Capítulo 11 - ¿A Dónde Vamos A Parar?

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Victoria, que estaba sobresaltada por la aparición de Heriberto, no supo ni qué responder y fue Antonieta quien rompió el silencio.

An: Amiga, me voy a casa.

V: ¡No! No estás en condiciones de conducir. Quédate aquí.

An: Pero... (Miró a Heriberto) Tienes un asunto que resolver.

H: No te vayas, Antonieta. Estaba esperando a que llegara Victoria.

V: ¿Y qué haces aquí... en mi casa?

H: Primero responde de quién hablaban tú y Antonieta.

An: Buenas noches. (Trató de subir las escaleras lo más rápido que pudo.)

V: No tengo que contestarte nada, Heriberto.

H: (Se acercó a ella.) No puedo soportarlo si encuentras a otro hombre.

V: Si te aguanto con otra mujer, eres perfectamente capaz de aguantarme también.

H: ¿Entonces, es correcto? ¿Has conocido a alguien?

V: No te interesa.

H: No seas tan dura conmigo.

V: No estoy siendo dura, solo digo la verdad.

H: Y la verdad es demasiado dura.

V: Mira, Heriberto, estoy cansada, necesito dormir y no tengo tiempo para eso.

H: Me diste dos meses, Victoria.

V: Sí, recuerdo y suelo honrar lo que digo.

H: Entonces, no puedes...

V: Tranquilo, Heriberto, no pienso casarme mañana con otro hombre.

H: He estado pensando y creo que voy volver a casa.

V: (risas) Pero ahora no quiero que vuelvas.

H: ¡Victoria!

V: (abre la puerta) Tienes que irte.

Heriberto se acercó a ella, de hecho, se acercó demasiado.

Podía olerlo, lo que la embriagaba más que cualquier vino que hubiera bebido jamás.

Le tocó el brazo y lo acarició con el pulgar. Heriberto casi pegó su cuerpo al de ella. Pasó cuidadosamente su mano por su rostro, acariciándolo... Acercó su boca a la de ella...

La besó, un beso suave, solo un toque de labios, saboreándolos, separó sus labios para profundizar el beso y cuando ella se lo devolvió, se sintió en el cielo.

Victoria, sintiendo una vibración crecer dentro de ella, lo apartó.

V: Vete, por favor.

H: Perdóname, Vicky, no quise forzar nada.

Y quien dijo que lo forzó, quería y quería más, por eso tendría que irse.

V: Solo vete.

H: (con expresión triste) Buenas noches. (se fue)

Victoria cerró la puerta y se apoyó en ella para pensar en su trágica vida.

*En la mañana siguiente*

Victoria ya estaba en la mesa tomando café, junto a ella solo estaba Alice, pero pronto llegaron las otras dos al mismo tiempo.

Fê y Cla: Buenos días.

V: Buenos días, hijas.

F: Pensé que estabas durmiendo, hay alguien en tu cama.

Cla: ¿Es papá?

CULPABLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora