Capítulo 3

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Poché

Daniela definitivamente estaba perdiendo la cabeza. El gesto burlón en su rostro me hacía sospechar que era uno más de sus juegos estúpidos.

Con fuerza la tomé del brazo y la hice entrar en el auto.

-¿Qué haces?- me reclamó cuando estuvo sentada en el puesto del copiloto.

Me coloqué a su altura y mis dedos agarraron su mentón de manera tosca; la hice mirarme a los ojos.- Te he dejado pasar todas tus mierdas, Daniela. Pero con mi hermana no te metas o soy capaz de acabar con tu vida.-

No dije nada más y ella tampoco. Solo conduje hacia la casa con toda la velocidad que era posible. Respirar el mismo aire que ella me estaba haciendo sentir enferma.

-Tal vez creciste y ahora tienes millones de dólares, pero sigues siendo la misma estúpida de siempre, María José.- habíamos llegado. Salí del auto, no podía seguir escuchando, pero ella me siguió- Debí suponer que tu hermana no te importa. En realidad, nunca te importó.-

Me giré hacia ella dispuesta a hacerle tragar sus malditas palabras. Pero mi tío se acercaba a nosotras saludándonos.

Así que solo la miré a los ojos y vi el brillo que toman cuando está al borde del llanto. Pero ella tenía la habilidad de esconder lo que sentía, lo que le dolía. Se valió de un sutil suspiro para cambiar por completo la expresión de su rostro. Su mirada volvió a ser fría y amenazante; con una sonrisa se dejó envolver en el abrazo que mi tío le daba. Él besó su mejilla con mucho cariño.

-¿Cómo les fue? ¿Te gustó la tienda?- indagó mi tío.

-Sí, me encantó todo, en un par de horas llegarán las cosas que escogí.- ella respondió.

-¿Compraste todo lo que necesitabas?- ella volvió a asentir- Entonces estás lista para la fiesta de esta noche.- Daniela se veía emocionada, demasiado para mi gusto.

-¿Qué fiesta?- finalmente intervine en la conversación.

-Anunciaré oficialmente mi compromiso con Daniela. Espero que vengas.- fue mi turno de asentir con la cabeza- Envíame la cuenta de las compras, te transferiré el dinero enseguida.-

-Te dije que yo me encargaba, tío.- él iba a protestar pero lo interrumpí- Tómenlo como mi regalo por su compromiso.-

Luego de decir esas palabras me despedí de ellos. Cuando estuve dentro de mi auto pude darme cuenta como se quedaron conversando un par de minutos más en la entrada de la casa.

Luego se besaron. Eso era más de lo que podía soportar, así que me largué. Convivir con ella estaba siendo más difícil de lo que recordaba.

Flashback; Años atrás.
Napa Valley, California

Aceleré el paso de mi cabalgata cuando desde la lejanía logré ver a Daniela.

No estaba sola. Desde mi lugar parecía estar conversando con Tomás, el nieto de uno de los trabajadores de la finca y que recientemente había comenzado a trabajar con nosotros también. Pero a medida que me acercaba noté que en realidad estaban discutiendo.

Me preparé para interponerme entre ellos cuando noté que el chico la tomaba de la cintura. Pero tuve que contener mi impulso cuando ella le dio un pequeño beso en los labios.

Estaba en plena adolescencia, mi humor podía ir de cero a mil en dos segundos. A mis diecisiete años estaba lidiando con mi carácter explosivo ya que todo me hacía enojar. En ese momento, cuando vi que otros labios besaron su boca, mi sangre ardía y era capaz de hacer arder todo a mi alrededor.

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