I

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Wednesday era una chica fría y distante, muchos la catalogaban como alguien sin sentimientos ni empatía, no era una persona que se dedicaba a hacer amigos por la vida ni menos andar contando su vida a cualquiera que se le cruce. No mucha gente sabía cómo ella era en realidad, se podría contar con los dedos de una mano quienes la conocen y pueden decir que ella sí es sentimental, sensible y alguien que dedicaría toda su vida a protegerte.

Una de esas pocas personas era la dueña de la pequeña cafetería que se encontraba a cuadras de la casa de Wednesday, ella fue quién dedicó su tiempo a llegar a conocer a la chica y poder contradecir ese estúpido prejuicio que tenía la gente sobre alguien que nunca han hablado.

Por eso mismo, ya eran las 10 de la mañana cuando la pelinegra entra por la puerta de la cafetería haciendo sonar las pequeñas campanitas que se encontraban arriba notificando la llegada de un cliente.

—¿Lo de siempre? —le pregunta Tyler con una sonrisa, ella no se la devuelve pero asiente dejando el dinero correspondiente en la mesa. Empieza a mirar a su al rededor buscando algo, o a alguien—. Uh, si estás buscando a Bianca, ella se fue de vacaciones y llegará una niña nueva en cualquier momento.

—Ah. No me informó de eso —miró de nuevo al chico que se encogió de hombros colocando su nombre en un vaso y comenzando a hacer el pedido de Wednesday.

—A nadie, ayer el jefe nos dijo que llegaría alguien nuevo pero tampoco por mucho tiempo, serán unas tres semanas y si es que es buena quizás se quede, pero nada seguro.

Al terminar su pedido se lo extendió a Wednesday y ella le dedicó una pequeña sonrisa que a penas se podía deducir que era una, pero Tyler ya estaba acostumbrado y le sonrió de vuelta. Con su emparedado y café con leche sin lactosa y descremada, se dirigió hacia una de las mesas vacías, sentándose allí y abriendo su laptop para comenzar a escribir su novela.

Podría pasar horas allí, días si es que pudiera pero a las 8 cierran. Le fascinaba escribir y más cuando no había mucha gente en la cafetería, podía sentir como las ideas surgían en su mente y sus dedos por sí sólos comenzaban a escribir inspirados. Estaba feliz porque finalmente podría terminar ese capítulo en el cual se quedó estancada demasiado tiempo, pero no todo tiene un final feliz...

Las campanas sonaron notificando que alguien había llegado, algo que no le molestaba a la latina, sino era el hecho de que luego del sonar de campanas se escucharon; el sonido chillón de unas botas contra el suelo, pulseras metálicas chocando contra sí y la voz de una chica que era casi igual de chillona que sus botas.

—¡Lo siento, lo siento! El bus quedó sin gasolina y tuve que esperar otro, ¡de verdad lo siento no volverá a pasar jamás! —la pelinegra se volteó ya molesta para ver quien estaba provocando tanto sonido y uno molesto, viendo a una chica rubia con mechones de colores, vestida con un chaleco rosado chillón y unos jeans morado, además de aquellas botas rojas que al caminar resonaban contra el suelo.

No alcanzó a ver su rostro porque la chica corrió detrás del mostrador entrando al interior de la cafetería, dando a enteder que ella era la chica nueva de la que hablaba Tyler.

—Ni un día y ya extraño a Bianca —murmuró soltando un gran suspiro, estirando su cuello y manos haciéndolas tronar, y seguir tecleando en su computador.

Estuvo algunos minutos escribiendo sin parar y ni siquiera llegar a pestañear de lo concentrada que estaba y tomar su taza de café dándole un sorbo pero se dio cuenta que ya no le quedaba nada más. Ni siquiera fue necesario levantarse porque a su lado estaba aquella chica rubia mirándola expectante.

—Hola, soy Enid —Wednesday al verla pudo jurar que alguien tomó su lengua y se la sacó, porque nada salió de su boca.

Wednesday no creía mucho en el tan alabado "amor", en cómo alguien podía hacerte sentir que el mundo se daba vuelta y no podías quitártelo de la cabeza, tampoco en que alguien podría estar toda su vida con la misma persona diciendo que estaba enamorada. Mucho menos creía en el amor a primera vista, eso lo encontraba el triple de ridículo.

Pero ahora sentía que estaba muy equivocada con sus palabras.

first sight ; wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora