II

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Eran las diez de la noche cuando Wednesday recostó su cabeza en la almohada de su cama mirando hacia el techo, sin poder quitarse de su mente aquel rostro que la dejó, literalmente, sin palabras.

Enid.

Qué lindo nombre, y que lindo rostro también.

Pero tampoco quería admitir ni tener a esa rubia en su mente, no creía en el amor y una persona no iba a refutar ese pensamiento de un segundo a otro sólo porque le pareció un poco linda, bueno... demasiado linda. Tan linda y atractiva que luego de almuerzo volvió a la cafetería sólo para poder verla y pedirle lo que siempre pedía, algo que le molestaba hacer ya que todos sabían cuál era su pedido especial, pero por ella si quería se lo podría hasta deletrear.

Agh. No.

No tenía que pensar en ella y aquellos colores tan chillones que dignaba a llamar "ropa", hasta sobre el delantal se había colocado diferentes pines colgados de diferentes colores u cosas de unicornio. Vómito instantáneo.

Cerró sus ojos tratando de poder quitar aquella rubia de su cabeza, esa rubia hermosa, linda, perfecta...


Soltó un suspiro y se arregló su camisa antes de entrar a la cafetería, ganándose la mirada de Tyler, él le sonrió y tomó un vaso pero Wednesday negó.

—Quiero... Quiero otra cosa —aclaró su garganta antes de hablar, mirando a su al rededor sin encontrar lo que quería. A quién quería.

—Oh, eso es nuevo. ¿Y qué vas a desear? —el castaño levanta sus cejas y ella mira detrás de él a la pantalla que daba las diferentes bebidas y comidas.

No sabía que pedir, no sabía tampoco por qué había cambiado de pedido pero sí sabía que quería ver a una rubia.

—Espera, ya sé —le dijo el chico para ir detrás de la cafetería y en unos minutos, en los cuales Wednesday estaba más que confundida, volvió pero no solo, volvió con Enid.

Pudo sentir como la presión de la pelinegra bajaba y su sangre subía a la cabeza, se veía el doble de hermosa a cómo se veía ayer. Estaba vestida con su delantal y pines, pero debajo tenía un chaleco de rayas blancas con rosado pálido y unos jeans del mismo tono. Se veía perfecta.

—¿Y qué quieres que haga? Qué verguenza, Tyler. No por fa— escuchó cómo la ojiazul le murmuraba a su compañero, causándole más nervios, cuando llegó en frente de ella evitó un poco su mirada—. Hola Wednesday

Una pequeña confusión entró en su cuerpo al escuchar su nombre, nunca se lo había dicho, pero lo pasó desapercibido al darse cuenta lo bonito que se escuchaba su nombre salir de sus labios—. Ho-Hola.

—Soy Enid, ayer te atendí, no sé si te acuerdas —dijo mientras sonreía. Oh, claro que Wednesday se acordaba, se acordaba hasta cuántas veces pestañeó y cuántas veces se mordió los labios por lo nerviosa que se encontraba al ser su primer pedido. Claro que se acordaba de quién era, pero ella no iba a admitirlo.

—Ah, sí. Enid —esbozó una pequeña sonrisa y miró sus manos, nerviosa.

Mentirosa.

—Bueno, Tyler me dijo que querías cambiar de pedido y me llamó para recomendarte algo de acá pero primero debo saber... ¿te gusta el café cargado o con leche y cosas así?

Y así surgió una conversación entre ambas, he de decir que Wednesday no tiraba frases con más de diez palabras pero era una conversación. Enid cada vez que la pelinegra le respondía sonreía asintiendo con su cabeza, como si estuviera memorizando en su cabeza cada palabra que la azabache emitía.

Luego de por fin acertar y ver lo que Wednesday iba a pedir, Enid le dijo que fuera a sentarse porque ella le traería las cosas así que, obviamente, le hizo caso yéndose a la mesa que siempre iba.

—Así que... te gusta Enid —abrió sus ojos como platos al escuchar a Tyler aparecer de la nada y sentarse frente a ella.

—¿No tienes que trabajar?

—No hay nadie, Wends. Son las 8 de la mañana, sólo tú podrías aparecer a esta hora... y creo que sé cuál es la razón.

—Siempre vengo temprano, Tyler. No hagas suposiciones.

—Nunca habías venido tan temprano, sólo admite que te trae loca.

—No admitiré algo que es mentira.

—Vamos, no te he visto nunca tartamudear en frente a alguien ni menos no molestarte porque alguien no se sabe tu pedido, tampoco el hecho de que te quedaste diez minutos hablando con ella sin parar, eso es algo que ni conmigo has hecho.

—Fue porque ella me preguntó cosas.

—Ajá y yo soy hetero —entrecerró sus ojos y Wednesday suspiró derrotada, ¿cómo puedes seguir negando algo que es visible hasta para un ciego?

Pero es imposible, no puede admitir algo que no cree que ocurre, sólo en esas películas cliché y estúpidas. No va a echar a la borda todos sus argumentos por una simple... atracción.

—Hola de nuevo —los nervios llegaron a ella como si fueran pulgas, miró a Enid que se encontraba con una bandeja y su pedido, que consistía en un pedazo de pastel y un pink latte.

La verdad no tenía idea de lo que traía esa bebida, pero al parecer era la favorita de Enid y bueno... hagan sus cálculos.

—G-Gracias Enid —dijo luego de que dejara todas las cosas en su mesa y se quedó mirándola y viceversa, era como un juego de miradas.

—Uh, me iré —ni se acordaba que Tyler seguía allí, pero que bueno que se iba.

Enid le sonrió a su compañero de trabajo y luego miró a Wednesday otra vez, sonriéndole mostrando sus pequeños y tiernos dientes.

El corazón de Wednesday iba a mil por segundo.

—Dime si te gusta el pink latte, puede ser un poco dulce pero es realmente bueno, a mí me encanta —podría escucharla hablar todo el día, ya no le importaba que su voz era chillona como sus ridículas botas. Era música para sus oídos.

—¿Y si no me gusta?

—Mmm bueno, podría recomendarte otra cosa, si quieres. Ya sabes que soy nueva pero me gustaría poder repasar todo esto de las bebidas y así aprendérmelas, no quiero que sea una molesti-

—Me encantaría.

Al segundo que lo dijo se arrepintió y dejó de mirar a Enid, error, porque no pudo ver como las mejillas de ella se volvieron un rojo tomate.

first sight ; wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora