–Oigan amigos –dijo Anne alcanzándonos a Gilbert y a mi mientras caminábamos hacía la casa–, quisiera pedirles algo.
–Adelante –le dijo Gilbert sosteniendo el lazo de su mochila con ambas manos.
–Verán, ¿si saben que escribo historias? Me encantan las historias románticas, pero hay una historia que me muero por escribir... La suya. Es algo personal, no la mostraré a nadie ni la publicaré, sólo ustedes podrán verla, si quieren...
–Oh... Pues sería un honor que la escribieras, yo estoy de acuerdo ¿Gilbert?
–Si, no tengo problema, sólo sé muy cuidadosa Anne –respondió él.
–Ay gracias chicos, de verdad los adoro –nos dió un abrazo a ambos–, ¿me podrían dar algunos detalles más de todo?
–Si quieres puedes venir a casa de Gilbert y te ayudo con los detalles y ya tú la vas escribiendo. También te puedo prestar mi diario, ahí tengo casi todo escrito –dije.
–¿Tienes un diario? –preguntó Gilbert.
–Era un diario personal, pero a final de cuentas terminó siendo casi todo sobre ti –dije algo apenado.
–Sería magnífico, Nov, gracias, bueno, aquí me separo de ustedes para ir a casa, nos vemos –dijo Anne y se fue.
–Primero tengo que leer ese diario –dijo Gilbert–, si no te molesta.
–No me molesta, así verás cuanto te amo.
–Eso lo sé aún sin leer nada.
Cuando llegamos a casa, nos pusimos cómodos y salimos a comer con Mary y Bash. Delphine ya estaba un poco mas grande y podía sentarse en el regazo de Bash.
Terminando la comida fuimos a la habitación y le entregué a Gilbert el diario, él lo comenzó a leer en la cama mientras yo me ponía a hacer una tarea que nos encargó la señorita Stacey en el pequeño escritorio. Veinte minutos después escuché a Gilbert venir hacia mi y me abrazó, tenía lágrimas en los ojos y se los limpié con los pulgares.
–¿Por qué lloras, amor? –le pregunté.
–Porque no puedo creer todo lo que comenzaste a sentir por mí desde el principio, perdóname por no darme cuenta antes, te hubiera hecho feliz desde que llegaste.
–Lo hacías en muchos momentos sin necesidad de ser pareja, además todo fue en el tiempo que el destino quiso, no te preocupes.
–Al menos llegaste y ahora estamos juntos, después de una vida –dijo y sonreí.
Anne llegó a casa al día siguiente después de la comida, pero Gilbert y yo estábamos estudiando, aún así la hicimos pasar y le dediqué poco tiempo a contarle mas sobre nuestra historia, después de contarle como fue mi llegada a Avonlea y como conocí a Gilbert le entregué el diario.
–Anne en verdad quiero que Nov te ayude, yo también puedo darte mi punto de vista de la historia, pero la verdad es que también necesita estudiar, así que no sé que te parezca venir los fines de semana –dijo Gilbert cuando ella se estaba por ir.
–Igual por ahora puedes ir anotando lo del diario, los sábados yo te doy mis ideas y el domingo Gilbert las suyas –le dije.
–Me parece bien, disculpen por molestarlos, los dejo seguir estudiando y regresaré el sábado.
Intentamos seguir estudiando pero enseguida llegaron mi madre y January a visitarnos.
–Llegamos en mal momento –dijo mi madre–, disculpen, es solo que los extrañaba mucho.
–Si, no deja de preguntarse cómo estarán, si ya comieron, se bañaron, etcétera –dijo mi hermana.
–Si comemos y nos bañamos a diario –dijo Gilbert.
Mi madre nos dió un abrazo a cada uno y puso una tarta de manzana en la mesa. Nos sirvió en unos platos a los tres y Jan se sentó con nosotros.
–Está deliciosa, Genevieve, gracias, cuando sea la cosecha de nuestras manzanas le llevaré para que haga mas, quedarán aún mejor –dijo Gilbert.
–Hasana me está enseñando muchas recetas, cada vez voy mejorando y si me han contado que tus manzanas son de las mejores –dijo mi madre.
–Claro, porque las cosechamos solamente en otoño. De hecho el año pasado llegaron a tiempo para que Nov conociera un manzano en su punto, antes de que las cosecháramos ¿Verdad?
–Si, este año estaremos juntos recogiendo esas deliciosas manzanas –respondí.
–Nov, he estado intentando cuidar tu huerto y tus plantas, pero no sé como hacerlo –dijo January.
–Donde mates a mis hijos, Jan... –dije amenazándola a modo de broma.
–¿Tenemos hijos y no me enteré? –preguntó Gilbert.
–Es lo que te puedo ofrecer, un tomatero, zanahorias, papa, sandías y fresas. También algunos tipos de flor.
–Yo te ofrezco manzanas.
Mi madre y mi hermana se rieron alegremente durante varios minutos.
–Oye Gilbert, Jan y yo debemos hacer un mandado en Charlottetown, queríamos preguntarte si podemos ir contigo –dijo mi madre después de un rato.
–Claro, podemos irnos juntos, Nov ¿vamos todos?
–No puedo, recuerda que esperaré a Anne en casa.
–Es verdad –dijo Gilbert–, bueno, pero yo las acompaño.
Así que el sábado por la mañana llegaron en compañía de Hasana, les abrí la puerta y entraron mientras Gilbert terminaba de desayunar.
–Bueno mi amor, cuídate mucho, si sales abrígate bien –me dijo mi madre.
–¿Quieres que te traigamos algo? –preguntó Jan.
–No, no se preocupen, vayan con cuidado todos.
Mi familia se subió al carruaje y Gilbert se quedó conmigo para despedirme, me abrazó fuertemente y me comenzó a besar, nos fuimos haciendo hacía atrás hasta que choqué con la mesa, entonces me apoyé en ella y Gilbert aprovechó para besarme con mas fuerza sin miedo a caernos.
–Basta, o me tendré que tomar otro día libre –dijo cuando me soltó.
–Usted empezó señor Blythe –dije.
–Es culpa de la belleza de usted, señor de Blythe. Bien, me voy.
Salió por la puerta sin cerrarla, así que cuando me acerqué a hacerlo, todos me decían adiós con la mano, los despedí y me quedé en la cocina.
Un rato después Bash y Mary salieron de su habitación contentos porque Delphine seguía durmiendo. Parecían tan contentos que se besaban cada cinco segundos, a lo que decidí dejarles la casa libre por toda la mañana para que pudieran estar en privado. Me puse mi abrigo, gorro y bufanda y salí.
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My Sweet Boy | Gilbert Blythe | EDITANDO
FanficContenido lgbt. November es un chico estadounidense que se mudó a Avonlea para tener una vida mejor. Conoce un mejor panorama de su vida, comienza a dejar la timidez de lado y se da cuenta que en este pueblo nadie pasa desapercibido. Su amor por e...