Capítulo 23 - Curando desde dentro

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Después de salir del baño no recuerdo bien que paso, todo el resto del día fue como si estuviera en automático, el tiempo paso y ni me di cuenta, no arregle las cosas con Luke, no llegué a hablar con Winter siquiera, lo único que fui capaz de hacer, fue hablar un poco con Juan para mentirle sobre que estaba bien, soy patético.

Marisa tenía una reunión con el director, por lo que volvimos en bus hasta casa, en cuanto llegué subí a mi cuarto y me encerré en él aún con los gritos de Marcos para hablar, a él se lo dije, le dije que estaba mal, que fue mala idea, pero no más, no voy a salir del cuarto, no voy a hablar, solo voy a dormir, dormir hasta no sé cuándo, pero tampoco importa.

Me desvestí casi al instante, me puse el pijama y me metí en la cama, para cuando me quise dar cuenta estaba dormido.

Todo está oscuro, pero no sé siente extraño, se siente... familiar...

Me movía, o eso creo, toco una pared a mi lado, luego las sábanas que me cubren y me doy cuenta de que pasa, empiezo a tirar de ellas y me las quito de encima, está oscuro, pero a través de unas cortinas, no muy lejos de mí, se filtra un poco de luz, permitiéndome ver el cuarto donde me encuentro, un cuarto que conozco muy bien.

Las paredes pintadas de azul me saludan de tal forma que parece años que no las veo, aunque así es, los muebles nuevos también son extraños, no los recordaba así, pero así eran en verdad, lo cual es aún más confuso.

El corcho en la pared al lado de la puerta marrón resalta, concretamente, el círculo fosforito que rodea un día del calendario, un día que conozco muy bien, 20 de septiembre del 2019, o más bien... "El incidente".

Es hoy... es el día que TODO se fue a la absoluta mierda, el día en el que... Él me traiciono con su silencio... ¿Lo estoy reviviendo, o solo lo estoy viendo desde el exterior?, en sí, creo que es lo segundo, ya que me estoy viendo a mí mismo delante de la ventana, abriendo las cortinas.

No quiero revivir esto... no ahora... joder...

Veo como yo mismo me acerco al armario al lado del escritorio y lo abro, rebuscando en él.

—Mierda, no sé qué ponerme, ¿Qué me había recomendado #!$& qué me pusiera? —me helé al escucharme a mí mismo decir ¿su nombre?, espera, ¿llegue a decirlo?, me parece que no lo escuche, ¿Qué está pasando?

—Da igual, seguro esto me queda bien —dije sonriendo mientras lanzaba unos vaqueros azules, una camiseta blanca sobre la cama junto a la sudadera azul clara con cremallera, que llevaba siempre por esa época, y las deportivas de siempre, todo era exactamente igual a lo que usaba en esa época, mirando en retrospectiva, llevaba colores mucho más vivos por entonces, a diferencia de ahora con mis tonos grises y negros.

No tarde nada en vestirme, y dejarme decir que verme a mí mismo, cambiarme es una experiencia... extraña.

Ya asimilé que no podré escapar de esto, así que empiezo a seguirme.

Bajo hasta la cocina y me siento donde siempre, en el lado izquierdo de la mesa, la cocina parece vacía, pero sé que no lo está, lo recuerdo.

—Buenos días, enano —dice una voz grave desde detrás de mí, me giro al instante aun sabiendo de quién es la voz.

—Buenos días, Taylor —décimos al unísono, mi otro yo y yo mismo, me salió de golpe, no era mi intención.

—¿Dormiste bien? —me pregunta mientras se sienta a mi lado.

—Sí, bastante bien —sonrió.

—Me alegro, ¿hoy era cuando quedaste con #!$&, no? —dice Taylor, otra vez no he sido capaz de escuchar su nombre, ¿Qué mierda pasa?

Alma QuebradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora