Los días se basaron en eso, Wednesday sentada en su mesa de siempre y Enid sentada frente a ella, repasando y recomendándole los diferentes tipos de bebidas y mezclas que se podían hacer. A veces eran casi varias horas donde hablaban y otras veces no podía ser mucho tiempo porque llegaba gente a la cual atender, pero el segundo libre que tenía Enid se dirigía hacia aquella mesa.
Wednesday ya ni siquiera traía su laptop para escribir, ni se acordaba en qué había quedado o qué era lo que iba a ocurrir en su historia, sólo quería escuchar a Enid repetirle la carta millones de veces. Ya hasta podía decir que puede atender a gente porque se había memorizado todo.
—¿Cuándo será el día que la invites a salir? —rodó los ojos al escuchar a Tyler hablar—, no tienes todo el tiempo del mundo, el trabajo no es definitivo.
Tenía razón, pero ¿qué podría hacer? No tenía el valor para si quiera dirigirle más de tres oraciones y mucho menos para invitarla a salir, o siquiera pedirle el número para no perder el contacto.
—No puedo —dijo mirando hacia su taza de café, estaba casi por terminarla.
—Si puedes, dale, hazlo. Ahora puedes que está sola —apuntó con sus labios detrás de ella, Wednesday miró hacia atrás viendo a Enid que se encontraba contando los billetes de la caja mientras se mordía la lengua concentrada. Se veía demasiado tierna—. Anda, no pierdes nada.
No pierdes nada. Tiene razón. ¿Qué puede perder? Si le dice que no pues ya no irá más a la cafetería y encontrará otra que sea mejor, así de simple.
Nada va a perder, sí, nada.
Eso es lo que se repetía Wednesday en su cabeza, mientras que se levantaba de su silla y caminaba decidida hacia donde estaba Enid, pero cuando llegó allí fue totalmente distinto a lo que tenía imaginado.
—Enid —fue lo único que salió de su boca llamando la atención de la mencionada, que la miró con una sonrisa y sus ojos tiraron brillos. Pero, obviamente, Wednesday no lo notó, porque estaba concentrada en cómo nada más formaban sus cuerdas vocales.
—¿Sí, Wednesday? —luego de un rato la sonrisa de Enid se borró formándose en una mueca de intriga, sus cejas estaban levantadas.
—Yo, me preguntaba si...
—¡Enid! ¡Hola! —claro que sí, fue interrumpida. Miró detrás de ella encontrándose a un chico alto con un gorro en su cabeza cubriendo todo su cabello, cómo si escondiera algo.
—¡Ajax! —ni notó cuando Enid ya estaba fuera del mostrador y se subía como koala sobre el tal Ajax, éste la abrazó y luego ella se bajó.
El estómago de Wednesday se había vaciado. Y acababa de comer.
—¿Wednesday? ¿Qué querías decirme? —escuchó como Enid la llamaba, pero ella sólo negó con su cabeza esbozando una débil sonrisa.
—No, nada. No te preocupes, le diré a Tyler.
La rubia sólo asintió y dirigió toda su atención al chico, dejándola de lado.
Volvió a su mesa donde todavía se encontraba Tyler, que la miraba con tristeza.
—Tiene novio —ambos dijeron al unísono, con un tono bastante deprimente.
—Lo siento Wends, si hubiera sabido no te habría dicho nada de esto, lo prometo.
—Está bien, no te preocupes —luego de eso se quedaron en silencio por varios minutos, antes de que la pelinegra decidiera pagar e irse antes de poder presenciar si quiera un beso.
No se despidió de Enid.
Y ella lo notó.
Estaba en su habitación, sentada frente a su laptop tratando de que su cerebro pudiera ser útil de una vez y que alguna idea surja y así poder seguir escribiendo su novela. La cual había dejado botada por Enid.
Ay, Enid.
"Enid, estúpida y linda Enid"
Escribió en su laptop y se quedó mirando unos segundos el nombre de aquella chica que la volvía completamente loca.
No podía sacarse de la cabeza a esa rubia tonta que para el colmo tenía novio, no bastaba que ya fuera molestosa con su voz y colores tan chillones. Tenían que hacérsela más difícil.
En el fondo, muy pero muy en el fondo, realmente pensó que Enid tenía algún tipo de atracción hacia ella, no podía ser posible que aquel brillo en los ojos de la rubia fueran porque le gustaran demasiado las diferentes bebidas de la cafetería. Pero de qué servía, si ella tenía novio y estaba feliz con él.
A él quizás en la noche le repite el menú mil veces, como a Wednesday le gustaría.
A él quizás le muestra lo que se pondrá al otro día o le preguntaría que tono horrible de rosado le gusta para que se lo coloque, como a Wednesday le gustaría.
A él quizás lo mira con ese brillo que según tiene cuando habla con ella. Pero un brillo de verdad, de amor.
Quizás ahora mismo están hablando de cualquier cosa en el mundo, sin acordarse de la existencia de ella cuando pasa todo lo contrario aquí.
Pero Wednesday estaba muy equivocada sólo que no lo iba a admitir porque estaba cegada en que nunca tendría sus sentimientos correspondidos.
Apretó la tecla de borrar borrando el nombre de ella y luego apagando la laptop.
Si sólo supiera lo que realmente pasa en la cabeza de Enid.
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first sight ; wenclair
Short Storydonde wednesday se enamora de la barista en una cafetería. todos los derechos reservados.