Victoria, que estaba sobresaltada por la aparición de Heriberto, no supo ni qué responder y fue Antonieta quien rompió el silencio.
An: Amiga, me voy a casa.
V: ¡No! No estás en condiciones de conducir. Quédate aquí.
An: Pero... (Miró a Heriberto) Tienes un asunto que resolver.
H: No te vayas, Antonieta. Estaba esperando a que llegara Victoria.
V: ¿Y qué haces aquí... en mi casa?
H: Primero responde de quién hablaban tú y Antonieta.
An: Buenas noches. (Trató de subir las escaleras lo más rápido que pudo.)
V: No tengo que contestarte nada, Heriberto.
H: (Se acercó a ella.) No puedo soportarlo si encuentras a otro hombre.
V: Si te aguanto con otra mujer, eres perfectamente capaz de aguantarme también.
H: ¿Entonces, es correcto? ¿Has conocido a alguien?
V: No te interesa.
H: No seas tan dura conmigo.
V: No estoy siendo dura, solo digo la verdad.
H: Y la verdad es demasiado dura.
V: Mira, Heriberto, estoy cansada, necesito dormir y no tengo tiempo para eso.
H: Me diste dos meses, Victoria.
V: Sí, recuerdo y suelo honrar lo que digo.
H: Entonces, no puedes...
V: Tranquilo, Heriberto, no pienso casarme mañana con otro hombre.
H: He estado pensando y creo que voy volver a casa.
V: (risas) Pero ahora no quiero que vuelvas.
H: ¡Victoria!
V: (abre la puerta) Tienes que irte.
Heriberto se acercó a ella, de hecho, se acercó demasiado.
Podía olerlo, lo que la embriagaba más que cualquier vino que hubiera bebido jamás.
Le tocó el brazo y lo acarició con el pulgar. Heriberto casi pegó su cuerpo al de ella. Pasó cuidadosamente su mano por su rostro, acariciándolo... Acercó su boca a la de ella...
La besó, un beso suave, solo un toque de labios, saboreándolos, separó sus labios para profundizar el beso y cuando ella se lo devolvió, se sintió en el cielo.
Victoria, sintiendo una vibración crecer dentro de ella, lo apartó.
V: Vete, por favor.
H: Perdóname, Vicky, no quise forzar nada.
Y quien dijo que lo forzó, quería y quería más, por eso tendría que irse.
V: Solo vete.
H: (con expresión triste) Buenas noches. (se fue)
Victoria cerró la puerta y se apoyó en ella para pensar en su trágica vida.
*En la mañana siguiente*
Victoria ya estaba en la mesa tomando café, junto a ella solo estaba Alice, pero pronto llegaron las otras dos al mismo tiempo.
Fê y Cla: Buenos días.
V: Buenos días, hijas.
F: Pensé que estabas durmiendo, hay alguien en tu cama.
Cla: ¿Es papá?
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CULPABLES
Romance¿Cómo recuperará Heriberto Ríos Bernal un matrimonio de veinte años que terminó tras una traición? ¿Podrá Victoria olvidar lo que hizo su marido y volver con él? Descubre la historia de amor de la pareja Heriberto y Victoria Rios Bernal.