"¿Cómo cojones ha podido salir todo tan mal?" era la pregunta que se repetía una y otra vez en mi cabeza desde que salimos del museo.
Primero el gilipollas de Javier persigue a Edén hasta el baño, después nos encontramos a esos hijos de puta y Edén se pone como loco y ahora me dicen que tengo que volver a compartir cuarto con Marcos, joder.
El día de hoy me ha arrancado el apetito y las voces de esta gente son demasiado chirriantes para mi gusto. Llevan un buen rato hablando de libros, pero no estoy prestando demasiada atención. No sé ni porque siguen con nosotros después de lo de hoy, cualquiera medianamente cuerdo se alejaría a la mínima. Sobre todo la chica esa. No se aleja de Edén ni un segundo, joder.
De golpe, como si lo invocara, Edén me mira directamente a los ojos y se acerca un poco más a mí. Concretamente a mi oído.
—¿Todo bien? —me susurra. Su aliento me hace cosquillas en la oreja y necesito un segundo para procesar lo que me está preguntando. ¿A qué se refiere exactamente? No tengo ni idea.
—Sí, es solo que —intento encontrar la mejor forma de responder a su pregunta —estoy intranquilo. Nada más —termino diciendo y no es mentira como tal, pero dudo que fuera la respuesta que buscaba.
Edén no apartaba los ojos de mí. Si algo había aprendido sobre él es su habilidad para desarmarte con una sola mirada. Te desarma busca lo que quiere arreglar y después de conseguirlo vuelve a armarte. Lo peor es que él mismo no se da cuenta de ello.
—Si es por lo de antes, yo... —comenzó a decir, pero al momento se queda callado y mira a su espalda. Marcos y Juan se acercaban. Perfecto.
—¿Interrumpimos algo? —pregunta Juan y no puedo evitar entornar los ojos.
Edén vuelve a mirarme y puedo leer algo en su mirada, pero no estoy seguro de si es un "ya hablaremos" o un "no era importante". Creo que en ambos casos me equivoco, como siempre.
—Nada, ¿pasa algo? —pregunta a Juan.
—Quería comentaros una cosa —responde mientras se sienta al lado de Edén y frente a mí. Resulta extraño verlos tan cercanos después de todo lo que pasaron, pero si Edén está bien con ello no diré nada.
Marcos termina frente a Edén y a mi lado todos podíamos vernos.
—Creo que, por hoy, lo mejor sería no cambiar habitaciones —suelta el tío de golpe pillándome por completo por sorpresa. ¿Qué cojones? ¿Y esto a que viene ahora?
—Yo he estado pensando lo mismo —responde Ed al momento pillándome, otra vez, con la guardia baja —no es que no quiera, pero viendo cómo actuó Javier y cómo fue el día de hoy, no me resultaría extraño que apareciera algún profesor en nuestras puertas.
Lo peor de todo es que tiene razón. Con ese tipo nunca se sabe que puede pasar, seguro inventa algo. Mierda.
—Hoy no, pero tal vez mañana —termina de aclarar. Eso no quita que sea una puta mierda, joder.
Y de la nada Ed se levanta y se larga. ¿Por qué? ¿Hice algo mal?
Lo veo acercarse al otro grupo y unirse como si nada a la conversación sentándose entre la chica que antes ayudo y el chaval que creo que se llamaba Miguel.
Me puse en pie y fui hasta Winter y Alex, no quería hablar con nadie, no tenía ganas. Así que esta era mi mejor opción. El rato paso y me quede escuchando, pero no atendiendo, a su conversación. Hasta que de la nadame di cuenta que estaba caminando, bueno, siguiendo a los demás hacia el hotel.
El camino se me hizo corto y antes de lo que creí estaba sentado en la mesa del comedor del hotel sin una pizca de hambre. Esto era una idiotez.
Me levanté y sin decir nada salí del comedor, tarde unos segundo en llegar hasta el ascensor que parecía tardar una eternidad.
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Alma Quebrada
Romansa¿Qué pasaría si, en un solo instante, toda tu realidad, todo lo que te mantiene unido al mundo, se quiebra? ¿Te rompes por dentro? ¿Acabas con tu propia existencia? Tal vez puedan ser buenas soluciones, pero yo tengo una visión distinta de ello, o e...