V

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Wednesday apareció en la cafetería pero en la tarde, algo que le extrañó a Tyler porque siempre venía por la mañana.

—¿Tan tarde que vienes? —la pelinegra miró al chico que estaba a un lado de Enid, en su rostro tenía una cara de interrogación y en sus manos tenía distintos envases, Wednesday supuso que está reponiendo.

—Sí, salí anoche y volví muy tarde. Desperté hace pocas horas —se encoge de hombros y saca de su billetera el dinero correspondiente, dejándolo sobre la mesa—. Quiero lo mismo de siempre.

—¿Qué es lo mismo de siempre? Desde que llegó Enid no pides nada igual —su tono no era burlesco ni sarcástico, porque estaba diciendo la verdad. Pero a Wednesday le dio vergüenza y sus mejillas tomaron un color carmesí.

Enid sonrió mirando hacia bajo.

—Quiero un café con leche descremada y sin lactosa, y un emparedado de palta —le dirige la palabra a la chica llamando su atención, ella le asiente.

La latina se da la vuelta dirigiéndose hacia donde siempre se sentaba.

Luego de aquél encuentro incómodo que tuvo Xavier, sentía que Enid la ignoraba. A veces ni siquiera era capaz de entregarle su pedido o llamarla, era Tyler quien lo hacía.

Cosa que le dolía, porque no tenía idea de lo que había hecho y creaba películas en su mente echándose la culpa. Pero no puede decir nada, si ni siquiera son amigas.

Lo único bueno que pasaba, era que ese tal Ajax no se apareció más por la cafetería, cosa que le aliviaba por dentro. Quizás habían terminado.

O quizás ni eran novios. Pero quién sabe.

Sacó de su bolso la libreta en la que hace unos días había escrito sobre aquella chica, pero esta vez buscó otra hoja donde se encontraba un dibujo, un dibujo en el cual se quedó hasta las 5 de la mañana anoche perfeccionándolo y así no logró convencerla del todo ni terminarlo. El dibujo se trataba de Enid, ella se encontraba preparando un café, esa imagen la tenía grabada en su memoria. Le encantaba verla haciendo un café que luego se tomaría, le encanta el café y le encanta ella. Si sólo ella supiera.

Ni siquiera le dirigía la mirada porque ya se sabía de memoria sus facciones y gestos, sus pequeñas pecas, su nariz, su tez pálida, sus ojos que a veces por la luz cambiaban de color, sus labios brillosos por el labial y sus dientes blancos y pequeños.

—Wednesday —escuchó su nombre a lo lejos avisando que ya estaba listo su pedido, por lo que cerró su libreta y se encaminó hacia donde, sorpresivamente, estaba Enid esperándola.

—Gracias Enid —le mostró una sonrisa mostrando sus dientes, pero no recibió una de vuelta, ella sólo asintió y se volteó para seguir con los otros pedidos.

Auch.

Hasta acá escuché como el corazón de Wednesday se quebraba.

Nunca había hecho eso, nunca no le había devuelto una sonrisa. Ella siempre sonreía de vuelta, aunque no fuera una donde mostrara sus dientes.

¿Qué había hecho que se ganó el odio de la chica que no odiaba a nadie?

Miró hacia abajo y caminó de nuevo a su mesa, abriendo la libreta donde el dibujo de Enid estaba casi terminado, pero ya no quería ni verlo así que la cerró.

Su teléfono comenzó a vibrar y a sonar varias veces, le habían llegado mensajes de texto. Lo tomó desbloqueándolo y viendo quién era el culpable de tanto alboroto.

Madre 18:37

hola hija, por favor tráeme un café. de esa cafetería que tanto te gusta.

de la niña linda.

*sticker*

ah y un latte para tu padre.

🙏🏻

y un chocolate caliente para tu hermano.

gracias.

Sin responderle, apagó su teléfono y comenzó a recolectar sus cosas para luego levantarse de su asiento dirigiéndose al mostrador donde Enid estaba.

La niña linda.

La miró por unos segundos y pudo jurar que el resto de la gente no existía y eran sólo ellas dos.

Era tan hermosa.

—¿Qué necesitas? —su tono no era desagradable, pero tampoco el más amable. Wednesday se removió en el lugar y aclaró su garganta mientras rascaba su nuca nerviosa.

—Quiero un café, latte y chocolate caliente para llevar. Por favor —le mostró una sonrisa achinando un pocos sus ojos, esperando a que le devolviera una. Pero lo único que consiguió fue un levantamiento de cejas.

La rubia se dio la vuelta para comenzar con su pedido pero ella no se iba a quedar así, Enid no tenía razones para odiarla.

—Yyyy ¿cuándo entras a clases? —trató de romper el hielo, algo realmente extraño de parte de Wednesday, si hablamos con sinceridad.

—El 8 de marzo.

—Oh, yo igual. ¿Qué estudias?

—Arte.

—Qué genial. Yo estudio Literatura.

—Cool.

Ya no sabía qué más decir, ni siquiera la estaba mirando. Qué le costaba ser un poco más agradable y seguir con la conversación.

Luego de unos minutos que Wednesday creyó que fueron siglos, Enid volvió hacia donde ella con las respectivas bebidas en un envase para que se los lleve.

—Son diez dólares y cinco centavos.

La pelinegra sacó de su bolsillo un billete de 20 y se lo extendió esperando a que por lo menos tocara su mano, pero ni eso. Enid tomó la punta del billete y comenzó a sacar el cambio.

—Oh, no te preocupes. Es para ti.

Sonrió nuevamente mostrando sus dientes y achinando sus ojos, esperando que con eso la rubia la amara y perdonara esa cosa que ni ella sabía, que le iba a sonreír de vuelta y decirle que no era necesario e iban a discutir un buen rato en quedarse o no con el cambio, pero claramente no recibió ninguna de esas opciones.

—¿Por qué quieres hacerte la agradable? ¿Me tienes pena? —la sonrisa de la latina se borró en un segundo, Enid ahora tenía su ceño un poco fruncido y su rostro levemente rojo.

¿De qué habla?

—¿Q-Qué?

—Pudiste por lo menos decirme que no, pero sólo me ignoraste e hiciste como si nada.

—¿De qué hablas Enid? —sentía como su pulsación aumentaba y su presión bajaba, no tenía ni la menor idea de lo que la contraria hablaba pero sentía culpa.

¿Qué debió haber visto? ¿O escuchado?

¿Acaso no le prestó atención?

—Oh, vamos Wednesday. No te hagas —su tono era sarcástico pero al ver que la pelinegra iba realmente en serio su cara se cayó—. La servilleta.

—¿Qué servilleta?

—Cuando me pediste un muffin, escribí algo en tu servilleta.

¿Qué?

—Coloqué si querías salir conmigo Wednesday. Pero nunca recibí una respuesta tuya.

first sight ; wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora