• Mɑximiliɑno γ Giovɑnni son dos gemelos que ɑl nɑceɾ, fueɾon sepɑɾɑdos poɾ sus pɑdɾes. Mientɾɑs que uno vive con su pɑdɾe en Aɾgentinɑ, el otɾo pɑsɑ su vidɑ en Itɑliɑ. Poɾ eso, con miles de kilómetɾos sepɑɾɑ́ndolos, eɾɑ imposible que coincidieɾɑn...
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—¿Cómo que se va a casar?
—Si, boludo. Qué se yo. — respondió Maximiliano. —Habló de todo un poco; traje, vestido, invitados, hasta lo que me iba a poner yo, digo, vos, digo...¡Agh!
—¿Qué?— sí, el alfa mayor se sentía un poco muy en shock.
—Se casan en dos semanas, scemo. Si queremos hacer algo, lo tenemos que hacer ya.
—Mirá. — comenzó Paredes en su momento de lucidez. —Mamá y yo vamos al teatro hoy a la noche. Mañana le tiro la bomba, ¿Dale?
—Date prisa, gio. Por favor.
—Obvio, ¿Quién te pensas que soy?
El mismo alfa terminó con la llamada. Estaba muy preocupado como para ver atrás suyo pues la oración “papá se va a casar”, atormentaba su cabeza como una ametralladora, y simplemente no era fácil de olvidar.
¿Desde cuándo? ¿Cómo se le pudo pasar por alto algún romance de su padre? ¿Realmente él no se lo contó, o solo fue muy distraído?
Por eso, y con su mente en las nubes, accidentalmente chocó con una anciana que esperaba su turno para hablar en la cabina.
Enserio iba a disculparse, Giovanni era un alfa muy educado (cuando lo deseaba), pero se quedó quieto al ver que no era una señora cualquiera con quién chocó.
Era su abuela.
—La puta madre...
—Sí, la puta madre. — repitió ella sonriente. —¿Qué te parece si caminamos un rato, príncipe?
Alicia lo rodeó por los hombros, guiándolo por el camino de flores tan cuidado del parque en Roma. Giovanni, en cambio, podía percibir un aroma de nostalgia. Aunque mejor dicho, sería definirlo con alegría.
—Contame desde el principio, Giovanni.
Entonces, ahí fue donde el pequeño alfa sintió emoción al oír como su abuela lo llamaba por primera vez, por su nombre. No algún apodo, no el nombre de su gemelo, si no por su propia identidad.
—Es muy larga la historia, abu...
—Tenemos todo el tiempo del mundo.
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