlo.

–No, quédatelo, como muestra de rendición de Billy, mientras sigas siendo mío yo no tengo ningún problema con nada.

–Nunca querré ser de nadie mas –dije y me acerqué mas a él.

Por mas tiempo que pasara jamás podría acostumbrarme a Gilbert muy cerca de mi, cada que lo hacía mi corazón se activaba y comenzaba a latir más rápido, amaba mirarlo a los ojos y ver como le brillaban al verme.

Después de mirarnos por unos segundos Gilbert me plantó un gran beso, fue el mas intenso de todos los que habíamos tenido, ya que estaba casi encima de mí mientras yo lo atraía mas poniendo las manos en su cuello. Nos separamos casi un minuto después y suspiré.

–Dime una cosa...

–Lo que quieras –respondí.

–¿Te gustaría vivir conmigo algún día? Es que no puedo estar lejos de ti, vivo para estar a tu lado, cuando te tengo enfrente no quiero que se llegue la hora de separarnos.

–Si pudiera hoy mismo viviría contigo, pero aún no podemos.

–Cuando vayamos a la universidad... Que sueño.

–Sígame enseñando medicina, Dr. Blythe.

–Empezaremos otra vez el lunes, no dejaré que te me escapes.

My Sweet Boy | Gilbert Blythe | EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora