Enid había repetido en su cabeza unas mil veces la conversación más corta de su vida con aquella chica, era tan hermosa y tan reservada a la vez. Ya con sólo el hecho de que su mirada sea demasiado intimidante hacía que la atracción de Enid hacia ella creciera.
Le había preguntado disimuladamente a su compañero de trabajo su nombre, Wednesday. También añadió que venía casi todos los días.
Suspiró acostándose en su cama sin sacar de su cabeza a aquella pelinegra, cuando ella le respondió sobre lo que quería casi se desmaya. Su voz era rasposa, un poco grave y demasiado... placentera al oído. Sin dobles intenciones.
Nunca había sentido esta atracción hacia alguien y menos después de haberla visto una vez en su vida, parecía imposible y algo de película lo que le ocurría y realmente le asustaba. Porque no sabía nada de ella.
Sólo sabía que era una de las personas más lindas que ha visto en su vida.
Al día siguiente pudo llegar a la hora al trabajo, y desde que entró un manojo de nervios entraron a su cuerpo pensando en que quizás ella aparecería durante el día.
Pero ese pensamiento se fue de su cabeza cuando la mandaron a limpiar casi toda la cafetería, diría toda pero no es su trabajo limpiar la cocina.
Al terminar no sentía sus manos, la mezcla de químicos y el esfuerzo que había hecho al limpiar ventanas, los baños, las mesas y las vitrinas de la comida la hacía querer morir. Pero tampoco veamos esto como explotación sólo a Enid, todos los demás trabajadores hacían el mismo trabajo pero en distintos ámbitos.
Entró a la cocina mirando al, su también compañero, chef de la cafetería, era robusto y a la vez intimidante, la primera impresión de Enid fue que se la iba a comer viva, pero todo eso se fue por la borda cundo abrió su boca.
—¡Enid! —el gran chico corrió hacia ella atacándola con un abrazo. Era como un panda, uno muy grande e intimidante pero tierno.
—¡Daniel! —la rubia correspondió el abrazo más que gustosa, le encantaba dar afecto y más si era recíproco.
Se preguntaba si a Wednesday le gustaría el afecto físico como ella, y sino, cuál sería su forma de demostrar amor.
Pasaron un rato hablando de las diferentes recetas que tenía para hoy, los distintos menús de siempre y a veces enseñándole cómo se preparaban por si alguna vez él llega a faltar y le piden a ella que lo cubra, algo realmente extraño porque Enid no puede hacer ni una leche con cereales sin derramar la leche.
La conversación entre ambos acabó cuando un Tyler llegó apurado dentro de la cocina, en su rostro tenía una sonrisa maliciosa y eso le preocupó a Enid.
—¿Qué quieres? ¿Por qué me miras así? —dio unos pasos atrás cuando vio que el castaño se acercaba a ella sin quitar esa sonrisa.
—Un cliente quiere saber lo que tenemos.
—Pues que mire la carta —dijo alejándose y evitando el agarre de Tyler, él rió a su respuesta y al alcanzarla la tomó de los hombros.
—Vamos, te va a gustar este cliente. Además podrás reforzar el menú y eso —al escuchar la doble intención de sus palabras hizo peso muerto en sus pies para que no la siga arrastrando.
—¿Qué cliente Tyler?
—Uno habitual, nada fuera de lo común —se encoge de hombros con unos ojos destellando de diversión y una sonrisa llena de malicia.
Suspiró derrotada soltando sus piernas dejando que su compañero la arrastre fuera de la cocina, esperando que de todos los clientes del mundo no fuera algún crítico o algo parecido porque sino la cafetería se iba por la borda.
—¿Y qué quieres que haga? Qué verguenza, Tyler. No por fa— sus propias palabras fueron interrumpidas por sus ojos, al ver que no era un crítico o algún comensal realmente importante, sino aquella chica de pelo negro. Tragó saliva intentando no darle una mirada de muerte a su compañero, por lo que caminó hacia dónde estaba ella—. Hola, Wednesday.
Dios, cómo se le ocurre decir su nombre, ahora parecería psicópata sabiendo que ella nunca dijo su nombre y lo sacó de su amigo.
—Soy Enid, ayer te atendí, no sé si te acuerdas —trató de esquivar el tema de su nombre, esperando a que por lo menos ella recuerde el suyo.
—Ah, sí. Enid.
Auch.
No se acordaba, claro que no se acordaría, tiene cosas mucho más importantes de memorizar.
—Bueno, Tyler me dijo que querías cambiar de pedido y me llamó para recomendarte algo de acá pero primero debo saber... ¿te gusta el café cargado o con leche y cosas así?
Con eso ambas entablaron una conversación más o menos larga, ya que sólo era Enid hablando mientras Wednesday escuchaba y a veces soltaba algunos monosílabos acordando con ella.
Cuando por fin la pelinegra se decidió por algo, Enid le dijo que fuera a sentarse mientras ella anotaba y le llevaba su pedido y al ver a la chica sentarse se dio cuenta, al estar tecleando en el computador, como sus manos no paraban de temblar.
—Qué estúpida me debí haber visto toda temblorosa y nerviosa —se dijo hacia sus adentros, cerrando su mano en un puño tratando de calmarse para no seguir tiritando como colegiala enamorada.
Miró de reojo la mesa de Wednesday y frente suyo estaba Tyler con una sonrisa mostrando sus dientes.
Parecía coquetearle.
¿Son novios?
Quizás. A veces Tyler se la pasa hablando de ella y cuando llega puede notar como se emociona. Aunque ella no demuestre lo mismo, parece ser que también esté feliz por verlo.
Luego de cortar el pedazo de pastel y terminar de preparar el pink latte que había pedido, dejó ambos pedidos sobre una bandeja y soltando un gran suspiro se dirigió hacia aquella mesa.
—Hola de nuevo —trató de formar una sonrisa que no se viera tan falsa mirándola sólo a ella, tratando de evitar a su compañero que ahora mismo lo encontraba irritante.
Dejó ambas cosas sobre la mesa enfrente suyo tratando de que no se viera su nerviosismo ni sus manos temblando, pero al parecer sólo era ella quién notaba eso.
—G-Gracias Enid —le dijo un poco bajo pero la rubia lo escuchó y pudo sentir como su corazón daba brincos y vueltas en el mismo lugar.
Se quedó mirándola por unos segundos y Wednesday también hacía lo mismo, no sabía que estaba pasando pero quería que nunca termine.
—Uh, me iré —eso le hizo salir de su trance volviendo a la realidad, donde el supuesto novio de Wednesday las interrumpía a lo que sea que estuvo pasando.
Ella sólo le sonrió viendo como se alejaba y volvía a mirar a aquella chica que la tenía loca, sonriéndole mostrando sus dientes.
—Dime si te gusta el pink latte, puede ser un poco dulce pero es realmente bueno, a mí me encanta —dijo rompiendo el hielo, viendo como una pequeña sonrisa se asomaba en los labios de la opuesta.
—¿Y si no me gusta?
Un escalofrío bajó por el estómago de Enid al escuchar aquellas palabras, su tono fue un poco ronco y sus ojos la miraban fijo.
—Mmm bueno, podría recomendarte otra cosa, si quieres. Ya sabes que soy nueva pero me gustaría poder repasar todo esto de las bebidas y así aprendérmelas, no quiero que sea una molesti-
—Me encantaría.
Un gran sonrojo llegó a sus mejillas al escucharla, no le había importado que la interrumpiera porque al saber que a ella no le importaría escucharla hablar de cosas que ni a ella le interesa, lo sentía más que un halago.
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holi, he estado un poco llena de tareas por eso no actualicé seguido😅 si tengo algunos capítulos ya escritos pero no quiero subir todos de una y quedar sin nada, así que este finde escribiré mas y subire mas obvio
espero q les guste :))
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first sight ; wenclair
Cerita Pendekdonde wednesday se enamora de la barista en una cafetería. todos los derechos reservados.