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>Pikachu –este lo observó–, una vez que volvamos a Kanto, visitaremos a un gran amigo –sacó de su mochila un pequeño estuche y al abrirlo dejó ver una pluma de Ho-Oh. Pikachu se emocionó muchísimo, esperando esta vez lograr derrotar al ave legendaria–. Pero ya vamos a descansar, mañana será un día muy largo.

-Al día siguiente, Ash salió de su habitación, ya listo para partir a su hogar. Al estar en la sala de espera vio a sus amigos llegar-

>¡Buenos días, chicos! –saludó alegremente como de costumbre–

>Buenos días –saludó un desanimado Goh–

>¿Qué pasa, Goh? ¿No lograste dormir bien? –Antes de que el cuestionado respondiera, Iris le ganó la palabra–

>El niñito quería pasar toda la noche platicando contigo sobre tu gran logro –Goh la miró de mala manera, cosa que poco le importó a esta–, así que estuvo prácticamente toda la noche llorando.

>¡Yo no estuve llorando! –le espetó casi en la cara–

-Ash y los demás solo miraron la escena con cierta pena ajena, así que los dejaron ahí peleando, mientras iban por su desayuno. A los minutos los dos morenos se les unieron. Una vez finalizada la comida, salieron del centro pokémon, con destino al aeropuerto de Galar. Cada uno de ellos compró su respectivo boleto de viaje y comenzaron a despedirse una vez escucharon el llamado a abordar para cada uno. El primero en irse era Goh-

>Adiós, chicas. Y adiós, Ash –este último le colocó el brazo estirado con la mano en puño. Goh chocó su puño con el de su amigo y dando media vuelta se fue retirando. No sin antes voltearse y gritarles que dieran lo mejor de sí mismos en todo lo que hicieran–

>¡Tú también da lo mejor, Goh! ¡Espero que puedas atrapar a Mew! –Agitó su mano alzada, perdiéndolo de vista poco después– Bueno, creo que es mi turno –mencionó apenas escuchó la llamada para su vuelo–

-Dawn y Chloe despidieron, con cierta emotividad de por medio, al entrenador, mientras Iris fue algo más tranquila. Todas le desearon la mejor de las suertes y bendiciones en lo que sea que fuera a hacer. Él se sintió muy agradecido por las palabras de sus amigas y tras mencionarles que nunca olvidaría lo que vivió esos últimos días con ellas, dio media vuelta y se dirigió al pasillo para empezar su viaje.

Tiempo después, Ash llegó por fin a Kanto. Salió del aeropuerto y tomó rumbo al centro pokémon más cercano. Una vez ahí, contactó con el profesor Oak para que le enviara a Charizard. El profesor así lo hizo, aunque le mencionó que fue un poco descortés por no preguntar siquiera cómo estaba. Ash le pidió disculpas y le aseguró que una vez llegara a Pueblo Paleta lo saludaría como debe de ser. Eso alegró al profesor y enseguida cortó la llamada. El entrenador salió del centro pokémon y liberó a Charizard.

El pokémon no tardó en darle una calurosa bienvenida a su entrenador, rostizándole la mitad superior de su cuerpo. Pero después miró a Pikachu y ambos comenzaron a retarse. Charizard quería sentir de primera mano el poder que el roedor mostró en su batalla contra aquel otro de su especie, no obstante, Ash se interpuso entre ambos-

>Venga, amigos, entiendo que deseen medir fuerzas, me alegra mucho su espíritu de pelea, pero tenemos que ir a un sitio antes –Pikachu subió en su hombro–. Charizard, necesito que nos lleves a un sitio en específico. ¿Podrías hacerlo?

-Charizard asintió y les dejó subir, luego emprendió vuelo, siguiendo las indicaciones de su entrenador. Tras volar por un buen rato, Ash divisó las montañas a las cuales quería llegar y le señaló a su pokémon que aterrizara en lo más alto de las mismas. Cosa que así se hizo.

Tengo que ser siempre el mejor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora