• Mɑximiliɑno γ Giovɑnni son dos gemelos que ɑl nɑceɾ, fueɾon sepɑɾɑdos poɾ sus pɑdɾes. Mientɾɑs que uno vive con su pɑdɾe en Aɾgentinɑ, el otɾo pɑsɑ su vidɑ en Itɑliɑ. Poɾ eso, con miles de kilómetɾos sepɑɾɑ́ndolos, eɾɑ imposible que coincidieɾɑn...
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Antes de que alguien lo pudiera evitar, en esas tres semanas que apenas tenían en el campamento, se había desatado la peor guerra que jamás habían tenido esos dos. Ni siquiera Maximiliano con su primo, que compartían un amor odio desde que dijo que fue el "primer nene" de Paulo, ¡O peor! Giovanni con Thiago, que siempre quería sacarle los juguetes cuando eran apenas unos infantes (pero lo recuerda como si hubiese sido ayer).
Para el dúo de alfas, no había día de tregua. Siempre buscaban quedar a mano con el otro, pero a la vez, estar un paso adelante para sentirse victoriosos. Incluso, casi hubo una situación en la que hubieran terminado a golpes si no estaban Benjamín y Olivia para impedirlo. ¿Y Valentino? Él simplemente aún no podía diferenciarlos el uno al otro (ni aunque a uno haya conocido en el campamento, y al otro por su padre). Lamentablemente, en esa inofensiva guerra, acabaron involucrando a los recientes amigos que habían hecho en el lugar; pues dejaron de molestarse en cualquier momento, si no que ahora la barrera llegaba hasta las cabañas del otro. Como en ese momento, dónde Romero y Agüero tenían que bajar sus camas del techo.
—¡No podemos permitir que nos hagan esto!— declaró Paredes sentado en su cama, que gracias a Dios, si pudo bajar.
—Para mí, tendrían que hacer tregua. — opinó Benja, agotado de todo el juego entre los gemelos (aunque ellos se negaran a aceptarlo).
—Estoy con Benja en esto, ¡Mira si en algún momento terminamos con abejas!
Entonces, un foco se prendió en la mente de Giovanni, sonriendo de una manera que aterraba a sus compañeros.
—No, por Dios, no.
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—"¿Que pensará papá de todo esto?"— pensó el alfa bostero, observando con una gran satisfacción la maravillosa obra de arte que junto a sus amigos, crearon. —Estaría orgulloso, seguro.
